Las dentelladas

¡Mal y de malas!

Por El Tiburón

Hay épocas en las que trae uno el santo de espaldas, mi estimado; tiempos en los que todo te sale mal; te peleas con tu vieja, riñes con tu mejor amigo, bueno, todos te miran feo. En esos días te descuidas y hasta te orina un perro y pa’cabarla no cualquier perro sino un rottweiler que si no dejas que te orine te muerde el muy desgraciado. O sea, de repente se vienen tiempos jodidos, difíciles de verdad. Una de esas épocas es la que vive ahora Albertico ¿Guinto? ¡N’hombre! Ese señor se la lleva tranquila, es procurador sin tener que ir a verle la cara a los diputados nomás por que su patrón es canijo y se niega a someter su nombramiento a la cámara de diputados, a pesar de que así lo ordena la ley. No. Al Albertico que me refiero es al director de Turismo de Zihuatanejo, Albertico Fernández Cabrera.
Primero andaba muy quitado de la pena por las “Uruapas” o vaya usted a saber por qué rincones del mundo, cuando, de pronto, sin decirle ¡agua va!, le dieron callo de la Dirección de Comunicación Social y le dejaron sólo la de turismo. Ni un telegrama le pusieron, nomás le cayó la de Damocles y ya. Luego jaló hacia otros países ávidos de escuchar su rollo y al regresar, que lo reciben los regidores y el presidente de la colonia Centro, Somer Ríos, con la exigencia de que entregue cuentas de sus múltiples viajes y que diga sobre todo cuáles son los resultados, o cuántos cientos o miles de turistas podemos esperar de cada país visitado por su “merced”. Y pensaba que ya era todo lo que le iba a llover, pero que le sale por ahí Mario Hernández Diego, presidente de los touroperadores y que le mete otra zarandeada bastante fea.
Y digo que ha de andar mal y de malas por que platican que el domingo próximo pasado alguien le prestó un helicóptero para que se diera una vueltecita por las alturas de Zihuatanejo; sin embargo no se sabe qué ocurrió pero de repente la aeronave bajó peligrosamente sobre los techos del primer cuadro de la ciudad y que comienzan a volar láminas, tejas y montón de pantaletas, truzas, calcetines con agujero y demás prendas que la cristiandad suele lavar y tender en los patios y azoteas de las casas. Lo peor de todo es que, aunque el piloto rápido “se tiró a perder”, dicen que alcanzaron a reconocer al pasajero que iba dentro del helicóptero así que de inmediato comenzaron las quejas y los improperios contra “Tico”. Cuentan que rápidamente el director de turismo fue por el director de obras públicas para que levantara el tiradero que dejó “Tico” con su helicóptero en el mero centro. Se entiende que no fue con cargo al erario, ¿o sí? Bueno, como sea dicen que rapidito arreglaron los de Obras Públicas el desorden.
Vaya usted a saber si el piloto andaba borracho o traía sobrepeso la nave, por que afirman que la misma gracia quiso hacer en la Unidad Deportiva y que alguna raza se asustó por que andaban, lo que se dice, volando muy bajo.
Cuentan que también allá por Barbulillas, donde se realizaba un evento de vehículos 4 por 4, de pronto comenzó a bajar el helicóptero. La raza pensó -¡Ahí viene Chaferino”, es el único que llega por aquí a bordo de esos aparatos del demonio! ¡Ahorita le saco para unas “medicinas”!, exclamaba una viejita. Mire, dicen que los 800 reporteros que cubrían la competencia, corrieron en tropel hacia donde descendía el pájaro de acero (me refiero al helicóptero) a ver si lograban una exclusiva, mínimo con el gobernador. Sin embargo, grande fue su decepción cuando vieron que no era Chaferino, bueno, ni Alejandro Bravo, sino “Tico” quien al parecer quería impresionar a alguien, llegando en helicóptero, como un gran señor. Y lo hubiera logrado si no hubiese estado en uno de esos días que todos tenemos en los que todo nos sale mal…