LAS DENTELLADAS

Otro futuro santo mexicano: San Pablo Gómez

Por El Tiburón

El 21 de diciembre de 2009, la asamblea legislativa del “defectuoso” -como cariñosamente llaman los chilangos al Distrito Federal- aprobó la legalización de las bodas entre personas del mismo sexo así como la posibilidad de que las parejas así formadas puedan adoptar niños desamparados. Hablando en términos llanos, esto quiere decir que, a partir de esa fecha, usted puede ir al Distrito Federal y casarse con su compadre o con su chofer o con el pelao que le guste y hasta pueden (usted y su pareja) adoptar un huérfano y si alguien se burla lo puede usted meter al bote por homofóbico, no como aquí en Zihua, que, además de que tiene que andarse escondiendo en el closet, tiene usted que aguantar las burlas sangrientas de sus camaradas que se dicen muy machitos aunque ya borrachos también “se les va la cucha al monte”, como solemos decir por aquí.
Como el “pederré” domina mayoritariamente ese cuerpo legislativo contrahecho, podemos decir sin faltar a la verdad que fue el “pederré el partido que aprobó tal iniciativa presentada por uno de sus diputados, llamados asambleístas.
En primera instancia fue el partido del bolillo en la capital el que protestó por que presuntamente había un acuerdo para aprobar las bodas homosexuales pero no las adopciones; luego le entró al pleito el PAN nacional, la jerarquía católica y hasta el Papa Benedicto XVI. Como ocurre en el futbol, la bronca se generalizó y poco faltó para que hasta la porra participara masivamente en la gresca.
Como respuesta al agandalle del partido del sol amarillo, la iglesia lanzó una ofensiva directa contra ese partido en todo el país, a tal grado que tuvo que salir directamente Jesús Ortega, presidente nacional del “pederrismo”, a tratar de parar los ataques de la iglesia que ha venido poniendo al partido de la revolución chichimeca como un partido enemigo de la fe de los meshicas católicos y como un partido aliado del “chamuco” por el que no hay que votar.
Ortega y un grupo de diputados exigieron la intervención de la SEGOB para frenar las violaciones de la iglesia católica a la “Ley de Asociaciones Religiosas y Libertad de Culto de parte de grupos de católicos que con sus actitudes discriminatorias y homofóbicas están generando un clima de confrontación social”.
Ante la virulencia de las invectivas de los curitas sin “merthiolate”, el valiente Chucho Ortega dio marcha atrás, se les arrugó el cu… tis ante la embestida de los señores de la sotana. Se ve que los “pederristas” estaban harto preocupados, pues, seguramente en un gesto de desesperación, de plano ofrecieron la cabeza del diputado Pablo Gómez en señal de arrepentimiento: Lo mandaron a pedir que se elimine totalmente el inciso E del Artículo 130 de la Constitución, que a la letra dice "los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios" (El Universal, 25 de febrero de 2010).
En sus alegatos, Pablo Gómez dijo que "El estado laico no contiene la prohibición para el ejercicio de derechos de ninguna clase de individuos y ciudadanos, la libertad de expresión es un derecho humano que no debe serle arrebatado absolutamente a nadie". Fue tan evidente que el diputado fue a arrodillarse a nombre de su partido, que el PAN de inmediato respaldó la iniciativa que, bajo esas condiciones ya va en caballo de hacienda. Ah y la jerarquía católica le aplaudió, poco faltó para que dieran por comenzado su proceso de canonización. Aunque he de decirle que pudiera darse por iniciado cualquier día, pues su grado de arrepentimiento por las blasfemías que pronunció toda su vida contra la iglesia es realmente ejemplar, que es lo que requiere la iglesia para declararlo santo.
Y fíjese usted que lo que ha llamado la atención poderosamente entre los que gustan de andar metiendo su cuchara en estos chismes es que hayan enviado a Pablo Gómez a bajarse los pantalones ante los curas. Si hubiera sido Ríos Piter no habría ninguna bronca pues hasta hace poco era del PAN, además ha andado brincando de partido en partido, es decir, es un pelao que se acomoda a cualquier senda, pero Pablo Gómez, camaradas, era (pues sí, era) de los viejos cuadros formados en el Partido Comunista, encarcelado por el estado en 1968, sin embargo, parece que el haber estado ya por varios períodos en las cámaras legislativas del país, recibiendo un montón de lana, ha terminado por convencerlo de que la vieja ideología comunista es algo que estorba cuando se tiene un nuevo estilo de vida, un estilo “nais”. Haber mandado a Pablo Gómez a pedir perdón, quiere decir que de veras están los pedorristas arrepentidos hasta de su pasado.

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