“SIN FIN DE HISTORIAS”

Por Ramiro Arturo Barrera Moreno

“EL ACAPULCO DE LOS SETENTAS”

“Yo soy mas hombre que tu” exclamaba el jotito que micrófono en mano se quebraba locamente en la pista. Los gritos de ¡joto, te la comes cruda!, ¡pinche putito de a peso!, retumbaban en aquel antro espeso de humo de cigarro, olor a orines y a perfume barato de mujer. El jotito sonriendo respondía “Ya les dije soy mas valiente que todos ustedes, ¿Por qué? Pus por que yo aguanto riendo, con lo que ustedes lloran”. La vocecilla chillona provenía del famoso Elías Acosta, alias “El Chiquito”, animador infaltable de los tugurios acapulqueños más concurridos de aquella época: El Gato Negro, La Bola, El Zarape y la  internacionalmente famosa “La Huerta”.
Entonces, la vida nocturna del puerto era muy intensa, diariamente había variedad  en la mayoría de esos centros de diversión, donde el atractivo era el burlesque, donde algunas bellas mujeres y otras no tanto iban despojándose de la ropa hasta quedar totalmente en cueros. En ese tiempo aun no se usaba el hoy famoso tubo. Como animadores o maestros de ceremonias, los mas famosos eran el ya mencionado Elías Acosta, quien además era fono mímico y era memorable su interpretación del famoso “Huapango Torero” canción originalmente interpretada por otro “finito” llamado Raphael; El Arancuan popular alburero identificado por su frase “Amiliseles Amigos” y Jhony Grey, un negron relumbroso muy alto de pelo afro, quien al hablar lo hacia con acento gringo y cantaba canciones en ingles, motivo por el cual la gente le gritaba ¡negro puto, eres de Cuaji!,(Cuajinicuilapa, tierra de negros en la Costa Chica)
¡No te hagas guey, eres de La Laja! (esa colonia donde por cierto nació otro negro mañoso, ya saben ustedes quien, que de albañil llego a goberladron).
El estilo de animar de Elías Acosta era muy celebrado, ya que al presentar a las encueratrices, tenia expresiones como “…..Y ahora con ustedes, la bellísima Zulema Said, alias Eduviges chicheloca, directamente del zoco arábigo del Papayo, municipio de Coyuca”, lo que causaba la hilaridad del publico. El “Arancuan”, era casi un anciano al que le gritaban ¡ya bajate viejito! A la vez que le dedicaban sonoras trompetillas. A lo que enojado respondia ¡con esa música te entierren desgraciado! O aquella de ¡dichoso clavo que poncho esa llanta! O su famoso “ese de la trompeta, ahorita va a subir para echarse un solo de corneta en esta (señalándose la entrepierna, para después aclarar), en esta pista”
De esos tugurios salieron mujeres  jóvenes que triunfaron en la Capital del País como Oralia Aley, Roció y Rosita Álvarez  y Blanca Nieves, a las que podemos ver de relleno en varias de las películas de ficheras de aquellos años.
Mención aparte se merece la famosísima “Mayambe” mujer exuberante, la cual al bailar al ritmo de los tambores, se contorsionaba en el piso como tlaconete con sal e invitaba a los mas osados a subir al escenario para besarlos y encuerarlos, a la vez que los incitaba a que colocaran su cara en medio de las piernas (de Mayambe obviamente), para después con rápidos movimientos perrunos de cadera los excitaba y ponía como brazo de santo. Lo malo del asunto es que al terminar su acto, la  Mayambe, se despojaba de su sostén y su peluca, quedando al descubierto que la guapa mujer era un hombre. Los chilangos gandallas que con frecuencia caían redonditos, eran motivo de burla y más de uno armó la gran bronca. Acabando con sus huesos en la pestilente barandilla.
Terminando las variedades, en medio de la madrugada, podía usted caminar tranquilamente por Avenida Pie de la Cuesta o por Ejido hacia el centro del puerto, sin que se registrara ningún incidente o hecho violento.
Tiempos idos que no volverán. Hoy Acapulco y otras ciudades de nuestro Estado son noticias nacionales e internacionales por su violencia  y por sus muertos. ¿Hasta cuando tendremos que aguantar?

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