Lo incompresible de los nuevos luchadores sociales perredistas

Por Abelardo García (a) El forajido

Ahora exigen de los gobiernos lo que ellos mismos rechazaron, canonjías, prebendas y hasta cuota de poder en la administración municipal priistas…


Algunas décadas atrás en que la vergüenza, la ética, la mesura, la prudencia caracterizaban la conducta del paisano quien sin distinción de partido, ideología partidista o creencia religiosa, se comportaba a la altura de las circunstancia con esa identidad propia de la gente de bien de provincia, que contrastaba  con los individuos  de la ciudad y que en  los terrenos que fueran blandían esas banderas, solían ser los hombres honestos que en los procesos electorales no se prestaban a cochupos y que más tarde cuando los triunfos electorales se daban, sencillamente los aceptaban y de ser estos adversos solamente volvían a desempolvar la tarecua, el machete y el azadón  para regresar a sus actividades comunes y seguir en el propósito de subsistir de manera decorosa y honesta con sus dependientes familiares o conyugales.
En los pocos viejos tiempos cuando una administración terminaba incluyendo del mismo partido recibía y entregaba, los que les tocaba salir, se preparaban con tiempo para hacerlo, incluso desde que ya era candidato electo, este enviaba personas a las áreas estratégicas para iniciar el proceso de entrega recepción el que se iniciaba sin problema de las parte alguna y en el que las partes se prestaban sin complicar a los ediles el proceso, sin que los que ostentaban aún el poder se opusieran resistencias o complicara las cosas y sin que  tampoco el que llegaba se sintiera el ultra porque iba a disfrutar de las prebendas del poder por un periodo más.
Fue con la llegada del PRD en los tiempos del período de Pancho Chavarría que los redentores del fracaso, porque no se les puede llamar de otra manera,  los que al llegar a la administración con el machete desenvainado afilado despalmado de las dos filos para terminar con todo vestigios de priistas en la administración al grado que se recuerda no con mucho agrado como ya siendo presidente municipal en funciones y visitaba alguna obra en proceso, se le señalaba a algún albañil o peón que hubiera apoyado al priismo lo que era más que suficiente para correrlo, sin que este se regresara a demandar finiquito o liquidación alguna, aún cuando se  halla sido funcionario del nivel que haya sido, lo que deja en claro la calidad sin duda de estas personas independientemente de la actividad partidista.
Sin embargo ahora ya es una moda o forma común  de los trabajadores despedidos con fundamento o sin él  recurrir a los tribunales para exigir reinstalaciones en la comuna, exigiendo sendas cantidades en contra no del que los despidió sino en contra de las finanzas y recursos que no son del presidente en funciones o demandado sino de lo que significan obras, servicios y acciones  en beneficios de las mayorías.
Ahora los perredistas exigen componendas, prebendas y hasta cuotas de poder de las administraciones priistas, un número determinado de plazas para trabajadores que por ser recomendados de los regidores o del partido no hacen más que hacer que hacen  y no hacer nada, una forma moderna de hacerle al “aviador”, todo porque son lo que son y eso  les da derecho a exigir aún cuando las elecciones definitivamente las perdieron, lo que deberían entender y permitir que sea el gobierno priista el que se haga bola y gobierne como le corresponde y le convenga a sus intereses políticos y personales.
Sin embargo en el gobierno de Albino Lacunza se les dio la oportunidad de algunas posiciones, las que sin embargo a un año y medio de funciones no lograron afianzarse con trabajo, sino que más bien aprovecharon para estar inmersos en la administración captar información y  más tarde  recurrir al partido a las reuniones dominicales a tirar pestes de la administración, lo que se antoja anti ético, anti procedente, desleal, porque como las cabras del monte que “maman y dan topes”.
La moneda está en el aire, el presidente Albino Lacunza dio el inicio a la depuración de tantos huevones que por el solo hecho de haber realizado algunas maniobras no muy honestas para apoyar en campaña al ahora presidente se sienten con el supremo derecho a vivir de la ubre presupuestal sin justificación alguna, lo que se antoja  de poca calidad tanto moral, política como social.

1 comentario:

  1. Muy buena columna,bien escrita. Proyeccion total, radiografia o autorretrato del que la escribio. ¡BRAVO! es INCOMPRENSIBLE... Tu cinismo.

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