“SIN FIN DE HISTORIAS”

Por Ramiro Arturo Barrera Moreno

“EL INGENIO MEXICANO” (PARTE II)

Después de una ausencia involuntaria debido a problemas personales, regreso con mis amables lectores del “Diario de Zihuatanejo”, agradeciendo nuevamente a mi amigo Chòn Nogueda la oportunidad de publicar mis textos. Se que algunos de mis escritos han provocado controversia y enojo en algunas personas (que por fortuna para mi son los menos). Doy las gracias también a quienes se han tomado la molestia de escribirme a mi correo electrónico sean reclamos o saludos afectuosos.
Las que han causado más polémica, han sido mis historias sobre la picardía de los mexicanos. Reconozco que el lenguaje que he utilizado en ellas a veces suena fuerte y ha causado la irritación de algunos, pero para mal o para bien de todos nosotros y querámoslo o no es parte de nuestra vida cotidiana y no podemos ignorarlo.
A petición de los muchos que me han escrito, retomo el tema del ingenio popular de los habitantes de nuestro país y hoy les doy a conocer un popular poema que debe leerse con atención y sobre todo no PREJUZGARLO desde el inicio. Por favor léalo todo completo y después opine.


LA PRIMERA VEZ
(AUTOR ANONIMO)

Con ternura te la abría,
más  tu temor inicial
me hizo suponer normal
tu queja,  por que te hería

Yo seguí perseverante,
tu la veías perdida,
fui mas tierno que un amante,
no merecí tu mordida

Por fin, como una gran puerta
entre gritos y sofoco,
molesta por aquel foco
rendida quedaste abierta

Penetré con gran cuidado,
siempre  he tenido talento,
y haciéndome el despistado
metí todo el instrumento.

Tu rigidez inicial,
Se convirtió en movimiento
con un terrible lamento:
¡Me haces daño animal!

Poco a poco entre dolores
logré  aquello que deseaba,
tu sufrías estertores
y se te chorreaba la baba.

Cuando creí conseguido
mi objetivo principal,
me di cuenta que al final
aún no cobraba sentido.

Entonces me hice un enredo,
al ver que no te alcanzaba
metí un dedo, el otro dedo
pero nada… no llegaba.

Toda una mano, ya vez,
tampoco fue suficiente,
si no fuera tan decente
te habría metido los pies.

Las fuerzas se me escapaban,
tú no me dabas respiro,
mis piernas flojas temblaban
no permitías el retiro.

Saque los dedos y la mano,
tú ya no tenías aliento,
te retorcías cual gusano
y ¡no salía el instrumento!

Tanto que me costó meterlo
y ahora no podía sacarlo
te juro que temí perderlo
¡ya nunca podré ocuparlo!

Y en el último momento
como fondo un grito ahogado,
salió todo el instrumento
baboso y ensangrentado

 respiraste satisfecha,
mi suspiro fue más vago,
me miraste con reproche,
ni las gracias, ni un halago.

Se que estás adolorida,
mas te vas, corre que vuela
te vas desagradecida
pero¡¡¡Por fin te saque la muela!!!

Nunca forme un juicio de un escrito, si no lee todo el contenido del texto.
Correo electrónico:
ramarbamor@hotmail.com.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario