MI RETORNO AL PASEO DEL PENDÓN

Por Ramiro Arturo Barrera Moreno

Con entusiasmo repetí  innumerables veces ¡después de diez años estaré nuevamente en el Paseo del Pendón en Chilpancingo, mi tierra natal!. Con cuanto orgullo repetí  esa frase a mis amigos y familiares, que creo ya los había enfadado. Dormido y despierto soñaba con aquellas épocas de mi niñez y juventud, presenciando el desfile de las danzas tradicionales de todos los chilpancingueños conocidas. Así mis expectativas crecieron tanto que recordaba las afirmaciones del actual Patronato de la feria: “Esta será uno de los Paseos del Pendón mejor organizados. No correrá el alcohol como en años anteriores “. Radicando fuera de Guerrero mis ansias eran mayúsculas.
Después de una larga e impaciente espera, llego el ansiado día: domingo 19 de diciembre del 2010. Acudiría a tan importante evento con mis padres, mis dos nietecitas (seis y tres años), mi nuera y mi hijo.
Domiciliados en la calle Zaragoza, en la col. Los sauces, decidimos presenciar el desfile instalándonos en la Av. Álvarez, casi frente a una de las tiendas de logotipo rojo, que dicen las malas lenguas son de un tal Zeferino. Mi comedido padre desde las ocho de la mañana, cargo con cuatro sillas e intento ganar lugar, siendo rechazado de dos lugares que ya estaban “apartados”, hasta que amablemente una bondadosas familia permitió se instalara en la entrada a su cochera. Allí apartando el lugar permaneció hasta las once de la mañana en que llegamos los demás familiares.
A medida que el tiempo transcurría una multitud  llegaba buscando acomodo, de tal forma que para la una de la tarde, todas las banquetas estaban atiborradas y no cabía un alfiler. Mientras el desfile de danzas comenzaba, un desfile de jóvenes y no tan jóvenes circulaban por la avenida con toda clase de bebidas desde la clásica caguama, pasando por el mezcal, tequila, ron, brandi, whisky, vodka y otras marranillas. Era pues, un acto etílico multitudinario de una sed inapagable.
Por fin a la una treinta de la tarde la descubierta del desfile hizo su aparición y también aparecieron frente a nosotros, en un negocio de lavandería y renta de trajes, un imberbe político local, que comenzó a regalar sombreros de palma, de esos que en Chilapa los encuentra uno a diez pesos. Y en menos de lo que se lo cuento se plantó delante de nosotros un tipo gordo, calvo y panzón que en el clásico agandalle instalo sus sillas plegables y nos atajaba la vista. Por educación y para no pelear mejor ni chiste, pero ese fue mi primer coraje del día.
Antes de pasar el primer contingente desfilaron más de veinte vehículos de lujo, algunos blindados. Un vecino  comento: “Miren allá van nuestros impuestos”. Era evidente que esos carros eran de los funcionarios que abrieron el desfile. Al poco y cogidos del brazo sonrientes, sudorosos y rodeados un sinnúmero de guardaespaldas, Astudillo y Zeferino daban a conocer por enésima ocasión su público romance. Algún malintencionadoespetó: “esa pareja pasara a la historia al igual que han pasado uña y mugre, calzón y caca, viruta y capulina, salinas y rocha, fox y martita y otras de funestos recuerdos”.  En tanto el político regalasombreros  corrió a saludar atentamente a Zeferino y a Astudillo (en ese momento se me cayó mi refresco y yo no vi pero dicen que hasta un ósculo les dio, a mí no me consta pero eso dicen los que si vieron). Vale decir que detrás de estos dos personajes venia una porra de más de cincuenta jóvenes con playeras blancas con insignias verdes así como paliacates también verdes quienes se desgañitaban lanzando porras y vivas para el Presidente Municipal de Chilpancingo y el Gobernador en turno. A cada porra, un sujeto alto y negó como de dos metros contestaba con un vozarrón “puuutttoss!
Así rapidito pasaron los primeros contingentes de danzantes, que más que danzar corrían para alcanzar a los otros que apuraban el paso. Allí fue donde la puerca torció el rabo, ya que varios contingentes de jóvenes la mayoría ya ebrios, se revolvían con los danzantes y no los dejaban ejecutar sus evoluciones. Ese fue mi segundo coraje del día
De pronto dejaron de pasar las danzas, se abrió un paréntesis de casi quince minutos, ¿Qué paso nos preguntábamos todos? Que ya se acabó esta fregadera o que chingados. De pronto llego el barrio de Santa cruz, después Tequicorral, y ¡otra vez se cortó el desfile! Después de varios minutos otros danzantes, me alegre cuando los del baile del lagarto bailaron frente a nosotros y el lagarto de larga cola, comenzó a lanzarla contra los bailarines armados de filosos machetes. Entonces el Gordo pelón panzón que obstruía nuestra vista se levantó de sus asiento y se puso detrás de el para no recibir un coletazo. Para mi mala suerte no le toco ningún golpe, aunque lo deseaba con toda el alma.
Continuaron pasando grupos de jóvenes alcoholizados, algunos cayéndose, otros haciendo sus desfiguros. Lamentablemente la mayoría menores de veinte años. ¿Me pregunto que hizo el Patronato para evitar esos bochornosos espectáculos?
Hartos y desilusionados a las tres de la tarde, mis familiares y yo optamos por retirarnos  del lugar: “mejor vámonos a la casaa comer pozole y chalupitas” me auto consuelo. Volteo a ver al diputado joven y alguien me dice “está recién casado y tiene un gran futuro”. Tal vez contesto, pero con esa cara de funeral que tiene no va a llegar muy lejos, ojala aprenda a sonreír, contesto.
Termino de comer y salgo de la casa a comprar un refresco, un vecino me comenta, acaba de terminar el Pendón, miro mi reloj, pasa de las cinco de la tarde. O sea nos perdimos dos horas de desfile y de ver más muchachitos  y no tan muchachitos entregándose en los brazos de Baco en una acción dipsomaniaca y publica.
A las seis y media salgo a caminar, regreso al sitio donde estuvimos presenciando el desfile y aún hay muchísima gente en las banquetas consumiendo toda clase de bebidas embriagantes. De pronto, un muchachito de unos 17 años totalmente borracho me dice “soy sicario y trabajo para la maña, dame cien pesos o te parto tu madre”. Sigo de frente ignorándolo, cuando volteo y lo escucho repetir la misma frase a una señora que lo ve asustada.
Sigo caminando por la Avenida Álvarez y en un pequeño negocio de comida denominado “El comalito”, tres mujeres y dos hombres enloquecidos por el alcohol, luchan cuerpo a cuerpo y ruedan por el piso lastimándose manos y piernas; de pronto el sujeto más corpulento carga en vilo a una frágil mujer que lleva puestos unos  grandes lentes de sol y la sorraja contra la pared cayendo al suelo desmadejada. Entonces salen sus familiares y recomienza una nueva batalla campal.
Sigo mi camino y bajo hacia la Avenida Alemán y frente al negocio “El pollo feliz”, una nueva gresca entre varios individuos deja como resultado ojos morados y hocicos sangrantes. Frases como “te voy a matar” y “no sabes con quien te metes” salen a relucir junto con otras palabras gruesas que ofenderían a nuestros lectores.
Desilusionado, triste, molesto me encuentro con un amigo y me dice ¡Gano el tigre de San Mateo!, lo saludo y me encamino a un ciber, donde escribo esta crónica que será leída por unos cuantos y no pasara nada. Seguramente el año próximo las cosas serán iguales o peores. Por lo pronto a todos les deseo felices días de feria.

2 comentarios:

  1. Apreciable Sr. RAMIRO, con profunda tristeza y a la vez coraje leo poco a poco sus lineas y nada de esto es desconocido para mi, yo al igual que usted soy chilpancingueña y me duele en el alma saber que año tras año es lo mismo y peor, el año anterior al salir de vacaciones rapidamente me traslade a mi tierra natal para llevar a mis pequeños niños a presenciar el paseo del pendon y me quede arrepentida de haberlo hecho quede muy decepcionada de ello por que a los ojos de las autoridades nada de esto es oculto y da una enorme pena ver como la sociedad en su mayoría jóvenes se pierden entre las garras del alcohol provocando con ello mucho desmán por todas las avenidas principales, no niego que hace años era una de las mas hermosas tradiciones y hoy por hoy una vergüenza que se realice....

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  2. ARTURO.- TE FELICITO POR TUS COMENTARIOS, YA EXTRAÑABAMOS TUS NARRACIONES.- QUE LASTIMA QUE LAS TRADICIONES DEL PUEBLO SE CONVIERTAN EN BORRACHERAS; SEGURO QUE LOS QUE REGALABAN SOMBREROS Y LOS DE PLAYERAS VERDES SON DEL EQUIPO DE CAMPAÑA DEL CHUQUY,
    ¿ QUE OTRA COSA PODIAMOS ESPERAR DE ELLOS ?
    SALUDOS DESDE ZIHUATANEJO.

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