Esta ocultación nada casual, ha propiciado que en los últimos 2000 años, muchos hombres pasaran y sigan pasando por en¬cima de personas y animales, sobre todo si esto no les afecta personalmente. Lo que en determi¬nados casos les arroga el derecho a matar a personas (basándose p.ejm. en la teoría de la guerra justa, legítima defensa, etc., desarrolladas por teólogos y juristas católicos como Tomás de Aquino y otros) y por su¬pues¬to a animales. ¿Pero quién tiene el derecho a quitarle conscientemente la vida al próji¬mo, así como también al animal? Solamente el hombre, quién no le ha dado la vida ni al hombre ni al animal, mata la casa del alma que es el cuerpo y mata al animal. ¿Quién le ha dado pues al hombre permiso para hacer esto? ¡Jesús no habló nada de ello!
Actualmente para justificar el asesinato se diferencia entre “matar” y “asesinar”. Sin embargo, según la Ley universal, que es la fuerza que nos une a toda vida dice: lo que el hom¬bre haga a otros, se lo está hacien¬do a sí mismo. Porque usted mismo qué preferiria ser matado o ser asesinado; posiblemente usted dirá, «me da igual, al final me han quitado la vida». Lo mismo vale para animales que son mantenidos en jaulas para ser matados. Además Dios previó a la naturaleza como el espacio donde los animales deben vivir. El no creó jaulas pa¬ra Sus criaturas. Solamente los hombres se arrogan el derecho a encerrar a los animales y hacerles que vivan vegetando en un es¬pacio reducido.
Quien haya aprendido a sentir cómo les va a los otros, nota que los animales también sienten de forma parecida a nosotros, pues ellos sienten alegría, dolor y sufrimiento. Y quien desee al¬canzar de otro modo la visión viva del destino que sufren los animales, podría situarse en el lugar de la vaca que es cebada o de la ga¬llina en la jaula de una granja aví¬cola, o en el de un bebé foca que se encuentra tranquila¬mente en la orilla tomando el sol y al que se le acercan hombres con garrotes en la mano, que quieren arrancarle la piel. Quizás también se imagina us¬ted qué es lo que siente la madre foca cuando vuel¬ve de alimentarse y en lugar de su bebé en¬cuentra una masa de carne cruda ...
Si las personas deseamos que se respeten nuestros derechos humanos, ¿no deberíamos empezar a respetar los derechos de los más inocentes y desprotegidos ?
Vida Universal
Ana Saez Ramirez
45.271.959 R
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