El Gabinete

Por Crescenciano Morales Moreno

A menos de un mes realizadas las elecciones para gobernador, las especulaciones y en cierta forma las presiones sobre la integración del gabinete de Angel Aguirre, están a la orden del dia.
A la vieja usanza hay quienes pretenden cobrar supuestas facturas aduciendo ser los aportadores de los grandes porcentajes de la votación ganadora, sustentan su dicho en las burocráticas e increíbles listas de nombres, domicilios y a veces registros de credenciales de elector, imposible de probar que o como votaron sus titulares, por la secrecía del sufragio.
Lo irrebatible es que la gran cantidad de votos que da legitimidad al triunfo de Angel Aguirre se debe a una convencida participación ciudadana a su favor, merced de su carisma y magnetismo personal.
Más claro lo expresó el destacado maestro del periodismo, Carlos Marín, cuando explica que el fenómeno de esta elección no fue la pasión popular, sino el delirio por Aguirre Rivero.
Y es que el tiempo transcurrido, aunque mínimo, nos permite una mejor percepción. A pesar de los escazos recursos, de factores hostiles e inhibidores contra la ciudadanía, de las no presencias de Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, que para algunos eran determinantes, las gentes afines a ellos reconocieron con su voto el liderazgo político y la convocatoria de Angel Aguirre en Guerrero.
Las facultades constitucionales del gobernador electo y su conocimiento de los guerrerenses, de su problemática, el compromiso histórico que concertó para transformar la entidad, son garantías de que sabrá conformar un equipo donde se entreveren la confianza imprescindible de la experiencia, con la dinámica y tecnología de las nuevas generaciones, sin personas de trayectorias cuestionables.
La designación del licenciado Humberto Salgado Gómez para encabezar el equipo de transición y después la Secretaría de Gobierno, es la primera muestra. Con el mismo desempeño en el gobierno de Alejandro Cervantes Delgado y el interino de Aguirre, es el mejor conocedor de esa sustancia que magnifica las relaciones entre el gobernador y sus gobernados.
Nunca será pretencioso, osado o utópico, esperar que en el gobierno de Angel Aguirre empiecen a desmantelarse las viejas estructuras inoperantes y a erradicar los atavismos mentales para rasguñar lo que puede ser una verdadera transformación de Guerrero. El gobierno no podrá hacerlo sin la participación del pueblo convencido y decidido.
Se tiene que recuperar un valor cuya reducción es sintomática en todas partes del planeta donde los niveles de bienestar se han desplomado: la educación de calidad. Hay que empujarla paralelamente a la organización para la productividad.
La experiencia de la diputada profesora Silvia Romero Suárez, en la conformación de grupos sociales, su ejercicio pedagógico con generaciones desde el preescolar, la academia y la educación a niveles de adultos mayores, evidencian su idoneidad para guiar la gran cruzada educativa que ha planteado Angel Aguirre y a Guerrero urge.
No es dificil encontrar en los medios de comunicación a tricolores y amarillos, exalcaldes, exdiputados y exfuncionarios administrativos, autopromoviéndose con el regocijo de algunos columnistas pescadores de mar revuelto, compartiendo la creencia de que el pueblo no tiene memoria histórica.
Los nombres del senador Lázaro Mazón Alonso y del diputado Sofío Ramírez, también fueron avalados por el gobernador electo porque tienen verdadera comunión con los sectores de salud y rural, más que por ser operadores en la campaña. Conjugan experiencia y confianza para los proyectos del gobernante.
Es plausible que las organizaciones sociales estén presentando propuestas y proyectos, es parte del ejercicio democrático al que debemos acostumbrarnos, con el entendido de que proponer no es imponer y de que sobre las pretensiones e intereses personales o de grupo, está el interés general, al que podemos aportar todos desde la más modesta trinchera.

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