Río de Atoyac contaminado de heces fecales humanas, estiércol y basura.

Por Jorge Falcón

Atoyac.- Pese a que hace siete meses, esta cabecera municipal fue considerada como en el penúltimo sitio por el Instituto Nacional de Competitividad (IMCO) de ser la ciudad con más carencias en sus servicios públicos, en la administración gubernamental para con la sociedad; pero además carente de políticas públicas, no ha remontado ninguna vertiente social, para lograr resarcir ese puntaje que la ciudad histórica este en manos de un gobierno irresponsables, esto lo manifiestan diversos ciudadanos que destacan que “se hace necesario un trabajo constante para darle a Atoyac una mejor visión como ciudad.

Gabriel Urioso, de El Porvenir, quien destaca que él acarrea mercancía al mercado de la ciudad y detalló que a espaldas de éste existe un chiquero, donde crían marranos, perros, chivos y poseen un caballo, donde todas las defecaciones de estos van a dar directamente al río Atoyac, trayendo con esto severa contaminación. La cual no ha sido sancionada por la misma autoridad de salud municipal, sino más bien la tolera.
El entrevistado indica que en las ovaciones que es lavado este corral, donde se confunden diversos animales, las aguas van a dar directamente a los mantos friáticos del torrente de río que afecta a las playas del Océano Pacífico, principalmente a las costa de Coyuca de Benítez y Hacienda de Cabañas, en San Jerónimo y Michigan en Tecpan de Galeana; por lo que impunemente contamina el medio ambiente.
Independientemente de esto, este establo está a escasos metros del mercado, de establecimientos de ropa y enseres para hombres del campo, donde las bacterias pululan y los olores inunda una parte importante de ese centro de abasto; pero lo indignante es la impunidad con que opera dicho chiquero, presuntamente con la anuencia de la autoridad de gobierno de Carlos Armando Bello Gómez.
De ello, Greenpeace ha tomado cartas en el asunto y ha subido a su portal este desaseo que se da en uno de los riíos más importantes de la costa grande; y, tal parece, uno de sus investigadores estará por estos rumbos en fechas próximas. Porque aún las emandas no han sido atendidas por una autoridad anodina y con peculiar estilo de gobierno al de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, que no oye las demandas populares.

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