Entre la verdad y la ficción

Por Jorge Luis Falcón Arévalo/ Grado Cero Press

Ruda contra técnica

Quienes estamos inmersos en la academia, sabemos con sapiencia cierta y con el conocimiento que la universidad marca y define, entendemos quien es la maestra Rosa Icela Ojeda Rivera. Master en el estudio profundo de las causas y efectos de la mujer en México; pero, propiamente en Guerrero, zona de ultraje, violencia y discriminación de las féminas.
Pero también quienes estamos inmersos en los medios masivos de comunicación, sabemos y entendemos quien es Rosario Herrera Ascencio, que de sobra conoce las actitudes de la mujer aguerrida y pujante en las lides de la polaca, donde  estar en línea de fuego se requiere de mucho esfuerzo, labia y encantos que no se resuelven con maquillaje.
Ambas dos, mujeres guerrerenses que desde sus diversas trincheras han buscado descifrar, entender y encaminar a la mujer en los diversos caminos que cada una de ellas tienen como plataforma;  conducir ese espíritu bello y pletórico de encantos intelectuales y educativos.
La ex legisladora y actual funcionaria de la burocracia destaca que “no son feminicidios los crímenes ligados a delitos federales. Rechazando la ola de éstos”. A lo que la académica y estudiosa y titular del Observatorio de Violencia contra las mujeres “Hannah Arendt”, señala, que “hay que estar mal de la cabeza; porque debido a los feminicidios en Guerrero, se tipifico y creo en el 2007, la Comisión Interinstitucional para el Seguimiento de Feminicidios”.
Mientras una desde las aulas sabe y precisa estos delitos de lesa humanidad; la otra, en el tabledance de la polaca, esgrime argumentos, tal y como bailan la pieza, en sus apuntes. Ambas con ópticas divergentes. Ambas mujeres de aplomo y madurez. Pero cada quien con sus cánones y dogmas.

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