AYOTZINAPA, ángel o demonio

Lázaro Ramírez Cervantes

Nos viene a la mente el pasaje bíblico de Cristo en la crucifixión. Antes de morir, y alzando la mirada al cielo, pronunció las palabras finales: “Perdónalos Señor, no saben lo que hacen”. Uno de los ladrones, de los dos que lo acompañaban en sendas cruces, le dijo: “Sí saben lo que hacen, Señor, nomás que se hacen pendejos”.

En la caso de la Escuela Normal de Ayotzinapa se escuchan voces discordes al propósito con que fue creada la susodicha normal.
¡Que se cierre la Normal!, nido de asesinos. Terroristas, fábrica de delincuentes. ¡Crucificadla!. Que “chulada”.
Quienes no conocen la vida de esta institución, emblemática en la Historia de le Educación en Guerrero, están en su derecho de pedir el paredón para la Normal de Ayotzinapa, particularmente para los alumnos. O sea, “muerto el perro, se acaba la rabia”. Sin detenerse a reflexionar que hay muchos perros potencialmente rabiosos. Todo efecto tiene una causa. Partiendo de este aforismo, deberíamos de pensar en las causas que generan ciertas conductas. El niño que quiere comer, llora; al taxista, que sube y baja a sus pasajeros donde le da su chingada gana, le gritan los conductores que quieren avanzar; a un gobierno corrupto y arbitrario, le hacen una manifestación o un plantón. Considerando estos simples ejemplos, y si se escuchan las justas demandas y protestas de los estudiantes con la intención de buscar alternativas de solución, contribuiremos a evitar acciones al margen de la ley. Pero si ponemos oídos sordos a sus reclamos, las consecuencias pueden ser trágicas como la muerte de los dos estudiantes y la del trabajador de una gasolinería en Chilpancingo.
La Escuela Norma de Ayotzinapa tiene, en su historia, una historia llena de contrastes; una historia de lucha desde su nacimiento en condiciones muy precarias allá en el año 1926. En marzo estará cumpliendo 86 años de fructífera existencia. En todo el país, particularmente en Guerrero, hay miles de profesores, -jubilados o activos- egresados de esa benemérita institución.
No es la primera vez que la calumnia y la infamia son las etiquetas que le han colgado a la Normal de Ayotzinapa. En 1941, un grupo de profesores y alumnos esquiroles, calumniaron a otros profesores y estudiantes de haber quemado la Bandera Nacional. El tiempo puso a cada quien en su lugar y la falacia no prosperó.
Ahora se le cuelgan los mismos marbetes. Personas hay, de piel sensible, que piden el patíbulo para la comunidad normalista de Ayotzinapa porque “secuestran” autobuses, cierran autopistas, toman casetas. Son unos vándalos, seudo estudiantes criminales. Y qué más?
Los grandes movimientos sociales no se hicieron con ramos de flores. A Emiliano Zapata lo tildaron de robavacas, saqueador, asesino. Ahora Zapata es el símbolo del agrarismo en México. Nadie puede estar de acuerdo con las acciones fuera del marco jurídico y que perjudiquen a personas inocentes. Pero tampoco será con balazos como habrán de buscarse y encontrarse las mejores soluciones que concilien y armonicen las partes en conflicto. Pueden existir otros motivos causantes de estos lamentables acontecimientos. Uno nunca sabe.
Esperemos el resultado de las investigaciones de los órganos jurisdiccionales y en base a sus conclusiones, emitir nuestras opiniones y exigir el castigo para los transgresores de la ley. No podemos condenar a priori. Sino, habremos de parafrasear las palabras de Cristo: “Perdónales, Señor, no saben lo que dicen. O sí?.

2 comentarios:

  1. Estas perdido amigo como puedes comparar el movimiento de emiliano zapata con el movimiento de los pseudo estudiantes de ayotzinapa, esos son unos bandalos, recuerda que los derecho de una persona terminan donde empiezan los de otra y estos ayotzinapos afectan a terceros no con sus demandas, sino con los delitos que cometen para hacerlas, hablo por experiencia propia que he tenido el disgusto de conocerlos

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  2. Excelente la opinión del Profr. Puso el acento a la íes, lo que me asombra es que se le haya permitido salir a la luz pública, en uno de los medios de la familia Cantú, que no hay un dia en que no se denoste a esos "vándalos", "terroristas", etc, a la prole pues, me congratulo que el profr. no se haya influenciado por la artillería mediática emprendida por la prensa local y estatal.

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