Se tiene que reconocer y decir.
In memorian: Para mi amigo Gonzalo Rivas y la de aquellos que luchan a diario por subsistir en este paraíso equivocado de injusticias y de raras expresiones de equidad social.
Los tristes acontecimientos que se dieron en nuestra capital hace cosa de unas semanas, en los que se ultimaron a dos jóvenes estudiantes y en los que también murió pocos días después nuestro amigo Gonzalo Rivas, desgraciadamente no es más que el resultado de la intolerancia por un lado de los tradicionales agentes del gobierno que en otros tiempos ya también reprimieron a las manifestaciones sociales y por otro de los esquemas equivocados y de mala interpretación de lo que significa nuestra libertad de manifestación y de la propia expresión en cualquiera de sus formas.
Desgraciadamente tenemos como sociedad que sufrir pérdidas de vidas para caer en la cuenta de que nos equivocamos al elegir a gobernantes que dentro de sus compadrazgos con los que se identifican tienen a personas que aún piensa que con la bota, el tolete, la bayoneta y ahora con las ráfagas de las modernas armas que mutilan nuestras consistencias y certidumbre social, dejando en un franco estado de vulnerabilidad a nuestros pueblos, pueden y deben de buscar su permanencia en el poder, para tener bajo el sometimiento y el control a aquellos que en una constante lucha buscan mejores formas de existencia y que ese ya sector de poder que durante décadas ha vivido a expensas de los recursos del estado, les niega a permitir salir.
Las muertes de los jóvenes estudiantes de la histórica escuela normal de Ayotzinapa, de la no menos noble ciudad de Tixtla, y de nuestro amigo de juventud y de trabajo Gonzalo Rivas de quien no se menciona que sus primeros trabajos de diseño y de mantenimiento en computación los hizo precisamente en el periódico “El Sol de Chilpancingo” en el que junto con Tomás Nolasco actualmente jefe de prensa del “Diario de Guerrero” y este servidor tuvimos la oportunidad de conocernos en la casa editora una de las más viejas en el estado que es precisamente propiedad de Pedro Julio Valdés Vilchis, hombre de todas las confianzas, uno de los 70 compadres y director de comunicación social del gobernador Ángel Aguirre, lo que no se dice tal vez para evadir alguna responsabilidad moral o de cualquier otro tipo, que seguramente podría provocar que salga a la luz la calidad e identidad de uno de los hombres mas cercanos al gobierno y sus particulares características del trato que este tipo le da a los trabajadores de su empresa.
Triste es ver como el gobernador del estado seguramente a la sugerente asesoría del compadre Pedro Julio decidió hacer uso de la muerte de nuestro amigo, para darse un toque de publicidad y decir a la sociedad y a los sectores que están exigiendo su salida y desafuero que no tuvo responsabilidad alguna en los hechos en el que perdieron la vida nuestros hermanos paisanos, cuyas muertes aún está en el dolor de sus padres, compañeros de lucha y estudiantes y en la mayor parte de los paisanos guerrerenses.
No se puede tapar el sol con un dedo, detrás de estos hechos esta la reacción, la aptitud de ese grupo enquistado en el poder político y económico que no permite que otros sectores salgan del atraso, seguramente por el temor de que estos al tener mejores condiciones de estudios y de existencia, promuevan que ya no vuelvan a estar en el disfrute de las mieles de las componendas de las riquezas del estado de la que malamente ellos se dicen los administradores y con la capacidad de decidir con quien sí y con quien no la comparten.
El temor del ya viejo y desfasado equipo de gobierno de Ángel Aguirre quienes sin dudas se están recuperando de sus fracasos económicos una vez más, no cejan en esas pretensiones de permanecer por tiempos indefinidos en el poder, el que prefieren heredarlo a sus descendientes directos hijos y ahijados, que permitir que las clases y sectores sociales por medio de la educación y preparación crezcan y se desarrollen para que eviten su proliferación.
La lucha es una y es por lo mismo el que tiene el poder contra los que no tienen nada, sea político, económico o de oportunidades y ahí una vez más están otros hermanos masacrados a igual que en el 60, 68, 70 y en el Charco y Aguas Blancas. Seguramente le harán más y más homenajes a Gonzalo por su aptitud de responsabilidad heroica y en un afán de populismo a sus hijas y deudos hasta los hagan becarios y funcionarios, pero en el futuro de los hermanos y amigos de los jóvenes masacrados de ayotzi qué les espera. Seguramente que más represión y hasta la cárcel si no es que algún “desconocido” amigo y miembro de las fuerzas armadas del estado decide coartar de manera inmisericorde y cobarde su existencia. Pobre pueblo y estado nuestro. Que ni qué.
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