LA RUEDA DE LA FORTUNA


El transporte público de Atoyac, negocio muy particular

En Atoyac de Álvarez, al igual que en otros lugares del Estado de Guerrero, se incrementó el costo del pasaje en el servicio que dan las combis y urbans. Nada novedoso de este asunto, pues cotidianamente suben los precios de las gasolinas, el dissel, el gas, y tantos otros productos de primera necesidad  en el hogar.
Es por ello que este aumento, como parte de la vorágine de incrementos que vivimos y padecemos, la población no le causó mucha sorpresa esta nueva situación del incremento del pasaje local. No obstante, el inesperado y sorpresivo aumento al pasaje en este municipio de la Costa Grande, que ocurrió desde a mediados de diciembre pasado, afectó y está afectando seriamente el gasto familiar directamente de los atoyaquenses que usan esos medios de trasporte, pues no son pocas las personas que padecen en su economía familiar, principalmente aquellos grupos de personas que están desempleados, que no trabajan porque simplemente no encuentran algún empleo. Esta nueva situación del Transporte público en este municipio, generó una inconformidad “subterránea”, pero tibia y ligera, que no corresponde de ninguna manera al tamaño de la “piedra” que representa el citado aumento del pasaje local. ¿De cuánto fue el incremento? Los mandamás del Transporte público, referido solamente a las combis y a las urbans, decidieron por sus pantalones, que el costo del pasaje, valdría más, le subieron 25 por ciento, muy por arriba del aumento que le dieron a los salarios mínimos (4 por ciento). Por ejemplo, si antes del aumento mencionado, el costo del pasaje costaba 8 pesos, ahora cuesta 10 pesos. Dos pesos de alevoso incremento representa ese golpe a la economía familiar. Sin embargo, esta ofensa la incrementaron hasta en 30 por ciento en algunos lugares de mayor lejanía de la cabecera municipal del municipio de  Atoyac de Álvarez. Pero, ¿Quiénes son los amos y señores del referido Transporte público en el mencionado municipio? Son dos personas las que controlan las dos únicas agrupaciones en que se mueven las más de un centenar de vehículos del transporte público en Atoyac. Una es la OTA (Organización de Transporte de Atoyac) y la otra es la UTICA. La primera señalada es dirigida por Alejandro Vargas, mientras que la UTICA es manejada por el ex – regidor priísta César Rebolledo. Entre estos especímenes se dio el aumento, sin tomar en cuenta (según) la opinión ni el criterio de Transporte Estatal. Es decir, Vargas y Rebolledo, se fueron por la libre para alterar a su favor, el costo del pasaje, pues la nueva tarifa indicativa del nuevo costo, siempre careció del visto bueno de las autoridades del Estado. Pero, contra lo que se pudiera pensar en el sentido de que los choferes ganarían más con el aumento aludido, no, no fue,  ni es así. Los únicos ganones de todo esto, han sido los dueños de esos transportes, pues ahora se les exige a los conductores, tanto de combis como de urbans, cuotas o dinero que deben entregar al patrón de hasta 400 pesos diariamente, y además tanque lleno de gasolina. Así, llueva o truene, los choferes tienen que cumplir  con la tarea asignada por el patrón, so pena de correrlos  de su trabajo. En eso descansa la observancia de combis hasta más allá de los topes de pasajeros que hasta colgando viajan, a costa de la vida e incluso se ven este tipo de escenas en la carretera federal y en la municipal. Pero esto, no es todo de esta anómala y empañada situación. Hace acto de presencia constante y frecuente, la corrupción, el flagelo que llegó para quedarse. Aquí se observa una gran displicencia en la revisión de los automotores cuestionados. La revisión o revista la realiza el personal de Transporte del Estado (Tecpan) y lo curioso es que todas las combis aprueban el examen de las condiciones en que estas se encuentran, o sea que,  para los encargados de la mencionada revisión, todas están en perfectas condiciones para transportar al pasaje, así se vean jodidas. Esto no importa, pues el dinero que reciben esos trabajadores del estado, les permite ver a todas las combis en perfectas condiciones, las “palomean” y pasan la prueba. El otro día fui testigo de cómo un chofer de combi, sufrió “la gota gorda” cuando se ponchó s unidad automotora y vio que no traía el gato para cambiarle la llanta averiada. Pensé: ¿Y la revista?….HASTA PRONTO.

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