La Deuda Histórica De México: Los Ex Braceros

 Por Nuria Peña García. 


Era 1942 cuando Estados Unidos , sus estragos de la Segunda Guerra Mundial y la falta de mano de obrasuplicaban una ayuda extra. El campo del vecino, especialmente el de Texas y California tenían un déficit de producción. México, sale a la vista, su cercanía y expertiselo vuelven el candidato perfecto.


Como fenómeno migratorio México y Washington formalizan el paso de mexicanos al Gigante del Norte para laborar con mano de obra agrícola. La administración de Manuel Ávila Camacho se confabula con Franklin Roosevelt para expedir el llamado Mexican Farm Labor Program, o Programa Bracero.
Dos décadas de aparente prosperidad para aquellos campesinos que, años después de la Revolución Mexicana, jamás recibieron el famoso “Tierra, justicia y libertad”.
No es cosa nueva saber que los ex braceros vivieron en condiciones paupérrimas, en las que violentaron sus derechos humanos con nefastas condiciones laborales, hospedaje inadecuado y sueldos 50% más bajos que los de un estadounidense.
El gobierno estadounidense no requirió más ayuda de éstos campesinos y terminó el programa en 1964. Hoy, en 2012 da tristeza encontrarnos todavía con casos de antiguos braceros jaliscienses que no han terminado de recibir su paga.
Gilberto Parra, el empedernido defensor de este gremio laboral carente de sindicato,asevera que Calderón miente. Reitera que no es verdad que el Gobierno Federal haya saldado la deuda histórica que tiene con los ex braceros. El tono de Parra es alarmante, no solo por que sus declaraciones son fuertes y cargadas de compromiso; lo alarmante reside en el cinismo de la autoridad para evadir esta responsabilidad. Enervante es conocer esas tácticas tan creativas de evasión como lo son la intencionada mala ortografía e irregularidades de los nombres en los padrones de beneficiados.
La cantidad media de pago en deuda es de 38 mil pesos por bracero, y éstos apenas (si bien les fue) han recibido 800, una tajada que no corresponde a lo que esperaban. El problema no sólo es ese, el problema son estos documentos con ridículos errores en su formas que hacen cita obligada con un notario (que cobra como mínimo 400 pesos) para arreglar las pifias de la autoridad. Este mismo efecto hace que el bracero abandone la idea de cobrar, por que semejante obstáculo pecuniario y burocrático desalienta al grueso de implicados.
La deuda histórica que México tiene con los braceros es de índole monetaria, pero también es la de una disculpa tantode la Casa Blanca por sus atroces actos, como la de Los Pinos por su ineficiencia.

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