MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo.
 *** Chilpanbus; otra oportunidad de crecimiento.

Chilpancingo es una ciudad con nula producción. Su economía prácticamente depende de la burocracia, el magisterio y la prestación de servicios. Se deben añadir aquí, los empleos generados por las grandes tiendas de autoservicio, que se han establecido en función del crecimiento que registra la capital y las obras de infraestructura que se han ido creando como el encauzamiento del río Huacapa.
Desde esa perspectiva, la introducción del Chilpanbus es un proyecto que se avecina como un nuevo rayo de luz para miles de capitalinos. Así es. Parece natural que un sector del transporte se encuentre incomodo por la propuesta del Chilpanbus. Sospechan que esa nueva alternativa les habrá de reducir sus jugosas ganancias. Pero habría que ponderar que el proyecto representa un enorme beneficio para la capital, no solamente en ese rubro de la economía, sino en otros que como consecuencia se habrán de suscitar. Por donde se vea, escuche o palpe, la propuesta del Gobernador Ángel Aguirre Rivero va más allá de la introducción de un simple sistema de transporte. Más allá de una obra de relumbrón. Es un proyecto que representa crecimiento. La oportunidad de generar un nuevo polo de desarrollo para la capital del estado. En algunas unidades del servicio público de transporte, denominadas urvans, se comienzan a ver leyendas que cuestionan la obra señalando que es más importante resolver el problema del agua en Chilpancingo, lo cual es entendible, si sus líderes desconocen que tan solo en éste año, el gobierno de Ángel Aguirre habrá de invertir cien millones de pesos para mejorar el abasto del agua en la capital del estado. La miopía y falta de tacto de los transportistas que están en contra del proyecto parece sumamente entendible, más no compartible, en el sentido de que su limitada visión no les permite palpar ni siquiera la enorme molestia de los capitalinos ante el cuestionable servicio que prestan, comenzando por sus unidades, en donde muchas de ellas, ni siquiera cumplen con las normas que establece la ley. ¿Por qué no le piden al gobierno que revise con lupa el servicio que otorgan? Eso no se ve, ni se escucha, ni se palpa. Todo lo quieren arreglar por la vía política o desafortunadamente por medio de la corrupción. Si los señores concesionarios no ven, ni escuchan, ni sienten, el malestar de la ciudadanía que se registra en el interior de las unidades del servicio público y en las calles y avenidas de la ciudad, es totalmente entendible, ante esa escasa altura de miras, que tengan la posibilidad de vislumbrar lo que se avecina con un proyecto tan importante como es el del Chilpanbus. Es como pedirle peras al olmo. Si los concesionarios realmente tuviesen la visión que pregonan, cuando aducen que primero hay que resolver el problema del agua, hoy en la capital se contaría con un sistema de transporte de otro nivel. Más ordenado y con un trato digno para el pasaje. Tal vez ya se olvidaron, que gracias a ese servicio que prestan, otorgan un enorme beneficio para Chilpancingo, y para las familias que de ahí obtienen el sustento. El Chilpanbus, obra visionaria del Gobernador Ángel Aguirre, representa la introducción de nueva infraestructura, que en el corto plazo dará una mayor plusvalía a la zona sur de la capital del estado. Eso, sin lugar a dudas, generará y atraerá mayores inversiones. Más oportunidades de empleo. Enormes beneficios, dignos de una capital del estado. Esa es la cuestión. Mensajes y comentarios: geruanoc@hotmail.com

1 comentario: