Enlace con Jessy Mojica

Regidores cínicos, holgazanes y corruptos
Ante el inminente hundimiento del barco, la tripulación se ha lanzado enloquecida a asirse de cualquier cosa que flote y a llevarse cualquier objeto que tenga valor –entre más valioso, mejor–, pues, con suerte, en la confusión nadie se dará cuenta del hurto. ¿Y los pasajeros? Pues... que se salve el que pueda.
No es el guión de una película –por si alguien pensó en Titanic–; es, detalles más, detalles menos, lo que sucede en estos días en el ayuntamiento de Acapulco.
Endeudado a más no poder, el gobierno municipal ya no sabe cómo hacer frente a sus compromisos financieros: debe dinero por todos lados. Los medios de comunicación han reseñado tres conflictos derivados de esa falta de pago: el cierre de la empresa recolectora de basura Caabsa; la acción emprendida por el Issspeg, de retener partidas del municipio porque éste le entregó un cheque sin fondos para cubrir cuotas pendientes, y el paro-bloqueo de los trabajadores porque no les pagó a tiempo la quincena.
¿Y qué hacen los regidores ante la catástrofe? En vez de cerrar filas en torno a la capitana del barco para tratar de mantenerlo a flote al menos mientras llega el momento en que otro capitán tome el mando, sólo piensan en salvarse ellos y, de paso, llevarse lo más que puedan.
En realidad, el barco no les interesa, ni sus pasajeros, y nunca les han interesado. Quizá duele reconocerlo, pero es la verdad. (Esto puede o no incluir a la capitana, pues, a estas alturas de naufragio, yo no metería las manos al fuego por nadie.)
Por eso es que están pidiendo un bono de un millón de pesos. Total, si el ayuntamiento debe –gracias al genio administrador de Manuel Añorve Baños– más de mil millones de pesos, qué pueden importar 28 millones más.
Corre el rumor de que la idea de pedir este bono se originó en el hecho de que alguien muy cercano al gobierno del estado promueve la construcción de un rastro Tipo Inspección Federal en Acapulco y pretende que la obra sea adjudicada a la Asociación Ganadera Local, que a su vez está muy bien relacionada con esa persona. Un negocio redondo, pues.
Excepto por un detalle: la obra requiere el visto bueno del cabildo. Y ahí es donde entran los regidores, quienes decidieron vender caro su amor, y a cambio de esa autorización eligieron un bono de fin de administración, para no irse con las manos vacías. Pobrecitos: tanto que trabajan y tan mal que les pagan.
Por eso es que han dejado en claro que les molesta la presencia de reporteros en sus reuniones y les han cerrado la puerta. Porque luego la prensa ventila públicamente asuntos que causan escozor y a ellos les dan vergüenza. Pero, para vergüenzas, los regidores.
Ellos han negado esta versión: pues, sí: no son tan tontos como para aceptar públicamente que ellos quieren salir bien forrados de dinero de la administración, mientras ésta queda despatarrada, quebrada y en bancarrota, endeudada con todo mundo, incluso con sus trabajadores.
¿Y cómo se llama eso? ¿No es, acaso, corrupción y cinismo?
Es la prueba de cómo los partidos han pervertido el noble oficio de la política. Porque los regidores no llegan por su propio pie a las funciones edilicias, sino que sus partidos deben inscribirlos en las fórmulas partidistas, en el orden en que a los partidos les interesa. Por delante van aquellos considerados de más importancia, pues mientras más adelante estén en la lista, más posibilidades tendrán de entrar al cabildo, como el caso del secretario general del PRD en el estado, que metió a toda su familia incluyendo  hasta a la chacha. Entonces, podemos concluir que los regidores que tenemos son aquellos a quienes los partidos han tenido por sus mejores militantes. Así que debemos tenernos por afortunados, pues nos gobiernan los mejores; ¿qué sería de nosotros si nos hubieran tocado los peores?
Igual sucedió con las diputaciones de representación proporcional, ideadas para que pudieran llegar al Congreso las mentes brillantes que no necesariamente son populares, como científicos, historiadores, estrategas, fuentes de conocimiento e inteligencia que no tienen por qué saber cómo hacer una exitosa campaña electoral, ni tienen por qué ser carismáticos, cools, ni guapos.
Al principio funcionó adecuadamente, y tuvimos como diputados plurinominales a algunos genios. Pero pronto los partidos como siempre, pervirtieron esta posibilidad, y empezaron a colocar en las listas a sus caciques, que no sabrían vivir de otra cosa que no sea el presupuesto público, pues no saben hacer nada, o a las amantes de los dirigentes, o a sus parientes y obviamente andan de chapulines brincando de cargo en cargo descaradamente.
Y mejor no le sigo porque esto es deprimente, la corrupción existe en todos los niveles en México y mientras no metan a la carcel a los corruptos en Guerrero, (porque en otros estados ya nos han puesto el ejemplo) estos seguiran burlandose del pueblo y la sociedad y encontrando más espacios por la vía plurinominal.
Lic. Yeshica Esmeralda Melo Sánchez
enlaceconjessy@hotmail.com

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