MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** PRD y PRI;  las franquicias políticas.

Aun cuando se encuentra encaramado en el poder, el Partido de la Revolución Democrática, por sus siglas PRD, atraviesa por una severa crisis de imagen hacia la sociedad, en función de que dicho instituto político se ha convertido en el negocio de unos cuantos, a los que llaman líderes de las tribus. En tanto, el Revolucionario Institucional, por sus siglas PRI, parece condenado a vivir sometido a una monarquía, que lleva por apellido “Figueroa”.
Así es. El proceso electoral de 2011, volvió a desnudar la terrible crisis que vive el PRD en Guerrero. El milagro de la candidatura de Ángel Aguirre Rivero por la Gubernatura los libró de un proceso franco de extinción. Iban en caída libre. Marco Antonio Leyva Mena, entonces dirigente estatal del PRI tenía mucha razón al afirmar, que ante el fallido gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo y la escasa credibilidad que tiene los lideres perredistas, el tricolor ya tenía tres cuartas partes del cuerpo en Casa Guerrero.
El bendito mesianismo que aún impera en nuestra política rescató a un PRD, que a pesar de esto, no parece tener ni la más mínima intención por mejorar su imagen y posicionamiento ante la sociedad. Se les olvida, que en el proceso electoral reciente, de este año, fue otra vez la figura de Andrés Manuel López Obrador, la que contribuyó enormemente para que ganaran la gran mayoría de cargos de elección popular.
No podemos obviar, que si hay algo que ha distinguido a Sebastián de la Rosa Peláez, hoy flamante diputado federal, así como a David Jiménez Rumbo, y al actual secretario de Salud en el estado, Lázaro Mazón Alonso, es su escaso aporte a favor de la sociedad de Guerrero. Y que son ellos, precisamente ellos, parte del grandioso grupo de iluminados que poseen el mayor número de acciones de la franquicia perredista del estado.
La ineficacia y ambición por el poder tienen extraviado al PRD y sumergido en una terrible crisis de imagen. Hoy el Congreso del Estado es el escenario ideal para verificar la sed de poder que poseen y la carencia de oficio y tacto político. Dentro de las formulas del éxito, parecen no saber de la existencia de la flexibilidad, a efecto de adaptarse a las nuevas circunstancias. Perdieron 5 diputados plurinominales porque la decisión del órgano electoral estaba desfasada por 30 años. Hoy son tiempos de pluralidad. De dar resultados con la suma real de las demás fuerzas políticas. Y ellos se esmeran en vivir 50 años atrás.
En tanto en el PRI, el escenario tampoco parece halagador. El apellido que sigue predominando en la escena política y que aparece como el socio único y mayoritario de la franquicia es “Figueroa”. La llegada del Junior diputado local como delegado de ese partido en el puerto de Acapulco es una pésima señal para los priístas de esa demarcación. Y lo es, porque además de que su liderazgo no goza de credibilidad, esa dinastía le ha hecho demasiado daño al partido tricolor.
Parece como si una maldición persiguiera al PRI de Guerrero después de los lamentables hechos de Aguas Blancas. Con Figueroa dominando la escena en ese partido político el saldo es sumamente negativo. A René Juárez Cisneros estuvo a punto de costarle la gubernatura en 1999. Recientemente, Manuel Añorve Baños, hoy diputado federal, tuvo en el ex gobernador oriundo de Huitzuco a su peor aliado.               
Muchos votos. Demasiados. Ha perdido el PRI en las últimas elecciones por la pésima imagen que tiene el apellido “Figueroa”. Y lo malo para el partido tricolor, es que las señales indican que esa monarquía seguirá dominando la escena. Basta con ver, quien dirige en el estado a ese partido político.
Así está el negocio de las franquicias políticas en Guerrero. Las tribus haciendo su agosto en el PRD. Y “Figueroa” como el amo y señor del PRI. No les importa que mucha gente los repudie y los repruebe. Al final de cuentas; en tierra de ciegos, el tuerto es Rey. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario