LA RUEDA DE LA FORTUNA

Por Alfredo Sarabia
 Salvemos al río Atoyac

Hay un soslayo patético y criminal de las Autoridades de los tres niveles de Gobierno, para conservar adecuadamente el río, el mismo que en un tiempo lejano, sirvió como fuente para que bebieran sus aguas, miles de personas que se encuentran habitando más de una decena de poblados que se localizan hacia el Sur de la cabecera municipal de Atoyac de Álvarez. Las descargas de las aguas negras de los domicilios particulares de Atoyac, de sus casas comerciales, de su hospital, de su centro de Salud, de sus Funerarias, de sus clínicas médicas, etc., contribuyen grandemente a aumentar las condiciones agónicas del río, ya que todos los desperdicios líquidos anteriormente citados encuentran plácidamente su acomodo en las aguas del otrora caudaloso río Atoyac, cuyo origen, es en la parte alta de la Sierra, que desafortunadamente, en algunos años más, solo el recuerdo de esta génesis quedará grabada en la mente de muchos, si se persiste en la apatía, en “mantener los ojos cerrados” ante la tala, tal vez inmoderada de cientos y cientos de árboles que dan sustento a los agostaderos y por ende al río que conocemos.
Sabemos que es una cuestión federal, y que por tanto, es el gobierno de ese nivel, el que autoriza el o los permisos para proceder a cortar los árboles, pero también sabemos que los camiones cargados con esos restos arbóreos, forzosamente tienen que atravesar por la cabecera municipal del municipio, y es precisamente el paso por la vía que se señala, en donde el Ayuntamiento municipal de Edilberto Tabarez Cisneros, tiene la injerencia legal para involucrarse para coadyuvar significativamente en la observancia ac doc del mencionado río, de lo contrario, se seguirá lamentando en el desierto, la pobre y contaminada situación del afluente. Partiendo de la cabecera municipal de Atoyac de Álvarez, son más de diez poblados que se localizan en dirección a la corriente del rio, incluyendo a la cabecera municipal de Benito Juárez, San Jerónimo de Juárez, que vienen padeciendo en mucho, la dejadez y el esquivo de las Autoridades ya señaladas, por atender con seriedad, responsabilidad y con capacidad, este gran problema que cada día se agiganta. Es obvio que no serán las palabras perfumaditas ni adornadas con declaraciones pueriles, como se llegará a encontrar una solución a este ambiente denso y turbio. La estricta prohibición al corte de los árboles, es una adecuada medida preventiva para garantizar a mediano y largo plazo, la conservación de nuestros bosques, de nuestro ecosistema terrestre y de nuestro ecosistema del río. Si se gasta el poco dinero en existencia en situaciones no importantes, gastárselo en el pago de un amparo legal, en caso de que la Federación objete el pedimento de no otorgar permiso para la tala de árboles en la Sierra, el gasto estaría más que justificado. Así, se estaría dando un paso hacia la conducción del río por las vías adecuadas de su salvación. En el municipio de Atoyac, se tiene a un director de Ecología, y por lógica, sería el más indicado para dar las alternativas de solución que se requieren al respecto de la situación que guarda el río, el cual, debe de tener ya, el proyecto integral donde se contemplen estos agravantes expuestos en este espacio. La apatía y el desinterés para solucionar esta problemática que día a día nos agobia y lastima, deben ser parte de la historia. Su salida es impostergable….HASTA PRONTO.

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