MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** Acapulco; no es la segunda ciudad más violenta

Acapulco no es la segunda ciudad más violenta del mundo. En todo caso, ha tenido la desdicha de contar con la mala fortuna de ser gobernada por alcaldes de escaso nivel y cuyas limitaciones y ambiciones han hundido al puerto en una terrible crisis. Félix Salgado Macedonio, Manuel Añorve Baños y hoy Luis Walton Aburto, son los nombres de quienes no han sabido apreciar al don de gobernar el municipio más grande e importante del estado de Guerrero. En tanto, el gobernador Ángel Aguirre Rivero se mantiene en la ruta de recuperar al puerto, a pesar de las piedras que desde el municipio le ponen.
Así es. La publicación de un supuesto ranking, en donde se ubica al municipio de Acapulco como la segunda ciudad más violenta del mundo, no significa que se ubique forzosamente en esa posición. Se entiende perfectamente que la dichosa lista es producto de los lamentables acontecimientos, en donde fueron violadas seis turistas españolas. Algo sumamente reprobable, y que desafortunadamente estarían utilizando para mermarle su imagen y ahuyentar con ello al turismo.
Las leyes de la física lo dicen de manera clara: “A cada acción, le corresponde una reacción”. La campaña orquestada en contra de la imagen de Acapulco tiene como origen la violación a las turistas extranjeras. Y dicho sea de paso, a la lengua rápida del alcalde Luis Walton Aburto, quien minimizó el delito, manifestado que eso pasaba en cualquier parte del mundo.
La tragedia real de Acapulco, no pasa porque hoy se diga, fuera de la realidad, que es la segunda ciudad más violenta, sino en su mala fortuna de haber caído en manos de alcaldes con muchas limitaciones y ambiciones. Con Félix Salgado Macedonio imperó la anarquía y la ineficacia. El puerto lució durante esa época uno de sus peores rostros. La ciudad apestaba a basura por casi todas partes. Eso le facilitó al PRI su regreso a la presidencia municipal, pero para que solamente Manuel Anorve Baños la utilizará como trampolín. Su ambición personal por buscar ser gobernador, a costillas de un pueblo que confió en él, le hizo perder el rumbo. La desgracia cayó sobre un municipio que hoy tiene deudas estratosféricas, mientras el ex alcalde, cínico como el mismo, hoy sigue succionando del erario público, junto con su esposa, ya que ambos gozan y disfrutan de una curul.
Y hoy, para colmo de males, la presidencia municipal está en manos de un Luis Walton Aburto, que sencillamente no encuentra la brújula. Y tan es así, que sus declaraciones son la muestra elocuente de un hombre con un deficiente coeficiente emocional, y por si fuera poco, de alguien que carece de tacto y habilidad para manejar la presión. Quien no aguanta la presión, sencillamente debe dedicarse a otra cosa. Lamentable que el alcalde porteño, se identifique con quienes olvidan que, “el mal de muchos es el consuelo de los tontos”. 
Esas son las piedras con las que tiene que lidiar el Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, quien desde que asumió el poder, hay que decirlo, no ha parado en el ánimo de regresar al puerto a los primeros planos. La inversión en obras es palpable. La suma de gente con enorme poder económico es por muchos bien conocida. El regreso de eventos de talla internacional es algo que ya no se había visto. Así como la implementación del programa “Guerrero Seguro”, en donde se involucra con todo la federación, son ejemplos claros de que el mandatario estatal tiene bien definido lo que busca y pretende.
Ángel Aguirre es un líder que le apuesta la recuperación de Acapulco. Con todo y las piedras que le ponen desde la misma presidencia municipal. Lo del ranking de las ciudades más violentas, es parte de una reacción entendible ante una situación lamentable y reprobable. Pero eso no significa que Acapulco sea la segunda ciudad más violenta. En todo caso, una de las peor gobernadas en los últimos años. Esa es la cuestión.

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