POLÍTICA DESDE PETATLÁN

Por Fco. Javier Sánchez
*Política, dolor, pasión y corrupción

La situación que prevalece en toda la entidad, en los renglones de pobreza extrema con los llamados cinturones de de miseria que adornan todos los municipios y con la pesada loza de la inseguridad física la cual provoca distorsiones en la conducta psicológica, moral y espiritual. En un estatus donde hasta las iglesias se deslindan de esa responsabilidad histórica callando y acallando el rictus permanente del dolor propio y ajeno; así como también la parte del gobierno coadyuva en su actuar bajo la máscara de la simulación en el quehacer político.
Los enconos, embates y contracciones, no ideológicas sino de intereses económicos de todos los sectores involucrados en el escenario de la violencia institucional, como son los casos de los sindicatos de profesores en contra de las iniciativas de reformas del gobierno federal respecto a la educación, ambos contendientes políticos defendiendo con garra sus propias conveniencias, y lo singular, los dos bandos se enfrascan alzando la misma bandera, el gobierno aludiendo “mejorías para la educación”, que los profesores traducen en “privatización”. Si, lucha de élite, sobre las espaldas del populacho, de las masas jodidas, el gobierno adaptando su línea de intereses y los profesores porque no les quiten el “derecho” de heredar sus plazas a sus familiares (donde algunos son propietarios de hasta cuatro plazas), un negocio redondo producto de la corrupción al interior de los sindicatos que crecieron a la sombra protectora de su “papá gobierno” (así se expresan algunos profesores), y ahora que el pichón de la bestia creció, ya no lo pueden controlar sin proporcionarles parte del pastel que es el presupuesto del pueblo. Desgraciadamente es así como han crecido desde lo más recóndito de los municipios todo tipo de usurpadores, manipuladores, pseudo líderes “políticos” y vividores y piaras que han plagado el estado y el país como plaga de langostas, aumentando el cáncer social que se ha venido gestando desde hace décadas. Es la causa principal de que la pirámide social vaya perdiendo solidez y a causa de la podredumbre que carcome la base termine por desplomarse tarde que temprano. Mas allá aun, de aquellos que dicen llamarse políticos pero que desconocen ese arte u oficio y que aprovechan para utilizar sus artimañas para escalar a cargos de elección popular y de gobierno a base de prebendas, de “toma y daca” y otras malas mañas, son el distintivo que diferencia a sujetos que no son políticos de los que si lo son, pero que al ostentar una cátedra cualquiera, por mínima que sea  pretenden o sienten que son portadores de trajes blancos de lino puro y que se creen dioses o diositos ridículos, que nada tienen en su cofre encefálico, solo ideas torcidas que los mueve la inercia de zombis, para hacer cada trastada, y como nunca hacen nada bueno, lo único que logran hacer son actos ridículos y aun así pretenden que los alaben o acallar todo símbolo pecaminoso y malévolo. Lo peor que les puede pasar a esos personajes es que estando en un lugar donde se pueden proyectar con buenas intenciones y proyectos serios, solo utilizan sus cargos para sobrevivir sin sentido y como parásitos de la sociedad. En serio, ese padecimiento muy patológico en los funcionarios de hoy son signos preocupantes de que el carro del progreso siga patinando, porque los actores que se desempeñan en cargos claves no son utilizados como se debe y mientras alguien de la sociedad civil apunta o señala alguno de tantos errores que se cometen, ahí si respingan y compulsivamente tratan de enjuiciar sin piedad, sin miramientos, como si ellos lo tuvieran con la sociedad que inerme yace a sus pies por el dolor de la corrupción y la impotencia.

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