LAS HUELAS DE LA VIDA

Por  Raúl Roman
MAMÁ



Llevo en el corazón la paz de tu sonrisa
como gotas de rocío en primavera
que riega las flores con la brisa
y la lluvia, en su tránsito, viajera.
La magia de tu rostro me embelesa
elevando la oración de la ternura
viendo al ángel de mi guarda, en luna llena
que cautiva mi alma con dulzura.
Eres luz de mis sueños más hermosos
eres paz, alegría y esperanza,
eres agua en cascada que suspira
eres sol de bienaventuranza.
Recuerdo tu pelo ensortijado
que adornaba los días del verano,
como pájaro de fuego inmaculado
que me amaba desde fondo del arcano.
Tu voz resuena en el viento de mi vida
y se queda prisionera en mis otoños
como hojas del árbol, esparcidas
como flores blancas de madroños.
Tus ojos brillaban jubilosos
cuando asomaba la alegría a cielo abierto
y amorosa te rendías al encuentro
del aire y del agua, en su concierto.
Mamá:
Sigues siendo la reina de mi infancia
ejemplo vivo, hermoso y maternal
fruto jugoso de mi andanza
puerto seguro de un madrigal.

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