ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN

Por Jorge Luís Falcón Arévalo*
Acapulco ecológicamente dañado

Entendemos por ecología el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la naturaleza, la investigación de todas las relaciones del animal tanto con su medio inorgánico como orgánico, incluyendo sobre todo su relación amistosa y hostil con aquellos animales y plantas con los que se relaciona directa o indirectamente. En una palabra, la ecología es el estudio de todas las complejas interrelaciones a las que Darwin se refería como las condiciones de la lucha por la existencia. La ciencia de la ecología, a menudo considerada equivocadamente como «biología» en un sentido restringido, constituye desde hace tiempo la esencia de lo que generalmente se denomina «historia natural».
Como se ve claramente por las numerosas historias naturales populares, tanto antiguas como modernas, este tema ha evolucionado en íntima relación con la zoología sistemática. En la historia natural se ha tratado la ecología de los animales con bastante inexactitud; de todos modos, la historia natural ha tenido el mérito de mantener vivo un amplio interés por la zoología.
Acapulco ha sido dañado irremediablemente en su naturaleza; primero, la pasada autoridad gubernamental municipal que no haya arrasado con árboles milenarios, como también con la flora natural de la zona costera, para plantar palmeras. Este es trauma de todo funcionario mediocre que no entiende los principios básicos de la biología natural de las plantas. Segundo, hasta el momento ninguna autoridad de los niveles de gobierno, ha logrado sembrar no tan solo árboles de ornato, sino árboles frutales que es parte de la propia naturaleza del puerto. La actual administración de gobierno, es palpable y entendible su raquítica participación en lograr mejorar el medio ambiente de la ciudad.
Qué destrozos no han cometido en contra del medio, entorno y hábitat de la Isla de La Roqueta, Punta Diamante, el Parque El Veladero, la propia Bahía de Santa Lucía, el Parque Papagayo, El zócalo de la ciudad, la Laguna de Tres Palos, de Pie de La Cuesta, entre otros sitios.
¿Dónde están los responsables de las oficinas encargadas de dar protección, defensa, resguardo y salvaguardar la propia naturaleza de estas áreas, llámense como se llamen?
¡En las complicidades, en los negocios turbios, en las confabulaciones, en la irresponsabilidad y en los contubernios! Allí están, solo allí se les encuentra.

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