OPINION

Por Manuel Tello Zapata
Elsa Aguirre en Chilpancingo

El edificio de la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos (CODDEHUM), ubicado en pleno centro de Chilpancingo, se vistió de gala y luces ayer para recibir la grata visita de un sol refulgente en la vida de los mexicanos: nada más y nada menos que la actriz Elsa Aguirre, gran Diva del cine mexicano en su llamada época de oro. El tiempo no pasa por esta digna Señora. Elsa Aguirre ha dedicado muchos años a la defensa de los derechos humanos, a la lucha contra las desigualdades y el mejoramiento de la salud. Seguramente las nuevas generaciones no conocen las glorias de esta gran actriz, pero en sus buenos tiempos era una de las mejores en el cine mexicano, comparada con María Félix, Sonia Furió, etc..
Elsa Aguirre siente un gran cariño y afecto por Guerrero y su pueblo, ya que tiene muchos años radicando en Acapulco, donde apoya a internas e internos de los reclusorios; a la comunidad lésbico-gay y la diversidad sexual; combate a la homofobia y la discriminación contra las personas que viven con SIDA, entre otras acciones que hablan de una persona altruista y muy humana.
Es por eso que el Licenciado Juan Alarcón Hernández, Presidente de la CODDEHUM, invitó a la Actriz para hacerle entrega de un merecido reconocimiento por toda su obra en pro de los derechos humanos. Señalo el Ombudsman que el trabajo de Elsa Aguirre y su presencia en esa oficina, debe comprometernos a todos para trabajar en pro de las causas nobles de Guerrero y México.
La destacada actriz agradeció el gesto, considerando como un honor estar en estas tierras y conocer al Ombudsman, con quien se identifica porque ambos trabajan por el bien de una sociedad. Fue en síntesis, un evento memorable donde pudimos apreciar en el Licenciado Juan Alarcón, que no se rinde ante la enfermedad que lo aqueja y sigue adelante con la frente muy en alto, y sus convicciones firmes como siempre.
LOS PROBLEMAS DE UN MEGAPROYECTO
Aparte de coordinar al Gabinete del Gobierno del Estado, el Licenciado Humberto Salgado Gómez se ha metido de tiempo completo a supervisar los trabajos del ACABÚS, una gran obra que dará al puerto de Acapulco y a sus habitantes, mejor transportación y una imagen más moderna para la perla del Pacífico.
Suele suceder que en la construcción de los grandes mega proyectos como el ACABÚS, el hombre propone y Dios dispone. Porque durante los trabajos van surgiendo problemas y más problemas, muchos de los cuales ni siquiera estaban considerados. Esto provoca que el tiempo se prolongue generando las lógicas molestias a la ciudadanía, que con razón exige eficiencia y el mínimo de molestias.
Hoy ya existe una fecha definida para la inauguración del ACABÚS. Pero podría no gustarle a los acapulqueños saber que el proyecto estará listo y funcionando al cien por ciento en el próximo mes de mayo. Así son las grandes obras y en el caso de ésta, todavía se debe crear un fideicomiso; las unidades que transportarán a la gente no se piden por docena: se tienen que construir sobre pedido.
Se requiere de concesionar muchos de los servicios, negociar con los interesados, etc.. Por lo pronto el licenciado Humberto Salgado Gómez se ha comprometido a que la construcción genere el menor número de molestias y problemas, abriendo un diálogo permanente con todos los sectores sociales de Acapulco.
TOLERANCIA O DEBILIDAD
Aunque se pudiera considerar que se trata de actos de debilidad por parte del Gobierno del Estado, la gran tolerancia que muestran el Mandatario Ángel Aguirre Rivero y el Ejército Mexicano hacia la actitud soberbia de quienes dirigen a los grupos de policías comunitarios enquistados en la UPOEG y la CRAC, es necesaria para mantener un diálogo que evite la represión del gobierno contra actos ilegales de estos grupos.
Todo empezó cuando el Ejército detuvo a cuatro comunitarios y un comandante, que viajaban fuera de su territorio bien armados. Los angelitos portaban pistolas calibres 38 Súper y 45, de uso exclusivo para las fuerzas armadas, lo que constituye un delito que no se puede tolerar, aún si estos ciudadanos son gente honrada. Ellos deben reconocer también sus errores y proceder en consecuencia para que las cosas caminen.
La versión publicada en diversos medios informativos, en el sentido de que los comunitarios tenían retenidos por la fuerza a un grupo de soldados está totalmente distorsionada. Más bien, los militares no quisieron hacer uso de la fuerza para moverse del lugar. Si los altos mandos lo hubiesen deseado, de inmediato el Ejército controla a los rijosos; pero repetimos, la tolerancia está por encima de todo autoritarismo y qué bueno que así sea.

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