MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo
*** Frozen, una aventura congelada
Ante la muerte de sus padres, la princesa Elsa tiene que asumir el trono, convertirse en la Reyna de Arendelle. El problema es, que posee el poder de congelar todo lo que toca. Después de muchos años de encierro no ha podido controlar ese don que le fue dado. Y lo peor del caso, es que cuando pierde la estabilidad emocional, provoca grandes y graves daños, hasta congelar el reino y hacer de un verano, el más frío de los inviernos. Así es.
Frozen, una aventura congelada, es la historia que presenta Walt Disney, como su largometraje número 53 de éste tipo de clásicos, y que según los datos que poseemos, está basada en la novela infantil La “Reina de las Nieves de Andersen”, llevando como personaje central de la historia a la princesa Anna, quien emprende un viaje por las montañas heladas en compañía de un joven vendedor de hielo (Kristof), el que es acompañado por su fiel alce (Sven), y para condimentar la trama, aparece el simpático muñeco de nieve (Olaf). Juntos viven una emocionante aventura, en aras de encontrar una solución al problema del Reino, provocado por la falta de control emocional de la Reyna Elsa. Debo confesar que no soy muy afecto a comentar películas de Walt Disney. En lo particular, siento que son contadas sus producciones que aportan algo positivo. Los mundos de fantasía ayudan al crecimiento humano, cuando éstos van acompañados de enseñanzas basadas en principios y valores. Esa no es la especialidad de ésta compañía multimillonaria. No olvidar aquí, que por muchos años se ha cuestionado la manipulación en el cine, por medio de éste tipo de producciones. Sin embargo, en ese mar de cosas cuestionables, subsisten algunos puntos positivos, tal y como en su momento se pudo ver con la película “Toy history 3”, en donde junto a su gran adquisición “Pixar”, se presenta una imagen impactante sobre la amistad, cuando todos los juguetes, a punto de ser calcinados y fundidos, se toman de las manos en señal de la unidad y solidaridad que existe entre ellos. Hoy, Frozen muestra la importancia del control emocional. Elsa es víctima del miedo y la ira. Cuando siente y expresa éstos dos sentimientos, pero más aún, es presa de ellos, pierde el control del poder que tiene para congelar todo lo que se le ponga enfrente. Tanto así, que su cerebro se nubla y provoca un gran daño a su hermana Anna al congelar su corazón, lo que en un tiempo breve, la convertirá en una estatua de hielo. Los sabios, que por cierto, viven lejos de “la civilización”, dan la fórmula para romper el hechizo: “Solamente un acto de amor verdadero la habrá de salvar”. Los personajes, acostumbrados a las tramas de Disney, piensan en el clásico beso del príncipe. Y para sorpresa de muchos, ahora la trama gira hacia el amor fraterno. Aquél que no tiene nada que ver entre dos enamorados. Las hermanas se reencuentran y se funden en un abrazo que expresa el más grande y puro de los amores. Sobre todo, cuando Anna, momentos antes había decidido dar la vida por Elsa, lo que nos hace recordar, aquella frase que viene en la biblia, “No hay amigo más grande, que aquél que da la vida por los demás”. El amor logra romper el hechizo, le da el control emocional a la Reyna y el reino regresa a la tranquilidad. Fuera de ese mundo de fantasía. No tener control emocional es vivir en el caos. El miedo y la ira no son los mejores aliados para el crecimiento personal y el camino al éxito. El amor es la clave de todo. Por eso en la biblia se establece “ama a tu prójimo, como a ti mismo”. Esa es la cuestión.

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