DE ADICTO A ADICTO

Por Ernesto Salayandía García
Sangre y Cocaína
Un cocainómano se auto destruye
La semana pasada fue difícil para mi salud, tuve mucho dolor de tabique, resequedad, sangrados constantes e incontrolables, acumulaba una gran cantidad de mucosidad, tapones secos que junto con la resequedad de mi garganta, paladar y lengua, me impedían respirar con libertad. Registré una dolorosa sensación de ardor en todo el sistema, tenía ardor, dolor de cabeza, cuerpo débil y mucho malestar corporal y nasal. Sangré mucho durante casi una semana, apenas terminaba de hacer la limpieza de las fosas nasales, cuando el chorro de sangre se venía incontrolable.
Mal dormía, la nariz taponeada, resequedad extrema, dolor intenso del tabique, en las encías y dientes, el ardor, como si algo me picara, no fueron más que los más crudos recuerdos de mis días activos con la cocaína y esta es una secuela de mi adicción. Los síntomas se repitieron en vivo y a todo color, después de más de 14 años y medio de haber dejado de inhalar cocaína.- Percibo los olores tóxicos del polvo blanco cuando alguien me da el tufo del cigarro cerca de mi nariz, cuando entro a un hospital o destapan un frasco de acetona, huelo, algunas veces a las personas que andan consumiendo, mi olfato es altamente sensible.
Los daños de la cocaína son irreversibles
En mi actividad, muchas noches, manchaba el piso de sangre, las sábanas y la alfombra, me lastimaba continuamente las fosas nasales para descongestionarlas y poder dejarlas en libertad para inhalar con más profundidad, cada jalón de cocaína, entraba por mi nariz impactando de inmediato a mi cerebro, pero entre jalón y jalón el daño fue muy duro y el impacto al cerebro, más. Es horrible cuando se va la anestesia de la droga, la incómoda sensación que me quedaba en mi sistema de respiración, ese fuerte ardor por dentro que te quema, el dolor intenso, un olor desagradable y quedar toponeado, bloqueado para inhalar aire, sin la posibilidad de respirar bien, con la nariz hinchada y adolorida, como las encías y el paladar duro. La sangre seca en tapones de papel higiénico, sangre en las fundas y sábanas, en mis  calzones y pijamas, es y fue un indicador de cómo me dañó mi fuerte adicción a la cocaína. La sangre brotaba debido al abuso de la sustancia y a los químicos que contiene. Una madruga después del alto consumo con cocaína, después de haberme echado la botella de vodka, de mis arponazos con morfina, y de mi buena dosis de pastillas antidepresivas, después de no poder respirar e intentar descongestionarme con Vick Vaporub y nada, con vaselina y nada, con gotas para los ojos, gotas para la nariz y nada, después de haberme maltratado metiéndome tapones de papel y trapos para descongestionar, nada fue posible.
La droga extermina el sano juicio
Drogado, cansado, mi cuerpo como muchas otras veces más, caigo boca abajo en la cama, ahí puedes ver esa foto, de esa recámara, los ceniceros hasta el tope de colillas de cigarros y cenizas, los vasos medios llenos, medios vacíos, ropa sucia por todos lados, zapatos, pantuflas, las fundas apestosas y sucias, yo las usaba para sonarme cuando la pereza me dominaba y el moquillo me ganaba, el baño, propiamente era un campo de batalla, mi maldita enfermedad contra el orden y la limpieza.- Mi mente enferma y obsesionada, deprimido, muerto en vida, atrapado sin salida, la cocaína, era mi todo, mi amiga, mi esposa, mi amante, era mi vida, me drogaba para vivir y vivía para drogarme y así me fue, me volví loco. Esa noche, como muchas otras, caí muy agotado, de repente, tengo una amarga pesadilla, veo en un túnel luminoso dos caras mías, acercándose una a una, rápidamente, una sensación como si mis dos rostros chocaran uno a uno, muy rápido, muy intenso, de pronto, puf, se va la luz, registro en ese instante la oscuridad absoluta y ligado a ello, el silencio completo, nada de ruido, el silencio total y me doy cuenta de que estoy muerto, muerto en ese instante y le grito a Dios, muy desesperado.- ¡ No Dios, no quiero morir, Dios no quiero morir !.– Me levanto sudando, asustando, temblando, me voy al baño, veo mi rostro triste, seco, inexpresivo, ojeroso, sucio, mi mirada cabizbaja, al verme a detalle, lloro de decepción, lloro al verme flaquísimo, amarillento, - llegué a pesar menos de 50 kilos,- estoy temblorino, lloro por estar viviendo esa maldita adicción, y por el sufrimiento que tenia. Me echo agua en la cara, me meto agua a mis fosas nasales, y de inmediato comienzo a sangrar, me pongo un tapón de papel higiénico, dejo que la sangre se detenga y poco después, como si el paro respiratorio no haya sido un fondo suficiente,  busco un pase de cocaína, me  lo chuto de un solo jalón, ligado a ello, me inyecto tres miligramos de  morfina, prendo un cigarro y cómodamente, como si nada hubiera pasado me siento en la tasa  del escusado a fumar plácidamente.-
Severos daños físicos
Me fui por la puerta falsa, la cocaína es una trampa, el placer dura muy poco, el dolor es muy intenso, el palpitar del corazón súper acelerado, me tornaba demasiado nervioso, demasiado miedoso. Dañé severamente mi cuerpo y ahora sufro las consecuencias, los daños son irreversibles y la desintoxicación sumamente lenta, se requieren más de 25 años para limpiar tu cuerpo. La cocaína me quitaba el hambre, no comía y lo poco que comía, no lo disfrutaba, tampoco dormía, debido a los efectos de la droga y a los pensamientos obsesivos, te genera alucinaciones, delirios, paranoia y mucho ruido en la mente, te genera una tormenta de pensamientos, uno tras de otro.- De locos.- No morí de sobre dosis porque Dios es muy grande, conocí adictos y adictas que no pudieron con la droga, murieron de paros cardiacos, paros respiratorios, otros se quedaron arriba con parálisis cerebral, muertos en vida.- y otros, son enfermos al 100%, porque siguen ahí atrapados en el mundo de las adicciones, atrapados sin salida, sin, vida, ni presente ni futuro.- Muertos vivos.- Abandoné a mi familia por la droga, les di la espalda a mis hijos, siempre estuve ausente de sus eventos, no estuve en sus fiestas infantiles, no fui a los eventos importantes de sus escuelas, no conocí a sus amigos, mi vida fue distante, a la de ellos y cuando convivíamos, me la pasaba cada 20 minutos en el baño; tengo que acordarme, que un día, los dejé solitos mis dos hijos en el brinca brinca de Wall Mart, por más de media hora, me fui a la casa del pucher, así se le llama al narco menudeo, por unos pases de polvo,  cuando regresé, los vi jugando felizmente, yo me escondí en el carro, en el estacionamiento, a inhalar una y otra vez a plena luz del día, en un sábado familiar, preferí drogarme, que disfrutar de mis hijos.
La droga me robó mi libertad, tiempo, salud, a mi familia y dinero
Recuerdo que dentro de Alcohólicos Anónimos,  yo seguía deprimido, vivía sin luz, sin libertad, deprimido y triste, erradiqué, también, mi codependencia, yo vivía al son que mi mujer tocara, si ella se despertaba de mal humor, mi día era pésimo, si ella se despertaba alegre, me hacia el día, yo vivía al son que ella quería, hoy no, mi dignidad me da la libertad de elegir, perdí en mi recuperación mis malos actos, juicios y actitudes de deshonestidad, el ser engañifa, mentiroso, falso, comencé a ser puntual, a respetar el tiempo de los demás, mi comunicación conmigo mismo ha sido en ascenso, no solo ha sido luchar contra el alcohol y las sustancias, ha sido mucho más que eso, por ejemplo, en mi comunicación y convivencia con mis hijos he mejorado considerablemente, con mi mujer es como nunca, por demás, excelente  y en estos casi 11 años de haber nacido, de volver a empezar, de estar limpio,  en mi recuperación, he avanzado, pero aún me falta mucho por trabajar, le puse acción, tengo que reconocer, que padezco del hábito del orden, del ahorro, de una buena administración, sigo de maní rota, necesito organizar mis días, mis  tiempos y mi vida, debo de hacer ejercicio, luchar contra las grasas, las harinas, el azúcar y la sal, buscar calidad y calidez de vida en todos los sentidos, finalmente confirmo que las promesas de los Alcohólicos Anónimos, en mi caso, se han cumplido cabalmente y que los mejores días de mi vida, ya llegaron.- Los tiempos son de Dios.- Hoy no tengo todo lo que quiero, pero quiero todo lo que tengo.-

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