DE ADICTO A ADICTO

Por Ernesto Salayandía García
¿Por qué se drogan los niños?
El Alcohol es una droga
Todo lo que ingresas al cuerpo y altera el Sistema Central Nervioso, se considera droga, el alcohol produce efectos similares a todo tipo de sustancias, desinhibe, anestesia las emociones, trasforma el comportamiento, entorpece la lengua y el cerebro, un borracho y un drogadicto, son lo mismo, lo más triste, es que en la mayoría de los casos, los últimos en saber que su hijo tienen una fuerte adicción, son sus padres, más, el individuo está cegado, negado, no acepta que las sustancias ya le están causando serios problemas y graves consecuencias
, ésta enfermedad, es progresiva, entre más tomas, entre más consumes, más quieres y de una droga, brincas a otra y a otra, el cuerpo, tu mente, quiere más debido a que los niveles de ansiedad se incrementan considerablemente, es una enfermedad, incurable, quienes estamos en recuperación, solo suspendemos, más no nos curamos de ella, también es contagiosa, burlona, cruel, física, mental, emocional, con infinidad de características negativas respecto a la personalidad, miedos, traumas, complejos y todo un cúmulo de defectos de carácter y patrones de conducta nefastos.
Alcohol y genética
El alcohol es una droga comúnmente consumida y que produce una gran mortalidad por diversas causas, y una serie de desajustes socioeconómicos de diversa índole. El alcoholismo es el resultado de un caldo de cultivo previo, que abarca circunstancias sociales y como hoy ya se sabe, genéticas. El alcohol es una causa importante de muerte y de enfermedad en todo el mundo, por tratarse de una droga legal de fácil acceso y que genera diversos patrones de adicción en sus consumidores. Se conocen científicamente diversos fenotipos de enzimas que regulan el metabolismo del alcohol. A éste respecto se sabe que existen diferentes resistencias a la intoxicación etílica. Estas diferencias vienen codificadas genéticamente. De los diferentes modos de metabolizar el alcohol depende de la susceptibilidad personal al mismo, es decir, que la intensidad subjetiva ante una misma ingesta de alcohol puede ser diferente para dos sujetos, hecho que se debe a las diferencias genéticas que presenten. Un estudio realizado por el grupo de investigación de la Universidad de Granada ‘Alcoholismo y Drogadicción’ ha demostrado la predisposición genética de desarrollar la ‘enfermedad del alcoholismo’, señalando que la deficiencia de endorfinas es hereditaria. En éste estudio de investigación se explicó que la beta-endorfina es una especie de morfina producida por el propio organismo a nivel cerebral como respuesta a varias situaciones, entre las que se encuentra el dolor. Los alcohólicos crónicos presentan niveles de beta-endorfinas muy bajos por lo que están considerados como “analgésicos endógenos”, ya que inhiben la transmisión del dolor, de forma que los científicos granadinos han volcado su atención sobre los bajos niveles de beta-endorfinas que presentan los alcohólicos crónicos. Este bajo nivel de endorfinas condiciona el hábito alcohólico. “El riesgo es debido a que cuando el cerebro detiene su producción de beta-endorfinas, éste se acostumbra a la presencia de los excedentes y comienza a depender cada vez más de la fuente externa: el alcohol”.
Algunos factores de alto riesgo
El engranaje es el hogar disfuncional, la violencia doméstica, la neurosis de los padres, el lenguaje agresivo y vulgar, la ausencia de buenos hábitos, la carencia de valores y de autoestima, el pésimo ejemplo que dan los padres que fuman, se emborrachan y se drogan, la desintegración familiar, la rivalidad entre hermanos, los pleitos constantes, las injusticias, las humillaciones, ridiculizaciones, por supuesto, las descalificaciones que hacemos a los hijos.- Como tú no sabes.- Que no entiendes?.- Eres un estúpido.- Eres un idiota.- No sirves para nada.- Burro.- Tonto.- Penitente.- Los sellos de un adicto se marcan en casa, es ahí donde se distingue la enfermedad y luego los padres se preguntan.-¿Ernesto por qué mi hijo se hizo mariguano?.- Otro de los venenos puros que tienen los niños, es la violencia que transmiten los juegos electrónicos y la televisión, pasan horas enteras frente a los aparatos y es pura porquería emocional lo que reciben por horas, por semanas, meses y años enteros, muchos más, se aburren de estar solos y encerrados, salen y se refugian en malas amistades, se juntan con niños igual o más dañados que ellos, los problemas crecen cuando entran las sustancias a sus cuerpos y ven en sus malos amigos, lo que no tienen en casa; obedece pues a infinidad de factores, que como padres no cuidamos y no nos informamos de cómo prevenir las adicciones, desconocemos que estamos en el ojo del huracán emocional y no actuamos hasta que el niño registra consecuencias, luego, entre padres, nos echamos la culpa uno al otro, pero no encontramos una solución de ir al fondo de la raíz, debido a que no aceptamos lo mal que estamos como neuróticos y que damos un pésimo ejemplo al usar sustancias tóxicas.
Ojos que no ven, corazón que no siente
La vida de los adictos, es una vida triste y solitaria, los fondos que se tocan a todos los niveles son desagradables, por demás crudos, hay historiales de terror y parece mentira, pero hay una gran sabiduría en los grupos de auto ayuda y en los centros de rehabilitación.- Lo que no has hecho, lo vas a hacer.- Nunca digas de ésta agua no he de beber.- y por desgracia, nadie escarmienta en cabeza ajena, tienes que vivir tu propia experiencia, sufrir para comprender lo devastadora que es ésta enfermedad maldita, perversa del alma, La Saliva del Diablo y a veces, la mayoría de los casos, tocamos fondos y más fondos, pero no son suficientes, y la enfermedad te orilla a la depresión, la soledad, a robar, a prostituirse, a engañar, te orilla a perder tu credibilidad, dignidad y tus principios, hay que caer más debajo de abajo y poder entender que no hay quién le gane, y los niños que fuman mariguana, que usan sustancias tóxicas no se imaginan siquiera el destino que les espera y es como si cavaran su propia tumba, todos los días, el hoyo se hace más y más profundo, hasta que se convierte en un abismo enorme y totalmente oscuro, comienzan a tener pérdidas severas, se pierden a sí mismos, la autoestima brilla por su ausencia, nadie cree en ellos, a muchos los corren de sus escuelas y de sus casas, son vistos como bichos raros, parásitos sociales; otros más, se llenan de tatuajes, piercings y marcas de drogadictos, sentenciados a sufrir, a mal vivir y a hacer daños a sus familias y a la sociedad, el fumar es muy fácil, el emborracharse y drogarse es sencillamente fácil, pero salir del hoyo, es meramente imposible.
Buzos Caperuzos
Hoy sé que el tiempo no es recuperación, que esto, es un día a la vez, aplicar el solo por hoy y cambiar con hechos, no palabras. En mi último libro, hago un esfuerzo por enviar el mensaje de prevención, confirmando que hay que romper  con la tradicional cultura de tapar el pozo después del niño ahogado, confirmando también, que más vale prevenir que lamentar y Buzos Caperuzos, es un manual que debe ser tomado en cuenta para evitar que los niños caigan en las enfermedades emocionales y mentales, sean víctimas de los trastornos de ansiedad, alimenticios y sobre todo, sean presa fácil de las infernales adicciones y en ésta lucha, logré presentar mi producción teatral de Buzos Caperuzos, gracias al apoyo del alcalde de Chihuahua, Chihuahua, México, Ing. Javier Garfio Pacheco, de muchos de sus colaboradores y de IMAACH, que es un centro de rehabilitación para hombres y mujeres; juntos, logramos una compañía teatral y haremos el mayor de nuestros esfuerzos, para que el mensaje de prevención llegue a todos los niños que sea posible, hoy sé, que caí en mi compulsión alcohólica y de sustancias tóxicas, por ignorancia, por autoestima baja, igual, por mi enfermedad emocional y toda la gama de defectos de carácter y patrones de conducta, caí en ese abismo profundo y negro, llegué a estar muerto en vida, atrapado sin salida, pero ahora, la vida me da la oportunidad de reivindicarme y servir al prójimo con mis escritos, mis pláticas, talleres y conferencias, ahora, también en el arte histriónico, dónde encuentro la faceta de actor, de dramaturgo y me convierto en un incansable promotor de una cultura de prevención, la cual, gracias a Dios ha encontrado eco, en espíritus visionarios y genuinos como el de mi amigo, Javier Garfio Pacheco

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