MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** El Congreso y la revolución francesa.
La revolución francesa es objeto de estudio por la incidencia que tuvo en Europa y el mismo continente Americano. Su influencia sirvió para derrocar monarquías y prender la mecha por la libertad de países colonizados. La etapa del terror, tal vez no sea la mejor de sus páginas. No olvidar que la guillotina cobró diferentes cabezas. Pero lo que más me llama la atención. de éste acontecimiento histórico, es la herencia que ha dejado hasta nuestros días y que parece ser el símbolo de muchos de nuestros políticos, tal y como hoy sucede en el Congreso de Guerrero y la Auditoría General del Estado, por sus siglas AGE.

Así es. La historia que nos han vendido nos narra todos los sucesos que se registraron en la lucha de un pueblo que ya no toleró los abusos y excesos de la monarquía. El anhelo de libertad movió a los franceses, lo cual se puede ver en la carta de los derechos del hombre que fuese redactada posteriormente.
Se sabe, por fuera de los textos oficiales, que eran tres los principios por los que luchaban: Libertad, Justicia e Igualdad. Sin embargo, en una maniobra hábil de quienes estaban en el movimiento, viendo la magnitud del terror con que se daban los acontecimientos y deseando mantener la cabeza sobre los hombros más adelante, habrían decidido marginar a la justicia, para dar paso a la fraternidad. Todos somos hermanos. Si la regamos, cometemos desfalcos o cualquier otra tropelía, todo queda en familia.
Los hechos demuestran que esa herencia de la Revolución francesa perdura hasta nuestros días. Lo vemos en nuestro país. Y en Guerrero, están como ejemplo el caso del Congreso del Estado y la AGE. Poder y órgano que debieran estar ocupados por hacer cumplir las leyes y conducirse dentro del marco de la justicia, pero en cambio, parecen tener como premisa la fraternidad. Todo queda entre hermanos. Son de una misma raza, y entre ellos no hay posibilidad de que se corten la cabeza.  
Las filtraciones de información que habrían salido desde el órgano fiscalizador de Guerrero, no puede ser vista solamente, como un caso de guerra sucia orquestada en contra de algunos ex alcaldes que buscan la candidatura para gobernador de su partido. Exhibe, que dentro de ese lugar, se mueven otro tipo de intereses, y de los cuales, en gran medida es responsable el Congreso del Estado. Y tan lo es, que las posiciones en la AGE son producto de la negociación que se hace entre los señores diputados, y no precisamente, pensando en hacer justicia con aquellos casos de servidores públicos que se despachan con la cuchara grande. Sino con el claro objeto, primero, de mantener la cabeza sobre los hombros. Todo sea en nombre de la fraternidad. Y en segundo lugar, para operar mediante el terror.
No hay justicia, cuando también se nombra de la misma manera, por negociaciones, a los integrantes de los órganos electorales. Y no la hay, cuando se pasa por encima de los derechos de las mujeres, marginándoles de una posición, como mínimo, dentro del Instituto para la Transparencia y Acceso a la Información de Guerrero, por sus siglas ITAIG.  
La herencia de la revolución francesa llega hasta nuestros días. Quienes están en el poder privilegian mantener la cabeza sobre los hombros. Poco interesa el tema de la justicia. La fraternidad es el principio de muchos de nuestros políticos. Esa es la cuestión.

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