Por Ricardo Martínez Sánchez
Rebuscando para entender la importancia de la paridad de género y aclarar todo el embrollo hecho por nuestros diputados locales, me encontré con una lectura importante realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) quienes dentro de sus principales actividades es apoyar los esfuerzos de América Latina y el Caribe para reducir la pobreza y desigualdad, desde 1959 se ha consolidado como la mayor fuente de financiamiento para el desarrollo.
El BID está plenamente comprometido con la promoción de la igualdad de género a través de la inversión en el empoderamiento económico, social y político de las mujeres. Lanzando programas de Apoyo al Liderazgo y Representación de la Mujer (PROLID), el BID viene fomentando el empoderamiento político de las mujeres mediante actividades dirigidas a incrementar su participación cívica y política, promover su acceso a posiciones de decisión pública, y apoyar su gestión efectiva, fortaleciendo de esta manera las instituciones y los procesos democráticos.
Hoy en el Congreso del Estado salen a darnos atolito con el dedo, con el tema de incremento al presupuesto para el desarrollo de la mujer, sabemos claramente que la mayoría de los partidos dispone de unidades de la mujer, pero con limitada participación y con casi nula influencia en las decisiones de partido. Entre el dicho y los hechos…
El estudio hecho por el BID demuestra que menos de un tercio de dichas áreas participan en la formación de listas de candidatos o en la elaboración de planes de gobierno. A su vez, solo un 15 por ciento de los partidos asigna partidas regulares a las unidades de la mujer para su funcionamiento orgánico, situación que limita su capacidad de diseñar e implementar estrategias y acciones a largo plazo dirigidas a promover la igualdad de género.
Si bien es cierto en México se va avanzando por el gran esfuerzo de las mujeres en la lucha de reducir las brechas de desigualdad política, situándose a la par al día de hoy, solo con Brasil, Costa Rica y Panamá quienes cuentan con disposiciones legales nacionales que establecen la obligación de destinar parte del financiamiento público otorgado a los partidos, actividades de formación y promoción de la participación política de la mujer. ¿Y el Estado de Guerrero? Atolito con el dedo.
Los datos son duros, crudos como la siguiente información que obtienen a través de sus estudios constantes corroborando que son pocas las mujeres que ocupan los cargos más altos de poder en las estructuras organizativas de los partidos políticos. De hecho, la participación de las mujeres en estas sigue un patrón claramente piramidal: se las encuentra en cantidades significativas en la base, pero hay pocas en la cima. A medida que el poder aumenta, la presencia de las mujeres disminuye.
Los partidos políticos desempeñan un papel fundamental en la determinación del número de mujeres en cargos de elección popular, ya que son los responsables de reclutar y seleccionar a los candidatos y candidatas que habrán de ocupar posiciones de toma de decisiones.
Los partidos ejercen control sobre quiénes llegan a las posiciones de poder en la medida en que deciden quiénes serán incluidos en las listas de candidatos, así como el orden en que aparecerán. En ese sentido, se les considera como los principales “guardianes” del avance de las mujeres hacia el poder.
En Guerrero en los últimos tiempos hemos contado con mujeres valiosas, líderes que han dado muestras de su capacidad y obtenido espacios de poder, influyendo en la toma de decisiones; sin embargo, aunque van en aumento la obtención de cargos de elección popular, en mandos medios y en cargos de partidos, su participación sigue siendo limitada. Este es un problema de discriminación pues se les considera poco capaces relegándolas a los cargos de menor jerarquía.
Vamos a dejar algunas preguntas en el aire para nuestro Congreso del Estado de Guerrero. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar para que la voz de las mujeres se escuche en los órganos legislativos? ¿Qué temas necesitan escuchar para que tenga mayor amplitud?
Seguimos lejos muy lejos de contar con una presencia masiva de mujeres en cargos públicos y política. Necesitamos pues fuertes cuotas electorales, que dé camino a la mujer de romper con nuestro machismo electoral y permita que se desarrollen completamente en el ámbito público.
Para cerrar pues, estamos viendo el terrible trabajo que han desempeñado algunos hombres al frente de las instituciones públicas, la colocación de mujeres solo dan lugar a creer en mejoría, sin lugar al empeoramiento.
El final: Alguien que le avise a nuestro Presidente Municipal Luis Walton Aburto, que ordene sus obras y meta el acelerador, no puede estar abriendo calles a diestra y siniestra. Pésimo gobernante sin dudas las mujeres lo harán mejor.
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