El PRI de Atoyac, confundido y fragmentado

Por Jorge Luis Falcón Arévalo*
“Es justicia, no caridad lo que está deseando el mundo”  -Mary Shelley-
La anécdota de cuando reunidos poetas y escritores en la casa del poeta George Byron, una noche tormentosa y relampagueante, apostaron entre ellos a ver quién escribía el cuento más terrorífico. La poetisa Mary Shelley, redactó una historia acerca del Dr. Víctor Frankenstein, que creó a un monstruo, así llamado. La leyenda urbana, lo ha llevado a nombrarlo como su creador.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en esta comarca cafetalera, es como la creación del Dr. Víctor Frankenstein. Un monstruo creado por otro monstruo, que nunca supo que hizo, ni hacia dónde debe ir este organismo político. Porque además de tener a un monstruo, que es noble y tierno como aquel de la novela, solo es espanta tontuelos; por no decir indejos. Y, como para imprimirle más “terror” y “pánico” en las filas del tricolor, nombran a otro raro espécimen, que además sabe de los nuevos retos del PRI, como el propio creador del PRI rancio, vejete y ojete de esta región cafetalera.
Eso, fue lo que reventó el mecate podrido y deteriorado en que se mueve el tricolor. Una oficina más manoseada que una quinceañera. No por el bisoño presidente, quien hace lo imposible dentro de sus posibilidades, careciendo del nivel  político y de conciencia social para enfrentar los retos que se avecinan. Porque se debe recordar que no es lo mismo ser bueno que hacer el bien. Ni ser simpatizante como para ser parte fundamental de ese organismo de la maquinaria de Maquiavelo.
No es con perversidad como se trabaja la política, porque esa villanía, esa perversidad, va preñada de maldad sin razonarse en las lides de la grilla palaciega. Sino que se requiere de malicia, pero para tener esa malevolencia, se requiere inteligencia y análisis crítico: Y aquí, tanto el creador como el monstruo, la carecen. Como dijo Mary: “Toda política llevada al extremo debe ser producto de la maldad”.
Designar a Arguello de León, un cordero ante una horda de lobos; era como colocar entre los dedos de Nerón, una maldita caja de cerillos. De no ser por las formas de concertar, pactar y equilibrar de Isaías Eduardo Gómez Ozuna, Lalo, entre la tropa tricolor, el asunto se apaciguó; los ánimos están caldeados, sigue latente.
Hacer y hacen como que trabajan por el PRI, las huestes de Tabarez Cisneros; es como confiar en la buena voluntad del ahora INE y dejar en poder del curato la cándida inocencia de niños y niñas. Hasta este momento el PRI estatal, entiende y sabe que Ediberto ha sido nulo y escaso su trabajo en bien de fortalecer y remozar al PRI. Sus intentos por vigorizarlo no son rescindidos por los tricolores, sino mediocres ante la propia sociedad que no comulga ni cree en sus vaciladas y balandronadas; menos, los priistas concejales que no fueron invitados a una reunión que más bien fue de compadres y zancas, que de verdaderos hombres y mujeres del ejercicio de la  política.
En sí, Jair Pérez Gallardo, no es culpable de ningún delito, es la confusión lo que lo tiene inmerso en un laberinto por  reagrupar las tropas priistas. Él como dirigente del comité municipal del PRI, ha sido manipulado, más que encauzado; pero quien lo tiene que hacer, está como el Dr. Víctor Frankenstein, mareado de poder; pero un poder ficticio, artificial y simulado. Y, así, nunca van avanzar. Porque además de mentir a los priistas, ha tergiversado la realidad del PRI en Atoyac,  a sus padrinos
Es por ello que el viernes, aparece por estos lugares el diputado local, Héctor Antonio Astudillo Flores, para poner ordenanza y como en la novela de Mary Shelley, darle un final que existe en ese tomo de terror y espanto.
P.D. Bienvenido amigo ex alcalde de Chilpancingo, acá lo saludo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario