MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** TIEMPOS DE EVOLUCIÓN, NO DE REVOLUCIÓN

Vivimos en una nueva era. La sobrevivencia ha pasado a otro nivel de exigencia. En su momento, el ser humano tuvo que combatir con animales feroces y andar de nómada para no ser un blanco fácil de los depredadores. Más tarde se organizaría para dar paso a las aldeas y pueblos, que después se transformarían en ciudades, buscando que el apoyo solidario fuese la base para aspirar a un mejor nivel de vida. Posterior a esto, vinieron las formas de organización, y con ello llegó la lucha por el poder. El dominio de unos sobre otros. La esclavitud y el sometimiento. Las rebeliones no se hicieron esperar y el acuñado de un término glorioso para algunos: Revolución. Eso es cosa del pasado. Hoy, el nuevo término, se llama evolución.

Así es. La sobrevivencia de los nuevos tiempos no radica en la búsqueda de un movimiento revolucionario. Llevar más desgracia a los pueblos no es ya la mejor opción. El camino, por todos los adelantos tecnológicos, reclama de héroes modernos. De héroes de la nueva era. De quienes sepan que el poder supremo, hoy no radica en la fuerza de las armas. Sino en la fuerza de la sabiduría.
En la búsqueda que he emprendido por encontrar la mejor fórmula para mejorar el entorno, solamente me he encontrado con una gran verdad: El cambio radica en el interior de cada persona. Y es lamentable ver que nos hemos olvidado del ser humano. Algunos esgrimen sus mejores razones para pedir que la gente tome conciencia. Y en el fondo del asunto, esto no se trata de muchas palabras, sino de nuevos líderes,  que hoy, en lugar de promover la rebelión, actos vandálicos y demás, apuesten por el crecimiento mental de las personas, pensado en la bondad como eje principal.   
Siempre lo he dicho y lo sostengo, si quienes se manifiestan con tanta intensidad y vehemencia, o que abrazan con tanto sentimiento radical una causa, lo hicieran de igual manera para hacer el bien, esto sería una cosa totalmente diferente. Es lamentable, cuestionable y reprobable lo que pasó en Iguala. Más eso no justifica, la respuesta ofrecida por los normalistas de Ayotzinapa en la capital del estado. Creo que la situación demanda, dar ese paso, que reclaman los nuevos tiempos: Evolución.
En mi modesta opinión, los hechos dan la oportunidad para sacar lo mejor de ellos. Tomar las lecciones y crecer. Y es lamentable, que después de lo acontecido en diciembre de 2011, no se haya aprendido nada, siguiendo imperando la impunidad y los mismos métodos de manifestación de los jóvenes normalistas.   
Para los nuevos tiempos, se requiere de héroes de los nuevos tiempos. El espíritu revolucionario en su momento dio lo que tenía que dar. Hoy, se debe dejar atrás esos periodos de la amígdala cerebral y el simple funcionamiento de lo lóbulo frontal izquierdo de la cabeza. El instinto y el intelecto deben ceder paso a la intuición y a la sabiduría. Al crecimiento de mejores personas, que sean capaces de visualizar, que la violencia es la peor medicina para una sociedad que reclama evolucionar.  
Es dolorosa la muerte de seres humanos. Y lo es más, en las condiciones que se registraron en Iguala. Claro que es necesario investigar y buscar a los responsables, como lo ha ofrecido el Gobernador Ángel Aguirre Rivero. Es indudable, que se deben hacer diferentes acciones y que cada quien debe asumir la responsabilidad que le corresponde. El punto es, que lejos de estar en contra de todo y todos, lo que se impone es estar a favor de la paz. 
Insisto, un momento tan complicado y doloroso como éste, me recuerda, que los nuevos tiempos, reclaman de nuevos héroes. Pero héroes a la verdadera altura de las circunstancias. Que hoy apuesten por la evolución. Porque, es ese, ahora, el ingrediente principal de la sobrevivencia. Esa es la cuestión.

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