MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** ¿Quién ríe, desde la comodidad, por los desmanes
de Cetegistas y Ayotzinapos?

Es cierto. El ambiente está lleno de conformismo y mediocridad. Por eso la descomposición social ha llegado a límites alarmantes. La muerte de estudiantes y un jugador de futbol del club Avispones de Chilpancingo, así como la desaparición de 43 normalistas, es un ejemplo claro del grave deterioro. La violencia y la delincuencia organizada han ganado terreno. Y lo han hecho, no solamente por la inacción o ineficacia de los gobiernos, sino porque la sociedad duerme y gusta más de la pasividad, en lugar de asumir el papel constructivo que le corresponde.
Los tiempos de crisis requieren de héroes acorde a ésta realidad, y no de pseudo líderes que apuestan a la anarquía, el caos y la violencia como método de lucha.
Así es. Los grandes desafíos que hoy se enfrentan, son el escenario ideal para el surgimiento de nuevos héroes. No de los que hoy desean redimir al pueblo, guiados por la amígdala cerebral, o en el mejor de los casos, con la absurda parte racional del lado izquierdo de la cabeza. De eso ya ha tenido bastante éste mundo, y los hechos demuestran que el ser humano debe evolucionar y pasar a la etapa de la sabiduría, en donde la inteligencia ética sea el común denominador de los liderazgos excepcionales.
El asunto de la sobrevivencia, en medio de la violencia inseguridad, enfermedades, cambio climático y fenómenos naturales, así como de falsos mesías, es cuestión de sabiduría. Esto no es un asunto de ovarios y testículos. La verdadera fuerza hoy radica en los liderazgos que sean capaces de construir, en lugar de destruir. De quienes prediquen con ejemplo, en lugar de palabras huecas. De quienes sepan tocar el corazón de las personas, para llevarlas a un escenario mejor. De quienes practiquen la bondad, antes que la violencia. Porque hoy más que nunca, el asunto de la sobrevivencia pasa por hacer el bien a los demás. Y una de esas tareas es enseñar al  que no sabe y sacarlos de la ignorancia, utilizando las formas y los canales adecuados que generen mejores personas.
La historia está llena de narraciones que hablan de revolucionarios y anárquicos que lograron cambiar gobiernos, para instalar en su lugar sistemas despóticos y autoritarios, porque en el fondo solamente sirvieron a otros intereses. Acabar con sus adversarios, detractores y opositores se convirtió en su deporte favorito. Esa es la lucha por el poder. Por eso la pregunta es clara, ¿A quién sirven los que hoy piden la dimisión del Gobernador de Guerrero? ¿Quién, desde la comodidad de un sofá de lujo ríe con lo que está pasando?
La incapacidad para dar de manera eficiente clases en las aulas a efecto de mejorar el entorno, no debiera manifestarse con brutalidad en las calles y oficinas. No se puede evadir la responsabilidad del magisterio en el crecimiento de la mediocridad y el conformismo de la sociedad. No todo es culpa del gobierno. En todo caso, el gobierno siempre ha sido la excusa perfecta para no dejar el área cómoda. Y peor aún, para que algunos fanáticos que se dicen líderes, vayan por lo suyo, aprovechando el momento complicado que se vive en la entidad. 
Los tiempos de hoy, no son para esa clase de liderazgos, que ya tienen harta a gran parte de la sociedad. La única forma de construir algo diferente. Gobiernos de otro nivel. Es con la edificación de mejores personas. Sería una forma más digna de rendir un homenaje a los muertos a manos de la delincuencia. Y de pugnar por el regreso de quienes hoy están desaparecidos. La violencia es signo de la involución. Ya lo decía un hombre humilde, que decidió dejar la riqueza y apostar por la formación de mejores personas. Me refiero a San Francisco de Asís: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”. Alguien que había evolucionado a la etapa de la sabiduría. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario