MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** ¿Quién gana? ¿Quién pierde? 

De la barbarie sucedida el 26 de septiembre en Iguala, fluyen con mayor fuerza los intereses políticos, que amenazan con rebasar el deseo de conocer la verdad de los hechos, el regreso de los normalistas desaparecidos y la aplicación del peso de la ley a los autores materiales e intelectuales. Se percibe un fuerte olor por la lucha del poder. 

Así es. Los hechos condenables se registran a unos días de iniciar el camino rumbo a las elecciones por la gubernatura de Guerrero. De una u otra manera, la situación ha dejado mal parado al PRD. No es casual, que su líder nacional, Carlos Navarrete, haya venido a pedir perdón, con un nutrido grupo de personajes, hasta el mismo municipio de Iguala, por haber nominado al ahora alcalde con licencia y prófugo de la justicia.   
Los comentarios más recientes giran sobre la permanencia o no del Gobernador Ángel Aguirre Rivero, al frente del gobierno de Guerrero, a quien la cúpula de su partido, el PRD, y diferentes actores políticos, sociales y económicos le han expresado su respaldo. Al respecto, el mandatario ha manifestado que solamente el pueblo puede pedir su dimisión, situación que se antoja difícil, luego de que goza con buenos niveles de aceptación en las regiones y municipios de la entidad.
En descargo del Gobernador y el asunto Ayotzinapa, es obvio que él no ordenó la masacre. Que sin duda, el golpe a su imagen es un daño colateral. El punto es, que quienes poseen otro tipo de intereses, lo han buscado colocar en el mero ojo del huracán. Y peor aún, vinculándolo a uno de los grupos delictivos que opera en Guerrero. Es claro, más allá de lo realmente importante, que estarían pesando más los intereses de carácter político. 
El eje central de los hechos, se supone que es el regreso de los normalistas, la búsqueda de los responsables y la aplicación de todo el peso de la ley. Pero al margen de eso, hoy algunos piden la salida del gobernador, ¿Con la intención de qué? Será de intereses particulares, porque es obvio, que en nada ayudaría a esclarecer los hechos condenables.
En el escenario político electoral, para algunos, los hechos podrían beneficiar al PRI, luego de quedar mal parada la imagen del PRD. El punto es, que en medio de la tempestad, el cierre de filas en torno al Gobernador Ángel Aguirre Rivero, es un indicativo, de que en el partido del sol azteca le han dado lectura correcta al momento. No desean dejar la escena libre. Ni a la deriva la situación crítica. El estado de Guerrero, por lo que significa para ellos, debe ser prioridad. De hecho, la aparición en escena del presidente Peña Nieto, no fue con suma contundencia. Fue cuidadoso. No se lanzó a fondo. Y pareciera, que todo habrá de caminar hacia la vía de los acuerdos.
No olvidar aquí, que el anuncio millonario de la federación para el rescate y conformación de un Nuevo Guerrero, después de los desastres mayúsculos provocados por Ingrid y Manuel, no han impactado  de manera importante en la entidad. Peor aún, se sospecha que la contingencia ha servido como medio para incrementar la corrupción y poner al descubierto la ineficacia. No es casual, que legisladores perredistas hayan pedido información más clara sobre el proceso de reconstrucción. Podríamos decir, que existe una paridad de fuerzas.
Lo que se impone, es la vía de los acuerdos. El PRI necesita del PRD para gobernar a nivel nacional. El PRD necesita de la solidaridad del gobierno Peñista para esclarecer los hechos del 26 de septiembre y dejar gobernar a Ángel Aguirre. Y al final de cuentas, regresar al objetivo principal: trabajar por el regreso de los normalistas, buscar a los responsables de la barbarie y presentarlos ante la justicia. Esa es la cuestión.

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