¡AYOTZINAPA VIVE… LA LUCHA SIGUE¡


¡Vivos se los llevaron… vivos los queremos!
Como fuego que calcina el corazón
como puñal traicionero que asesina,
el 26 de septiembre no se olvida
cómo página de horror siempre encendida.
La noche cubría con su manto
la risa juvenil de normalistas
que en su alma joven anidaban
la voz de la historia en rebeldía.

¿Cuál era el pecado en ese día?
¿A qué artículo desobedecían?
¿Cuál era la falta cometida?
¿Qué ley constitucional se rompería?
Los gritos de protesta se estruendaban
y salían como reclamo de justicia
como se protesta por las tantas inmundicias
de los perros del poder y la codicia.
Los sueños juveniles son banderas
que reclaman un mundo de esperanzas
de jardines de ideas en las trincheras
como la luz que irradia en lontananza.
La palabra del reclamo fue puntual 
y los gritos del tiempo siguen vivos 
que descubren la mierda de las fieras
entre hienas, zopilotes y asesinos.
Tu lucha social no acabará 
como llama incandescente de la gloria
como el aire que retumba en libertad
y que llama a luchar por la victoria.
Y en medio de los campos del saber
retumbarán las voces de la patria
Ayotzinapa por siempre vivirá
por su lucha eternamente libertaria.
¡Vivos se los llevaron… vivos los queremos!

Los gritos, organizados y rebeldes, se estruendaban al unísono… los rostros asoleados pero incansables protestan la barbarie del Estado… las filas de estudiantes normalistas, bachilleres y secundarianos acompañaban a los profesores, padres de familia y sociedad civil, que era conformados por varones, mujeres y jóvenes decididos a la lucha social e indignados ante las injusticias y la antidemocracia latente y podrida… y es tan simple y lógico entenderlo y comprenderlo: “¡Si fuera tu hijo o tu hermano el desaparecido, tú qué harías!”… y el corazón duele y se estremece, mientras la sensibilidad sacude la conciencia individual y social… y el que no lo entienda, se puede comprender que tiene entumido el seso y apagada el alma, tan simple como el más insípido pensamiento.
 “¡Mis padres me dijeron/ te pones a estudiar/ pero si no hay justicia/ te pones a luchar!”. La avanzada se ensanchaba en toda la calle y los reclamos hacían eco en la templanza comunitaria. Los normalistas de Ayotzinapa y los padres de familia de los jóvenes desaparecidos habían llegado a las 3 de la madrugada, dispuestos a dormir en el autobús, con el alma en un hilo, con insomnio visible y centenario, pues el campesino y el indígena son las clases sociales más productoras de alimento para toda la gente y los grupos más vulnerables por la omisión política de los gobiernos municipales, estatales y federal, el olvido de las instituciones creadas para otorgar los servicios sociales, pero sobre todo la traición y la demagogia partidista del PRI, del PRD, del PAN… y de los otros… para qué gastar tinta, son comparsas caras, inútiles e intrascendentes, de los priistas, ya se sabe, la represión del médicos, ferrocarrileros, maestros de los años 50´s y 60´s son recuerdos de sangre; los movimientos estudiantiles del 68 y el 71 jamás se borrarán de la historia de México, como el parte-aguas de su purgatorio… y ahora, acompañados perrunamente del perredismo que se dicen de izquierda pero que cobran con la derecha, han pretendido aniquilar las normales rurales, que han sido símbolos emblemáticos de la defensa y justicia social.

 “¡Seamos las voces de aquellos a los que las balas cobardes callaron!”, así se repetía una y mil veces, sintiendo que la voluntad se desgarra y termina hecha jirones, pero la rabia es más fuerte y persistente que las balas asesinas y la omisión de políticos y gobernantes retrógradas y cobardes… y ponen el ejemplo de Enrique Peña Nieto que prefirió irse a China y a Australia en busca de negocios que atender y solucionar el clavo ardiente que son los 43 alumnos, jóvenes, estudiantes, normalistas y la voz de la libertad, la conciencia y la justicia, con su cara casi infantil y casi adolescente, que atienden y cumplen la filosofía Allendista: “Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción hasta biológica”… atendiendo la rebeldía propia de la juventud, que en el último rincón del mundo se manifiesta en cada muchacho o muchacha, cuando el hambre muerde el alma, de esas necesidades que humillan y lastiman, pues aun trabajando no se llega a un estado de justicia y democracia.
 Peña Nieto debe renunciar al poder, porque lo ha envilecido, con la represión persistente y cobarde, desde el mismísimo día en que tomó el poder, con su política elitista y cancerígena, de privilegiar a los pudientes y olvidar a las capas sociales desposeídas, por vender la naturaleza mexicana y desvalijar las instituciones nacionales, que tanta sangre y fuego costó estructurarlas, a la vez, por su avión de 7 mil millones, cuando Mexicana de Aviación necesitaba 2 500 millones para sostener cientos de fuentes de trabajo, por su “Casa Blanca” tan vergonzosa e inexplicable… o fácil de entender, ¡por dignidad!
 Los riesgos y las amenazas son reales e inmediatas, pero también la opinión y las acciones de La Comisión Internacional de los Derechos Humanos, la ONU, la UNESCO, la Human Right, entre otras, están esperando su renuncia, que bien puede ser sustituida por una persona de la sociedad civil, sin afán partidista ni ambición desmedida, salido o comprometida con la justicia, la democracia social. Porque hasta este momento ha sido pura parafernalia inútil, en el cambio de poderes municipales y estatal, en una simulada atención de la Procuraduría y Gobernación, de declaraciones sin fondo y sin resultados… lo que importa y es determinante, es que aparezcan los 43 normalistas que se hallan desaparecidos… porque “¡No queremos uno/ no queremos tres/ queremos con vida/ a los cuarenta y tres¡”.  
Desde el hermoso “Lugar de mujeres” Raúl Román Román. El Indio de Iguala.

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