MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** “No es cuestión de suerte.”

Cuando leí el libro: “Zonas mágicas” de Wayne Dyer, me encontré con un pasaje de su vida, que aún recuerdo. Se trata de la supuesta buena suerte. El autor se encontraba en una entrevista de radio, y el conductor le cuestionaba y criticaba por su filosofía del crecimiento humano. Dudaba de que las personas pudieran cambiar el rumbo de sus vidas, sin la compañía de la buena suerte.

Así es. De hecho Dyer había sido invitado, con la intención de exhibirlo como un iluso soñador. De ahí, que el entrevistador se daba vuelo con sus comentarios llenos de sarcasmo y humor negro. En eso estaba, cuando entró una llamada. Le dijo que se trataba de un hombre originario de Haití. De profesión médico.
Su llamada fue puesta al aire. La idea era seguir, según, exhibiendo a Dyer. De tal manera, que la persona, del otro lado de la línea, comenzó con su relato. Refirió que nació en una familia muy pobre. Sufrían para contar para comer. Sus hermanos no tenían mucho interés por estudiar. El sí deseaba hacer algo diferente con su vida. Su mamá, al ver sus sueños, todos los días le decía que no dejara de pensar en ellos, y verse como una persona diferente, así como trabajar en la conquista de los mismos.
A pesar de las dificultades y barreras, él muchacho se mantuvo firme en sus sueños. Estudiaba y trabajaba. Cosa curiosa, en su país le negaron el acceso a la universidad por ser de bajos recursos económicos, sin embargo, por su persistente esfuerzo, se ganó una beca al extranjero, con la que logró convertirse en médico. “Hoy tengo un magnífico trabajo y le envío ayuda a mi mamá. Mis hermanos dicen, que ellos siguen igual y que he progresado, porque solamente he tenido mejor suerte. Sin embargo, no es así. Soñar y perseguir tus sueños es decisión personal. Pude haberme quedado cruzado de brazos y ser una víctima más de las circunstancias. Gracias al impulso de mi madre me decidí a mantenerme hacia adelante. Tiene razón el Dr. Dyer. La buena suerte no existe, y si es que ésta existiera, debe estar de lado de las personas que trabajan.” De esa forma selló su participación el hombre de la llamada. A ese comentario siguieron más. Y en conclusión, cuando el ser humano trabaja, tiene en sus manos construir un futuro mejor. Construir un gran proyecto. Cristalizar los sueños.
Lo anterior, viene a colación, porque en medio de la grilla política, ante la cercanía de las elecciones, los comentarios fluyen por todos lados, en aras de asegurar quien es el mejor para cada cargo público. El punto es, que esto no se trata de buena suerte o de un mero gesto de buena voluntad. Creo, hay que decirlo, existen personajes que han trabajado para llegar a esos espacios.
De manera particular, me llama la atención, el caso del diputado Jorge Salgado Parra, quien se encuentra inmerso entre diversos comentarios. Unos que le reconocen sus talentos y otros que buscan desacreditarlo. El caso es, que detrás de los números que arrojan los sondeos, en donde se le ubica como el mejor posicionado para ir por la presidencia municipal de Chilpancingo, no son producto de la simple buena suerte. Existe mucho trabajo a ras de piso para obtener, hasta hoy, un buen saldo.
Creo, según los hechos, que Jorge Salgado Parra no ha permanecido cruzado de brazos o esperado que las cosas le caigan del cielo. Ha tenido sueños y se ha lanzado en la búsqueda de concretarlos.
Los milagros dice Dyer, no se producen con una pócima o una varita mágica. Detrás de ellos está la participación del ser humano. Existen muchas horas de trabajo. Esa es la cuestión.

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