MEMORÁNDUM

Gerardo Ruano Cástulo

*** Los respaldos que tiene Adolfo

El Rey tenía el deseo de ver plasmado en una pintura el significado de la paz. Para eso, lanzó una convocatoria a toda la gente del reino que deseara ganar una buena cantidad de monedas de oro, siempre y cuando, a juicio del monarca, la obra reflejara lo que es la paz. El llamado tuvo buena recepción entre la gente. El día del concurso, los participantes llegaron en abundancia. Fue extenuante la jornada de calificación. Solamente quedarían tres trabajos al final de la jornada, mismos que elegirían los consejeros del Rey, para que de ellos, él decidiera al ganador del certamen.

Después de largas horas, tres eran los trabajos que llegaron a la final, en el primero, era admirable la quietud del cielo y lo esplendoroso del sol, rematando con el vuelo de una paloma, que como sabemos, ha sido símbolo de la paz. En el segundo, se veía a un grupo de personas que disfrutaban de un momento de tranquilidad. Y en el tercero, el paisaje era impresionante, con un bosque de árboles frondosos, plantas llenas de flores y animales que gozaban de ese ambiente.
Al verlos, el Rey dio una y otra vuelta. Se detenía en uno, en otro, y ninguno lo convencía. Sus consejeros le daban sus razones para haberlos elegido. Pese a eso, no había ganador. El ojo del monarca no había sido llenado. Para él, ninguno de los cuadros reflejaba, lo que a su juicio, era la paz.
Entonces pidió a sus colaboradores que colocaran todos los cuadros eliminados en una sala especial, en donde él pudiera verlos, a efecto de encontrar alguno que cumpliera sus deseos. Poco a poco fue recorriendo el salón. Nada lo convencía. Algunos trabajos eran deplorables. En tanto otros, que si tenían calidad, reflejaban lo mismo que había rechazado de los tres finalistas.
Ya casi para culminar el recorrido, el Rey se detuvo en algo que le llamó la atención. Era un dibujo bien logrado. Después de observarlo con atención, les dijo a sus colaboradores y consejeros que ya había ganador y pidió que llevaran la obra al salón principal. Al verla sus hombres de confianza se sorprendieron.   
No resistieron la tentación de preguntar las razones al Rey, aduciendo que lo único que veían, era una feroz tormenta con truenos y rayos. A lo que el Monarca respondió: “Si se fijan con atención, en medio de la tormenta, hay una pequeña cueva en la montaña y ahí está un pequeño arbusto que permanece en paz y fuerte ante la tempestad. Creo que eso es la paz. Es mantenerse sereno y tranquilo ante las tempestades. Porque la paz no es ausencia de Guerra. Es un estado al que todos podemos aspirar, aún en medio de los problemas y presiones de la vida”.
El mensaje nos sirve para recordar que en la lucha del magisterio, el SUSPEG es una organización que apuesta a la estabilidad. Que apuesta al desarrollo educativo. En eso coinciden más de 60 secretarios seccionales que respaldan con todo al líder estatal, Adolfo Calderón Nava.
Creo que el líder sindical se mantiene sereno, a pesar de la quema de instalaciones y protestas de quienes buscan la inestabilidad. Se mantiene así, porque sencillamente ha hecho bien las cosas. Ha dado la cara ante todos los problemas y se ha conducido de frente a los dirigentes seccionales. Nada se ha tejido en lo oscuro. Todo transparente. Por eso goza de paz. Por eso posee el respaldo de los órganos de gobierno de su sindicato, de la inmensa mayoría de seccionales y un porcentaje elevado de la base trabajadora. 
Trabajar bien, hay que decirlo, no significa que no habrá tormentas. Eso es parte natural de la vida. Adolfo Calderón está haciendo bien su chamba y eso no gusta a algunos. Esa es la cuestión.

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