LOS CAMINOS DE LA VIDA

La creación del Cetis 45

Hoy haremos un alto en el camino de la vida… y le pediremos al padre tiempo su bondad para enaltecer una de las historias más ilustrativas e inolvidables del bello puerto de Zihuatanejo, hermoso pueblo de pescadores. Nuestro protagonista, historiador y guía es un hombre que siempre se ha distinguido en sus afanes de estudio, trabajo, deporte y cultura y con el que hemos pasado jornadas de gloria, amistad y compañerismo… además es conocido por todos ustedes: ¡José Luis Higuera Mendozaaaaa,  a la palestra periodísticaaaa! 

La entrevista se programaba y se aplazaba por compromisos de los dos participantes; finalmente y en un encuentro fraternal, en medio de la algarabía juvenil de los alumnos del CETIS 45, pasamos a la sala que guarda al CAED ZIHUATANEJO, y bajo su ilustrativa crónica, hoy se rescata esta hermosa raíz histórica, en una voz autorizada, de hecho y de derecho, el origen del Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios. Ahí vamos con el hachaaa…
“Mi nombre es José Luis Higuera Mendoza; soy nacido en el hermoso suelo de Coyuca de Benítez Guerrero, en una mañana de 7 de septiembre del lejano año de 1951.
En el “lugar de cayucos” estudié la primaria y la secundaria, al lado de maestros entrañables y amigos inolvidables. 

Una vez que se cerraron estos capítulos existenciales, emprendí una aventura de estudio en la ciudad de México, cuando llegué directamente al Colegio de Ciencias y humanidades en el plantel Vallejo, al mismo tiempo que se inauguraba la Central del Norte, en la hermosa Ciudad de los Palacios… pero el destino dictaría otro derrotero… las posibilidades económicas familiares me orillaron a regresar al bello puerto de Acapulco, allá por ya lejano año de 1976.
  Ya instalado en la costa acapulqueña, inmediatamente me integré a la industria hotelera, dentro de la cocina y que a través del tiempo me brindó tantas y tantas satisfacciones personales, familiares y comunitarias…
 Pero los vientos del sur giran su dirección y conducen mi vida hacia Zihuatanejo, al hermoso “lugar de mujeres”… entonces un pequeño pero siempre hermosísimo pueblo de pescadores, con infinidad de terrenos baldíos y en breña, plagado de pescadores, campesinos y mujeres hermosas y sencillas de esta bendita tierra costeña.
 Mientras en Ixtapa sólo sobrevivía el ya desaparecido Hotel “Aristos” e iniciaba su existencia turística fulgurante.
… y así llego a inscribirme al siempre bien recordado CAPIH, que era la institución creada localmente para prepararnos en todos los órdenes para el servicio turístico. Ahí hicimos grandes y entrañables amigos.  
 En una de esas fechas memorables, de pronto que llegan a invitar para integrarse laboralmente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al que raudo y veloz me integré como trabajador activo en el área de mantenimiento y metiéndole a las pinzas, desarmadores, palancas, motores y maquinaria en general, pa´que tanto brinco, si para servir venimos.
 Y así me veo en estado civil casado, trabajando y deseando estudiar, a la vez… las opciones eran reducidas, sólo podíamos ingresar a la Preparatoria 13, situación que no pude cumplir por un percance familiar, a la hora del examen de admisión… pero ¿Qué creen? A través de la radio y de boca en boca nos enteramos que pronto se abriría un nuevo centro educativo, que convocaba a los jóvenes y abría sus puertas a la comunidad zihuatanejense… y así, en el mes de octubre, cuando las lunas son más hermosas, del año de 1979, asistimos al DIF de Las Salinas para recibir las primeras clases en el Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicios No. 45, siendo el primer director el Maestro Ricardo Suástegui Gutiérrez, que se encontraba acompañado por los docentes como Tadeo de la O, José de Jesús Galeana, Luis Camacho, H. Luz, Pedro Chávez y Bardobiano Mayén que nos fueron cincelando nuestra personalidad juvenil y encarrilándonos en la carrera de Técnicos en Administración Turística.

 Ahí duramos como tres meses, para que posteriormente nos trasladáramos a la Escuela Primaria “Miguel Hidalgo”, en el mero corazón de La Noria, adonde el Profesor Félix Echeverría nos permitió acamparnos.
  Nueve meses después estábamos chaponando y limpiando a puro machete y tarecua el terreno que actualmente tiene el Cetis, y adonde Elizabeth Barragán se abría la frente cuando su machete pegó en una sierrilla y le rebotó en la mera cara, haciéndola sangrar profusamente… 
 A partir de que entregaron los dos primeros edificios, nos veníamos e íbamos caminando puros alumnos mayores, entre las siete de la mañana a la una de la tarde, con estudiantes de Bebidas y Alimentos y un puñote de nuevas secretarias ejecutivas, entre los que se encontraban Enrique Rodríguez Rumbo, Modesto Rauda, Adalberto Ramírez Lobato, Jorge Luis Oregón,  Rubén Aburto, Luis Ríos Girón, Juvenal Maciel, Luz Virginia Galeana,  y su servidor, que integramos la primera generación 1979-1982.
Entonces la explanada era de tierra, los salones a medio construir, pero nuestras ansias y sueños fueron cumplidos por nuestra casa de estudios… y de ahí pa´l real… pura miel en penca…
Para este momento, la mirada de José Luis Higuera vidriaba de emoción y pleitesía, mientras que dentro de su corazón guardaba el más bello de los recuerdos juveniles de su vida. (Desde el hermoso “lugar de mujeres”, Raúl Román Román, El Indio de Iguala).

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