LOS CAMINOS DE LA VIDA


Por  ”. Raúl Román Román

La educación especial “por amor a la vida... con vocación de servicio”

La historia se registró así: Adolfo es un niño que nació con deficiencia auditiva, más no fonética, estos es, no oía pero si tiene las condiciones corporales para que hable. Este descubrimiento lo hizo la maestra de Educación Especial, después de que el niño había pasado, con un amor enfebrecido por sus padres pero a través de los muros del silencio.

 La escuela primaria “Sor Juana Inés de la Cruz” se ha convertido en un centro de integración y también fue el canal para que la comunidad mostrara sus dones de solidaridad y a Adolfo le fue incrustado una membrana en su cerebro y un amplificador de sonido para que escuchara, por primera vez en su vida, paulatina pero efectivamente, encontrando la experiencia de su vida que fue impactante y hermosa, de ahí ha aprendido a articular sus primeros sonidos a través de su garganta y a reconocerse como un ser humano extraordinario y capaz... lo que confirmaron sus padres por medio de la sonrisa más bella que pueden tener   los progenitores, llena de esperanza y satisfacción.
 Adolfo reconoce los campos semánticos, escribe, lee y se integra a una situación normalizada de la sociedad en que vive, y todos los presentes deseamos y vaticinamos que “el muñeco” llegará a ser un extraordinario ser humano... por el amor de la vida y la vocación de servicio.
Ya encarrerados y con la iniciativa del Lic. Carlos se programó, en la última sesión, una visita y su correspondiente demostración al centro-matriz, de la Educación Especial, en el mero corazón de la colonia “Vicente Guerrero”; ahí se desarrolló la más conmovedora experiencia, que tuvo un choque frontal de emociones que oscilaron entre observar a los niños con capacidades diferentes y el esfuerzo denodado de sus padres y maestros por buscar como regularizar algunas de sus deficiencias, corporales, mentales e intelectuales e introducirlos a los procesos normales de su vida.
De entrada, el escribiente no acepta el término discapacidad, pues se concluye de que si no se puede desarrollar cierta habilidad o destreza, pues seré discapacitado para dibujar, pintar, esculpir o para las matemáticas o las manualidades... pero bueno, se sigue con el punto central.
Se presentaron cinco niños con diferentes limitaciones como Síndrome de Down, Autismo y sus propias deficiencias y características de estos trastornos.
Con verdadero conocimiento de causa y capacidad académica y técnico-humano, Carlos desarrolló las rutinas básicas; sorprendentemente entonó la canción de bienvenida, a la vez que saludaba de mano en mano a sus queridísimos alumnos y los introducía al área que les competía, y al mismo tiempo explicaba las generalidades de este proceso y sus salidas lineales, colaterales y descendentes. Los observadores estábamos impactados y conmocionados, mientras los residentes de este edificio y centro escolarizado se desenvolvían como “peces en el agua” bajo la naturalidad propia, con verdadera destreza, pero sobre todo, con un amor desbordante y contagiante hacia sus alumnos, por la fuerza de la razón, la pasión por la vida y la vocación de servicio.
 Carlos tenía una técnica y una estrategia para cada alumno... Lulú se salía de lo programado porque habitualmente la acompaña su mamá, que es la que la provee de agua y alimentos, y en esta ocasión no fue posible hacerlo, y la niña, casi adolescente, se encontraba en una crisis existencial aguda y difícil . . . sólo que nuestros maestros se     comportaban con soltura y sencillez, a lo que se adicionaba ya la presencia y capacidad profesional y amorosa de Lizbeth, de cuna igualteca y avecindada en la costa.
 Una y otra vez repetían cantos, escritura, lectura de labios, ilustración de dibujos, reconocimiento del entorno y el intento persistente de lograr las llaves magistrales del hombre, por los siglos de los siglos: la capacidad de adaptación y de integración a los ambientes naturales y sociales, los que lo logren se convierten en seres más aventajados aun.
La experiencia fue impactante y el aprendizaje significativo, revelador y humanitario. Aquí se acaba toda posición ególatra y egocentrista, hasta aquí llega la soberbia, la autosuficiencia y la exigencia mundana; allí se acabó el mundo de las solicitudes a Dios y al hombre para tener la millonada de pesos, los carros y las comodidades estériles y superfluas... hubo una transformación total y un despertar espiritual contundente y grato, todo se convirtió en valorar a la vida, la salud y el regalo divino de los hijos ausentes de limitaciones discapacitorias; todo fue de bendiciones y saber que somos inmensamente ricos por la fuerza de la salud, y aquí se cumple y aplica el “Gracias a la vida /que me ha dado tanto / me dio dos luceros que cuando los abro/ perfecto distingo lo negro del blanco/ y en el fondo mismo el cielo estrellado / y en las multitudes la mujer que amo”. . .  
 ¿Qué quedaba?... solidarizarrnos abiertamente con las mamás y los papás que en su duelo, inicialmente no aceptan la condición de la vida al tener un hijo (a) con capacidades diferentes, tratar de llevar el mejor de los alientos y las asistencias sociales, decidirnos a participar con toda nuestra capacidad en el impacto del tipo de vida de nuestros alumnos, discapacitados o no , insistir en tener una escuela equipada y profesionalizada, es muy difícil poder animar a un padre o madre en este trance, puesto que muchos de ellos están destinados a dedicar su vida entera a la normalización de sus hijos, en el que invierten todo su tiempo, su capacidad personal, económica y logística en el decoro de la existencia de sus pequeños. 
 Con toda el alma y la pasión darían su propia vida a cambio de ver y sentir un minuto de la felicidad, de sosiego y la recuperación de sus hijos. Cambiarían todo el mundo con tal de ver a sus vástagos en camino de la salud y el bienestar... y aún más, empeñarían su vida y su sangre con el fin de asegurar el futuro de sus hijos, sin condición alguna.
 ... se hacían espacios de admiración, se abrían paréntesis de espera y reacción, se promovían acciones de ritmo, propuesta, estímulo y respuesta, todo creativo y dignificante, los signos de admiración eran evidentes y sensibles, en fin, fue una experiencia para valorarla por el resto de nuestras vidas.
Más adelante buscamos la entrevista que amable y atentamente nos dieron Lizbeth y Carlos; se describió la sintomatología de cada deficiencia, en la que tienen que desarrollar un trabajo por demás arduo, profesional y colegiado, entre psicólogos, trabajadores sociales, terapistas de comunicación, maestros de grupo, directivos y asistentes, papás, mamás... en fin, el único objetivo es adaptar e integrar a los niños y a los jóvenes a sus círculos sociales.
 La Escuela de Educación Especial recibe niños desde los 40 días de nacidos y los lleva a la convivencia hasta la edad primaria y más, pues ahora cuentan con una área de panadería y repostería para preparar a sus diamantes infantiles y juveniles, para la vida y que puedan integrarse a los campos productivos. De ahí han egresados seres humanos que han formado ya una familia y que tienen un concepto diferente de la vida, posiblemente de la dificultad de desarrollarse en ella, a ritmos más pausados pero armoniosos. Y de aquí se desprende el reto vivencial para las autoridades civiles de todos los niveles y para las empresas particulares u oficiales, que a través de la exención de impuestos, o bien, con los recibos para deducir los mismos, empleen y asistan dignamente la preparación, desarrollo y trabajo de nuestros congéneres con limitaciones especiales, para mostrar el mundo de todos los mundos. Señores del servicio público e industriales y comerciantes, ustedes tienen la palabra.
 Mientras tanto, el nivel especial es un cúmulo de manifestaciones tristes y gratificantes, difíciles pero satisfactorias, eternas pero divinas... ahí se gestan los grandes retos desde cuando el papá no acepta y rechaza la naturaleza de su hijo y la madre después de haber tenido nueve meses de una gestación rosada y esperanzadora, se encuentra en el dilema de por qué tienen un hijo limitado, buscando culpables y blasfemando contra Dios, para finalmente sentir como la bendición del hijo viene a unir a la familia, con hijo especial, para padres especiales y hermanos, amigos, maestros y ambientes especiales; donde el ambiente natural, social y familiar se modifica determinantemente, a veces sin esperanza alguna por la severidad y profundidad de los casos; sólo lo sabríamos poniéndonos en sus zapatos, pero aun así, nuestros niños son seres humanos que sienten, piensan, se comunican y viven con gran intensidad y humanismo.
Son unos hermosos seres humanos que cada movimiento dominado se vuelve una proeza que reconforta y satisface; cada sonido gutural, avance en su fonética, escucha, movimiento y reconocimiento del alfabeto Braille se convierte en un sinónimo de haber escalado la más alta de la montaña terrestre; cada puente de comunicación y de comprensión es motivo de festejo para todos nosotros; pero ellos, pequeños, jóvenes y sus papás saben el sabor de la vida, de lo amargo a lo dulce, de lo difícil al nuevo reto en turno, de lo bello a lo excelso y de cada triunfo a cada victoria, un día a la vez.
Así, los maestros especiales cantan, se disfrazan, crean, reproducen, repiten rutinas, elevan plegarias, tienen crisis existenciales, se desconectan, se vuelven a conectar, invierten y promueven, planean y ejecutan... su mundo es especial, su labor es especial y especializada, en fin, se convierten en héroes anónimos y amistosos de aquel ser que recibieron al mes y medio de nacidos y a los doce años o más, los reconocen como sus fieles quijotes de la esperanza, como sus estrellas refulgentes que guían su camino.
 Señor y señora especial, no se tiene la conciencia y la sensibilización para compartir su pena, pero la vida de un ser humano es lo más valioso del ser... aceptaremos que nos griten que no estamos en su caso y que es fácil la vida que llevamos con hijos regularizados, los comprendemos y también nos embarga el dolor, pero habremos de reconocer su sufrimiento, no tanto por ustedes como por sus hijos, pero aún queda por luchar, no decaigan, sino al contrario, multipliquen sus esfuerzos y crézcanse ante la prueba de la vida, para dar y conquistar el más grande de nuestros retos.
 Afortunadamente y como ejemplo de vida, los atletas mexicanos paraolímpicos nos han dado la prueba de lo que es el amor a la vida, la pasión por el triunfo y la entrega denodada cuando los objetivos son claros y precisos; que pena para mí, que mientras un corredor paraolímpico bate el récord mundial de desplazamiento, nado o competencias en muletas, sillas de ruedas o saltos… yo no soy capaz de correr cien metros... que pena que mientras unos pagan por tener salud y recuperación, otros pagamos para estar más estúpidos y alienados, mientras aquellos buscan luz y esperanza, otros nos sumimos en la lucha estéril por el dinero y las comodidades superfluas... 
  Maestros Especiales, siempre tendrán en nuestros corazones un lugar especial, por su amor por la vida y su vocación de servicio. Gracias a todos los maestros especiales del mundo que anónimamente o reconocidos entregan su vida con la pasión de servir. (Desde el hermoso “lugar de mujeres”. Raúl Román Román. El Indio de Iguala).

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