Memorándum

*** Astudillo; incuestionable triunfo.

Gerardo Ruano Cástulo
Existe una tribu, en un país del África, en donde según viven los más pobres del mundo, en el que cuando uno de su habitantes comete una falla o error, los demás, lejos de cuestionarle o criticarle, hacen algo muy interesante. Así es, en lugar de exhibirlo y hacerle sentir mal, todos los integrantes de la comunidad paran labores, hacen un círculo en torno a quien falló,  y uno a uno, sí, lo leyó usted bien, uno a uno, comienzan a decir alguna de las virtudes u obras buenas que distingan a la persona que ésta en el centro.

Saben una cosa. Es una comunidad súper unida. Sus habitantes poseen un elevado coeficiente emocional. La alimentación mental positiva que reciben, les hace ser diferentes. No están pensando en envidias, rencores o buscar culpables de las situaciones. Todos son responsables.
Bajo esa consideración, el ganador de las elecciones del domingo pasado y futuro Gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, lo dijo de manera muy clara, al señalar que durante todo el proceso no se dedicó a cosechar enemigos. Por el contrario, siempre buscó tejer las mejores alianzas y sumar a la mayoría de los guerrerenses en el proyecto de Orden y Paz. Y al final de la jornada, la mayoría de quienes sufragaron, decidieron darle el voto de confianza, a efecto de que asuma las riendas de la entidad.
El margen, de alrededor de 8 puntos porcentuales, lo ubica con una diferencia enorme, en número de votos, como para pensar en judicializar la elección, como se dice, pretendería hacerlo la candidata del PRD. Habría que admitir que perdió, y que fue, de una manera clara.
Es complicado, es cierto, aceptar la derrota. Creo que nadie desea perder. Todos tienen la aspiración de ganar. El punto es, que la decisión de la ciudadanía ya fue tomada, y en ésta ocasión, decidieron dar el apoyo a Héctor Astudillo Flores.
Lo que se impondría, después de las pifias perredistas en diez años, es que más allá de estar pensando en llevar la elección a los tribunales, es entrar en un proceso serio de reflexión y análisis, en donde lejos de buscar culpables, todos asuman la responsabilidad. 
Los números indican, que no hay excusa ni pretexto. La gente votó por un cambio en el poder. Decidió regresar la confianza al PRI. Eligió, de entre los candidatos, a quien en éste momento, representa al mejor, para intentar regresar la armonía a la entidad. Ese es el primer reto y compromiso que tiene Astudillo Flores.
La ley ampara el derecho a inconformarse con el saldo, más las normas éticas y morales, indican que antes de cuestionar y criticar, se debe asumir la responsabilidad. El primer paso, reconocer que se cayó por errores propios y aciertos del adversario, y no simplemente por supuestas marrullerías o vicios electorales.
Es claro, que Héctor Astudillo ha llamado a la defensa del voto, no porque le asuste la intención de la candidata del PRD de interponer la impugnación, sino porque, su postura es acorde a un político que cree en la democracia y da un valor enorme a la voluntad popular, misma que no debe ser pisoteada.
Se podrán decir muchas cosas, pero es innegable, que el PRD, se puso a modo para ser derrotado. De hecho, desde 2011 pudo haber salido del poder, cuando Zeferino Torreblanca se había encargado de debilitarlos. Fue Aguirre Rivero, quien los mantuvo en la nómina. Hoy la cuerda no aguantó más. 
El pueblo, mediante el voto libre y secreto, decidió que Héctor Astudillo Flores, es la mejor persona para Gobernar Guerrero. Esa es la cuestión.

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