Crónica Bodas gay Acapulco

El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad... con esta carta del Apóstol San Pablo a los Corintios quiero describir lo que sucedió el pasado viernes 10 de julio, donde 20 parejas del mismo sexo, 15 de mujeres y cinco de hombres, decidieron unir sus vidas en un acto extraordinario y trascendental en la historia de Guerrero, donde pusieron el ejemplo de que en este estado además de conflictos y violencia, también se celebra el amor incondicional. 

Cuando el sol apagaba sus últimos rayos, arribó al acto sin precedente el gobernador Rogelio Ortega Martínez, impulsor ferviente desde que llegó al Ejecutivo Estatal, de que todas las personas deben ser tratados sin distingos de ningún tipo y que desde los primeros días de su mandato arropó a los miembros de la diversidad sexual que por años habían sido discriminados y segregados por su preferencias, para abrazarlos y en su regazo, recordarles una y otra vez que también son hijos de Dios, y que merecen ser amados y respetados. 
“Este es un acto revolucionario que sin duda quedará grabado en los corazones de los guerrerenses, porque como decía Octavio Paz, las verdaderas revoluciones comienzan en nuestra mente; te reconozco en la diversidad, te incorporo a mis afectos y a mi amor, y en la medida de que los seres humanos lo entendamos, trabajaremos por un mundo mejor y feliz”, señaló el mandatario. 
También, Igor Pettit, conmovido hasta las lágrimas por el sueño cumplido luego de más de tres décadas en defensa de los derechos humanos de la diversidad sexual, calificó el acontecimiento como un momento de amor absoluto, “yo sólo puedo comparar este día con la bondad e inmensidad de Dios, el cual ama a sus hijos por igual y que las diferencias se encuentran en el corazón de los hombres, y no por mandato divino.
El activista y periodista reconoció también el trabajo de Alberto Serna Mogollón, quien promovió con el gobernador Rogelio Ortega y su esposa Rosa Icela Ojeda la boda colectiva entre personas del mismo sexo, donde se vivió un momento único e irrepetible que se quedará impregnado en el alma de los participantes. 
Los novios recibieron su constancia de matrimonio por parte del Registro Civil Estatal, encabezado por María Inés Huerta Pegueros, además de partir el pastel y tomarse la foto del recuerdo con su pareja, a la cual le prometieron amor y fidelidad hasta que la muerte los separe.

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