Continúan desapariciones en Chilapa pese a vigilancia de la PF

Chilapa, Gro.,  26 de agosto 2015. (CA).- La seguridad de la ciudad está a cargo de la Policía Federal (PF) y Ejército, pero la violencia no se extingue. Hace ocho días Benjamín Santos Valle, un adolecente de 15 años, salió de su casa a comprar a crédito un celular a Coppel y aún no regresa.

Sus padres los indígenas nahuas, José Santos y Alejandra Valle tienen una sospecha: a Benjamín lo pudo haber levantado un grupo delictivo. El temor lo cimentan en un hecho: en mayo, cuando se vino el momento más álgido de la disputa entre Los Ardillos y Los Rojos, a Benjamín un grupo de hombres armados lo detuvo, lo golpeó y, después de darse cuenta de que no era al que buscaban, lo dejaron ir. Sin embargo le hicieron saber que tenía un parecido muy marcado con el que querían.
El miércoles 19, al mediodía, Benjamín salió junto con su padre y uno de sus hermanos a la tienda Coppel para sacar a crédito un teléfono celular para sustituir el que tenía, pues ya había acordado regalárselo a su hermana.
Benjamín salió en su motoneta y su padre y hermano en el transporte público. Llegaron a la tienda, compraron el celular y a las 2:30 de la tarde se retiraron de igual forma. Su padre y hermano todavía pasaron a un mandado más; llegaron a las 4 de la tarde a su casa. A eso hora, Benjamín aún no había llegado.
En la familia la ausencia no despertó ninguna alarma: el joven acostumbraba pasar al templo de la iglesia la Luz del Mundo más cercano a su casa. Benjamín, cuentan sus padres, es un joven que le dedicaba mucho tiempo al culto religioso y a leer la biblia.
“Por las tardes cuando llegaba de trabajar estudiaba la biblia, incluso traía una siempre en su moto”, recuerda su padre.
Benjamín hasta tenía una rutina definida: por las mañanas trabajaba en una paletería y al salir se dirigía inmediatamente a su casa; ocasiones visitaba el templo. No bebe ni le gusta salir por las noches. Tampoco tiene novia.
Ese miércoles se dieron las 10 de la noche y Benjamín no llegó. Se prendieron las alarmas. Comenzaron a llamar a personas con las que comparte culto, pero nadie dio informes. Las horas corrían junto con la angustia.
Al amanecer decidieron buscarlo. Fueron a la policía, al hospital. Nadie sabía nada de Benjamín. Benjamín había desaparecido. Entonces los padres pidieron ayuda al Centro Regional de Defensa de los Derechos Humanos, José María Morelos y Pavón, (Centro Morelos). Junto con los defensores fueron a Coppel a pedir el número telefónico. Se lo dieron. Marcaron y les contestó la voz de un hombre que de inmediato colgó. Intentaron e intentaron y nada, nunca más sonó el celular nuevo de Benjamín.
El viernes 21, sus familiares interpusieron una denuncia penal por la desaparición de Benjamín. El día que desapareció no lo pudieron hacer porque les faltaron documentos.
Los padres de Benjamín esperan su regreso, mientras avisaron de la desaparición  a la PF donde le aseguraron que ya lo están buscando. Temen que se trate de una nueva confusión.

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