Si, hoy escuché nuestra canción
aquella donde se jura eterno amor,
adonde el cielo y el mar se funden
como el pincel y el pintor…
para tatuar en mi corazón
tu risa… tu magia… tu voz…
como se arroba la ternura
por una flor en botón…
que refleje la belleza de tus ojos,
de tu pelo y de tus labios rojos
que embrujan mi pasión.
Si, hoy oí nuestra canción,
la que habla de tu paz,
y de la música del alma,
la que me lleva a la calma
y me hace sentir a Dios,
y que en medio de esa salma
que de tu acento admiro
por ser el ángel de la guarda
que regala su sonrisa
y entrega el corazón.
Si, hoy sentí nuestra canción
la que habla de ti…
la que dice amor por siempre,
la que sueño eternamente
besando tu boca ardiente,
que abrasa el sentimiento…
que me envuelve en el “te quiero”
y que enreda en el verano
la brisa con tu aliento,
que es de mi vida el viento
como una historia de cuento
con un final feliz.
Si, hoy viví nuestra canción
y te busqué en medio del cielo
como la gaviota en vuelo
para jurarte mi amor…
como promesa milenaria
que de la luna bajaría
para adorarte día a día…
como se entrega el alma a Dios.
¡Si, hoy oí nuestra canción!…
(Raúl Román Román. El Indio de Iguala)
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