QUERIDO DIARIO

Raúl Román Román
“Esta es nuestra obligación hacia el niño; darle un rayo de luz, y seguir nuestro camino”. María Montessori. Educadora y médico italiano. 
Hoy ha iniciado un ciclo escolar más en la historia de la educación escolarizada mexicana, en el que los rostros infantiles y juveniles de los alumnos y padres de familia se tornan de asombro, sorpresas, incertidumbres, desafíos, afirmaciones, reafirmaciones, amistades, compañías, pero también pleno de propósitos, planes, sueños y realidades, las más, dulces, compartidas, socializadas, plenas y esperanzadoras.

 Es hermoso recibir a los alumnos que protegidos por su inocencia, alegría y constante inquietud infantil y juvenil, llegan con el objetivo de apropiarse de todo el bagaje cultural que el ser humano ha venido atesorando a través de centurias, lo que es un desafío por demás titánico y gigantesco, en un acto eminentemente pedagógico, entendiéndolo, en su derivación enciclopédica, como: la transmisión de conocimientos de una generación humana a otra, lo que el profesor a) traducirá, eficiente y vocacionalmente en la ciencia didáctica, entendida como las acciones que facilitan los aprendizajes y la apropiación de este cúmulo de experiencias que le provee la escuela, en esa asociación institucional, con el objetivo de acrecentar el acervo académico, social, cultural y sobre todo humanístico, que permita integrar y desarrollar los conocimientos, las emociones, la afectividad, la psicomotricidad y los valores universales en sus personalidades, como una forma de apropiación de su entorno.
 Pero la Educación en la escuela es multifactorial en su concepción, desarrollo, impacto y actores, pues afortunadamente somos entes naturales y sociales con diversas y diferentes características personales, que filosóficamente es la esencia misma de cada hombre, como género, pero que a la vez nos permite moldear el carácter y proyectarnos como personas dispuestas a la convivencia edificante y progresiva, teniendo como proa y timón  a la escuela.
 Ahora bien y pasando sobre diversos cuestionamientos sociales, que seguiremos debatiendo posteriormente, los profesores son las personas que denotan su talento de la forma más sencilla, humilde, servicial y vocacional, pues en su trabajo y labor educativa se fundamenta la movilización social, que a través del siguiente pensamiento puede ser comprendida e ilustrada, por su reveladora enseñanza: “Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”. Diego Luis Córdoba. Abogado y político colombiano, en el que cada lector puede tornarse una opinión a favor o en contra, pero que el maestro tiene la obligada actitud de ofrecer una serie de postulados filosóficos y reales, que se encuentran basados en los Derechos Humanos Universales, como: la igualdad, la equidad, la libertad, el respeto, la comprensión, la dignidad, la justicia, etc. Pero que en el seno escolar se convierten en un laboratorio humano y en una hermosa realidad cotidiana, que permite disfrutar el placentero arte de la sana convivencia, con todos sus brincos existenciales, lo que vuelve mágica, inolvidable e insalvable, en la existencia humana, el hermoso manto del maestro. 

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