QUERIDO DIARIO

(Raúl Román Román)
¡Señoras y señores. Jóvenes y señoritas, niños y niñas!… yo no sé si sucede en otras geografías, pero lo que es en Zihuatanejo ¡ir a una institución bancaria es una calamidad! 
Realmente, nomás de pensar ir a cambiar un cheque de caja, a depositar algún pago o sacar una cantidad del banco, es un pesar, pues inmediatamente pasamos a una amarga realidad de ver y sentir estar una o dos horas haciendo una fila de cincuenta habientes bancarios, ante un solo cajero, o de sesenta cuentahabientes, a los que les sirven tres cajeros, que al término de la jornada o de los días viernes, están, razonablemente malhumorados y fastidiados de tanto contar las cantidades a recoger o a pagar.

 De la misma manera, los usuarios lamentan asistir a un banco, del color que usted piense: rojos, azules, amarillos, verdes o del color que más le guste, ya que impacientes, se resignan a perder este tiempo por la intransigencia y la falta de personal de estas sucursales… ahí está uno sacando inmediatamente el celular para pasar el tiempo, comprar un periódico antes de entrar, o voltear a los lados a reconocer a las amistades y compañeros, entablar una plática con algún conocido o los que se presten para ello, o contando cuántas personas faltan para llegar frente a la caja en turno, o ya en las últimas, empezar a contar el número de cuadros que tiene el techo, divididos entre tantos metros cuadrados, para calcular su área, y si el metro cuesta tanto por tantos metros, se gastaron tanto… en fin.
 Pero de verdad, el servicio que prestan los bancos en este precioso “lugar de mujeres” es desastroso y deplorable, pues en los mismos cálculos entran cuántas horas-trabajo se pierden por estar dentro de los bancos, y cuántas actividades se podrían realizar si pusieran otros dos o tres cajeros másssss, puesto que es una gran pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo.
 Y encima de todo esto, en su desesperación, el botón de la muestra con el siguiente diálogo, ante la desesperanza de poder cambiar un cheque sin tener una tarjeta de débito, pues, según tenía escrito la leyenda: “Para depósito personal”, lo que equivale que o te enganchas con el banco en una cuenta personal con sus respectivos descuentos, seguros por robo y anexas, o vas a otro banco y lo depositas antes de la una, y esperas que pueda salir 24 horas después, si tienes suerte, porque si vas en viernes después de esta hora o el sábado, el trámite se hará hasta el lunes y el monto líquido saldría el martes, lo que agudiza la calamidad y entra en una psicosis superlativa…   así que después de hacer la fila por cerca de dos horas, te topas con la carga siguiente, en la ventanilla 7 del banco azul:
 -¡Buenos días! ¿En qué lo puedo servir?
 -¡Buenos días! Deseo cambiar este cheque – en lo que ambos miran el documento.
 -¡Sólo lo puede cambiar, si tiene tarjeta o cuenta del banco!
 -No tengo… pero ¿cuánto cuesta el cartón?
 - Son $25 pesos mensuales por tener y usar la tarjeta.
 -¿Sólo $25 pesos?
 -Si, y $150 de comisión inicial…
 - Pero sólo $25 pesos…
-¡Sí, sólo $25 pesos, ya le dije. – reafirma la señorita, con los ojos brillantes y ansiosos.
-¿No hay más pago?... ¿segura? 
-¡No, señor! Sólo $25 pesos, y le damos su tarjeta ahorita; va al teléfono de la esquina, o le ayuda un asistente a dar de alta su número de cuenta, y es todo.
(¡Utá, son $175 pesos luego luego para cambiar, pero si no lo cambio ahora, no voy a tener dinero el fin de semana!… ni modo, ahí se va!)
-Pues démela…
 Ya sonriente, la seño saca un sobre, lo abre, saca la tarjeta, anota unos números en la caja registradora y te entrega el sobre… 
-¡Lo da de alta y regresa conmigo! ¡Ya no haga “cola”– ya triunfante y sonriente, y uno pensando, (Bueno, y de qué se ríe, en viernes, con la carga emocional de toda la semana, pero bueno, que bueno que sea así en su trabajo). Con todos tus años vas al teléfono dichoso…
-¡Esta madre no funciona ni comunica! – mientras se acerca otro empleado y, por fin, te hace el trámite.
 Regresas y se reinicia el diálogo:
-¡Ya quedó, verdad! ¡Fue fácil!...
-¡Si, creo que ya está!
-¿Qué desea hacer? 
-Cambiar el cheque…
-¡Muy bien¡… - mientras marca en su caja registradora… cuenta la “lana”, comprueba el dinero y empieza a entregar y a decir:
-¡Son $125 pesos por este mes, y $150 por la comisión, y ahora cuenta usted con un seguro por los cuatro primeros meses por si lo asaltan al salir del cajero automático!
-¡Señorita, pero usted dijo que sólo eran $25 pesos de comisión por cada mes, y $150 pesos por la apertura de la cuenta! – estás con la boca abierta y la indignación a toda mecha porque te han engañado.
-¡No, yo se lo dije! Son $100 pesos más por el seguro
-¡Pero yo para qué quiero un seguro! ¡Casi es lo que estoy cobrando!
-¡Si no lo quiere, dentro de cuatro meses lo cancela, sólo así se puede cambiar el cheque! – mientras anota y encaja $125 pesos a la caja y se echa la comisión de $150 pesos, en su bolsa de mano, pero con la mirada radiante… temiendo algún insulto, pero ya sacando para “el chivo” del día.
Luego entonces, aparte de perder las dos horas dentro del banco, pues ya te tumbaron $275 pesos, para poder cambiar un cheque… ¡Son un asco los bancos en Zihuatanejo!

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