MEMORÁNDUM

*** El daño de la cultura paternalista

Gerardo Ruano Cástulo
Satur había viajado por muchos lugares. Iba de pueblo en pueblo. Llevaba una vida de nómada. Solamente pasaba unos días en las comunidades, para después emprender el viaje de nuevo. En su caminar había visto de todo. Desde sitios hermosos, hasta otros de aspecto deprimente. Ese hecho, en sí, le inquietaba.

Siempre viajaba solo. Detestaba las caravanas. Sin embargo, un grupo de peregrinos llamó su atención. Se veían muy unidos. Al frente de ellos iba un maestro. Decidió acompañarlos por un rato. En un espacio de descanso, disfrutó de las enseñanzas del jefe del equipo. Sus palabras le llegaron y quiso permanecer más tiempo con ellos.
Le agradaba, que iban de pueblo en pueblo compartiendo mensajes de amor y crecimiento. En el recorrido pasaron por un pueblo de aspecto deprimente. El maestro se compadeció de ellos, así que pidió a sus discípulos y seguidores, que fueran a pueblos cercanos, mientras él predicaba, para que les mandaran apoyo. Y sucedió que la ayuda llegó. Satur estaba asombrado.
El mensaje del maestro, para aquella gente fue: “Dios ya puso dentro de ustedes muchos talentos para crecer. Hoy que reciben el apoyo solidario de sus hermanos, no lo vean como una limosna, sino como la posibilidad, que ustedes tienen de mejorar sus condiciones. Si ellos han progresado, ustedes también pueden hacerlo, ya que han nacido con el mismo equipaje que ellos. Ya traen la genialidad, que únicamente hay que despertar”.
La gente salió de todos lados por el apoyo, incluyendo a quienes ni siquiera habían escuchado al maestro. Después del reparto, se despidieron. Fueron a otros pueblos, y tiempo después, les tocó  regresar al sitio donde habían ayudado. Al ver al maestro, los pobladores salieron de sus casas. Todo seguía igual, a un mes de su paso. Sin actividad en los campos y mucho descanso.   
Una vez que la mayoría estuvo cerca del maestro, comenzaron a pedirle, que otra vez les ayudara. Satur esperaba, que una vez más se apiadara de ellos, más sin embargo, no fue así. Mandó a su gente a decir a los pueblos vecinos, que no pasaran por ese sitio y que nunca más los apoyaran. La gente se regresó a sus casas, lanzando maldiciones en contra del maestro.
Al salir de aquél lugar, el maestro se limpió el polvo de sus vestiduras y sandalias. Satur seguía contrariado. Entonces el maestro, le echó el brazo al hombro y le dijo: “Mi querido Satur, está muy claro. Dios es aliado de los que menos tienen. Pero nunca de los perezosos. Dios ama a todos los seres humanos. Pero disiente de quienes desperdician los talentos. Pobres de quienes, no hacen el mínimo esfuerzo por hacer que valga la pena, haberles dotado de grandiosos dones.”
En efecto. Los apoyos deben ir desterrando el paternalismo. Se deben fortalecer las estrategias que motiven el despertar de los talentos. Se necesitan gobiernos aliados de los que menos tienen, para que impulsen su crecimiento. Y no de quienes ya van a estar pensando en la próxima jornada electoral. Esa es la cuestión.

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