MEMORÁNDUM

*** Mario Moreno; el sello de su gestión

Gerardo Ruano Cástulo.
Cuando Marco escuchó aquella frase, se quedó pasmado. El maestro al que seguía, habría expresado: “Quien quiera seguirme, que tome su cruz y que me siga”. No podía creer que lo hubiese dicho su maestro, porque la cruz era considerada, como el instrumento en donde se clavaba a los delincuentes. No era grato cargar una cruz, y mucho menos morir en ella.

Al escandalizarse, Marco decidió retirarse del maestro. Sin embargo, las enseñanzas de amor y bondad que había adquirido, las seguía abrazando con cariño. Su vida prosiguió normal, hasta que fue testigo en Jerusalén de la forma impresionante en que fue recibido el maestro. Con ramos y gritos de, “Bendito el que viene en el nombre del señor”.    
Pero lo más impactante, vendría días después, cuando al ir casi de salida de la ciudad, vio que la gente iba en masa. Era algo inusual. Por las calles la gente se trasladaba en grandes grupos y aprisa. Eso movió su curiosidad, así que decidió ir hacia donde todos se dirigían. Cuando llegó, solo vio que seguían a detalle, que unos presos cargaban sus cruces y se dirigían al calvario. 
Movido por algo en su interior, decidió quedarse y avanzar con el grupo. Al llegar al lugar de la crucifixión. Se quedó helado, al ver que su maestro, era uno de los colgados en la cruz. Fue entonces que Marco comprendió y corrió a abrazarse de la cruz, al pie del maestro. Y Entonces supo, que los grandes líderes saben dejar una marca. Un sello. Un signo. La cruz, hoy está en casi todo el mundo. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Antes de ir al punto, permítame amigo lector, hablar de un buen servidor público. Se trata de Marcos Chávez Narváez, jefe de recursos humanos de la secretaría de salud, quien alejado de grillas e intereses mezquinos, ha venido cumpliendo de manera eficiente con sus tareas. Marcos Chávez, no solamente ha sido garante de transparencia en los movimientos de personal, sino además, el factor que ha dado equilibrio en la relación con el sindicato, luego de la magnífica relación que tiene con la líder y hoy diputad federal, Beatriz Vélez Nuñez. En suma, su trabajo ha significado estabilidad y armonía en la secretaría.
Y entrando al punto. Todos los líderes saben dejar un sello. En el caso de Chilpancingo, recuerdo que en su primera etapa como alcalde, Mario Moreno Arcos, se distinguió por dos cosas: “ser el primer alcalde en hacer más de mil obras en su municipio y el de mejor comunicación con la gente, luego de las exitosas audiencias públicas”.
Al final, algo emblemático fue el llamado puente del capricho, que después de ser largamente criticado, hoy es la principal vía que une al centro con el poniente de la ciudad.     
Ahora, en el ocaso de su segunda versión como alcalde de la capital, Mario Moreno vuelve a dejar un sello. Su marca se aprecia en los trabajos para mejorar la imagen de Chilpancingo. Por esos trabajos sus detractores le llaman jardinero. Creo que las cientos de personas que disfrutan de esos grandiosos espacios piensan diferente y saben que es el sello Morenista.
Y la otra parte, es ser el alcalde de la reconstrucción. Tal vez algunos olviden lo ocurrido con Manuel e Ingrid en la ciudad y comunidades. Creo que ante la magnitud del desastre, Mario Moreno ha encabezado un magnífico trabajo en la reconstrucción. Siempre estuvo al frente durante y después de la contingencia.
En medio de las complicaciones, Mario deja su sello. Esa es la cuestión.

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