MEMORIA DE LA COSTA GRANDE

Correos, telégrafos y teléfonos

Siguiendo y atendiendo las claras e inolvidables enseñanzas de don Luis Hernández Lluch, se puede afirmar que hasta la presencia de los Aztecas, la comunicación y los correos eran mediante albergues llamados techialoyan, que servían de refugio a los “corredores ligeros” denominados paynanis y a los iciuhcatitlanis o “mensajeros que van de prisa”, y que ambos, eran los corredores de cortas y largas distancias, que mediante “estafetas” comunicaban el mundo indígena pre-cuauhtémico.

 Con estos antecedentes se llega a la ley del 16 de noviembre de 1824, adonde se concede a la Secretaría de Hacienda la facultad para organizar y hacer funcionar la Administración de Correos… tiempo después y por decreto del 21 de febrero de 1856 se establece el franqueo para el uso de estampillas postales, siendo que la primera de ellas en circular, el 1º de agosto de 1856, fue con la imagen del sacerdote Miguel Hidalgo, que llegaba a costar, dependiendo la distancia del envío, entre medio, 1, 2 y hasta 8 reales.
 Así, para el año de 1901 entran en actividades las agencias y sub-agencias en Acapulco y en cada cabecera municipal de la Costa Grande, respectivamente, bajo diversas vicisitudes como lo pueden haber sido que… cuando se realizaba el servicio de correos entre una población y otra, generalmente a lomo de mula, podía ser que el río estuviera crecido, por lo que había que esperar a que bajaran los niveles del agua, o bien, con el caudal relativamente alto, el correo tenía que pasar a nado, sin mojar la correspondencia, en su caso y en la mayoría de las ocasiones, atravesar en la panga y continuar su camino… lo mismo cuando se empezaron a usar las primeras camionetas, pero que al no haber puentes, pues cruzaban como dios les diera a entender y en la otra orilla estaba otro vehículo para cumplir con su misión. 
De la misma forma, en 1933 se fue incorporando el telégrafo, lo que revolucionó el ambiente socio-comunitario, con las excepciones temporales que implicaban las rebeliones armadas, pues se podía usar para destantear al enemigo, entender el cambio de bando, o simplemente cortar los cables para evitar la comunicación entre los enemigos a vencer… también por las circunstancias del clima y del medio natural y/o social… eso sí, cuando llegaba un telegrama, ordinario o urgente, o bien significaba una noticia de alarma que anunciaba una muerte o desgracia o se convertía en un comunicado de alegría y felicidad que festejaba toda la familia, como nacimientos, aniversarios, fiestas, llegadas de familiares, entre otros, de donde se desprende la siguiente anécdota:
 René era un profesor dicharachero, bromista en extremo y gran conversador, sin olvidar decir que era maestro “de carrera”.
 Al llegar las fiestas decembrinas empezó con sus amigos a tomar unas cervezas, cuya afición se extendió por dos días, lo que trajo en consecuencia que se acordara de su compadre querido y anticipó a sus amigos:
   -¿Quieren ver que se venga mi compadre mañana?
 Y alguna amistad contestó:
   -¡´tas loco, no viene, está muy lejos!
   -¿Apostamos tres cartones?
   -¡Órale, los apostamos!...
 Al otro día, los compadres llegaban… pero en la esquina, antes de llegar a la casa, el compadre dice:
   -¡Pérate vieja, mira, no se ve nada, y ya ves como es mi compadre, mejor nos 
     vamos con cuidado!
Por fin llegaron, y el compadre anfitrión anunció:
   -¡Ganéee, ya está mi compadre aquí, que les dije, que si se venía!...
 A lo que el compadre viajero reviraba:
   -¡Pues como no iba a venir, me mandó un telegrama que decía!:
   -“¡Compadre ahijado muerto enterramos mañana!”.
Con la risa de todos los presentes y el reventón de los corazones de la mamá y la madrina… de donde la función debía continuar…
Poniéndole un poquito de agudeza y sensibilidad, se puede afirmar que mediante este recurso valiosísimo de comunicación se cerraban tratos comerciales de pequeña, mediana y gran inversión; que se llegaron a hacer declaraciones patrimoniales, propuestas, participaciones de casamientos y nacimientos, amenazas veladas y abiertas, anticipos, pagos, liquidaciones y transacciones económicas, estados de ánimo y vivencias… en fin. 
 De forma complementaria se fue tendiendo una red telefónica a todo lo largo de la costa de Guerrero, primero de manera local entre las poblaciones circunvecinas a las cabeceras costeñas, lo que fue volviendo eficiente la comunicación entre sus familias, y como un complemento ideal, en el período de Raúl Caballero Aburto se implementó la radio-telefonía, que para las poblaciones rurales fue de enorme e invaluable beneficio comunitario, por razones por demás entendibles, y finalmente, Teléfonos de México fue la central que conectó a todo el estado y al país a través de los años y de innumerables centrales en ciudades y pueblos, con tendidos de cableados en toda la franja costanera, llegando a promocionar la comunicación para el beneficio doméstico, comercial, industrial y de los sistemas de transporte, entre otros rubros, como lo pueden entender todas las personas sensatas y del tiempo referido. (Desde el hermoso “lugar de mujeres”. Raúl Román Román. El Indio de Iguala).

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