QUERIDO DIARIO


(Raúl Román Román)
¡AYOTZINAPA VIVE… LA LUCHA SIGUE¡
¡Vivos se los llevaron… vivos los queremos!
Como fuego que calcina el corazón
como puñal traicionero que asesina,
el 26 de septiembre no se olvida
cómo página de horror siempre encendida.

La noche cubría con su manto
la risa juvenil de normalistas
que en su alma joven anidaban
la voz de la historia en rebeldía.
¿Cuál era el pecado en ese día?
¿A qué artículo desobedecían?
¿Cuál era la falta cometida?
¿Qué ley constitucional se rompería?
Los gritos de protesta se estruendaban
y salían como reclamo de justicia
como se protesta por las tantas inmundicias
de los perros del poder y la codicia.
Los sueños juveniles son banderas
que reclaman un mundo de esperanzas
de jardines de ideas en las trincheras
como la luz que irradia en lontananza.
La palabra del reclamo fue puntual 
y los gritos del tiempo siguen vivos 
que descubren la mierda de las fieras
entre hienas, zopilotes y asesinos.
Tu lucha social no acabará 
como llama incandescente de la gloria
como el aire que retumba en libertad
y que llama a luchar por la victoria.
Y en medio de los campos del saber
retumbarán las voces de la patria
Ayotzinapa por siempre vivirá
por su lucha eternamente libertaria. 
¡Vivos se los llevaron…
 vivos los queremos!
 ¡Y el corazón duele… y la conciencia no descansa!... Hoy se cumple un año, trescientos sesenta y cinco días de luto, de dolor, de incertidumbre, de rabia, de impotencia, de indignación, de apretar los dientes y morder el polvo.
 Es un crimen de lesa humanidad… imagínense a los asesinos, pensar, tramar, decidir y ejecutar a un puñado de jóvenes, en la flor de la juventud, estudiantes normalistas que se preparaban para servir a la patria, para formar personas con academia, amor, cariño, entrega y vocación. Y todo por qué... ¿Por dinero? ¿Por poder? ¿Por venganza? ¿Por odio? ¿Por narcotráfico? Ninguna de estas aseveraciones parece con el peso suficiente para torturar, asesinar y masacrar a los estudiantes de Ayotzinapa.
 Pero en todas estas reflexiones todos tenemos alguna responsabilidad, el gobierno federal, cuyo cargo recae en Enrique Peña Nieto porque ha demostrado incapacidad gubernamental, una monumental evolución de corrupción y saqueo, pero sobre todo, porque antes y ahora se sabe de los niveles superlativos del ambiente criminal que sucede, si bien en toda la república, se encuentra mayormente recargado en Guerrero… y de nosotros, los adultos, ciudadanos, conscientes, cobardes, ciegos, insensibles y votantes, por llevar al poder a políticos que se distinguen por su corrupción y atentados contra la ciudadanía, porque tan sólo el hecho de no estructurar políticas que beneficien a los cuadros productivos del campo, de la fábrica, de los servicios públicos, ya es un atentado contra el progreso del país.
 Pongámonos en el lugar de 43 padres y madres de familia que han tragado hiel en los últimos 365 días, más los cientos y cientos de familiares que han perdido a un hijo, un padre, un hermano, un sobrino, un amigo… es para enloquecerse.
 Ahora nos corresponde exigir justicia para estas muertes que nos atañen a todos; puesto que se han tejido toda una maraña de mentiras históricas, y que entre más tiempo pasa, este nudo se vuelve casi imposible de deshacer, pero no porque no se tengan los elementos periciales pertinentes, sino que unos a descubrirlos y los menos, siempre interesados en que no se sepa la verdad, a enmarañar más la hebra investigativa.
 Pero sobre todo, los asesinos, los mentirosos, los demagogos y los que se empeñan en encubrir a los responsables, sin que haya un solo castigo, conforme a la ley, como en el caso de Murillo Karam… sólo el tiempo tendrá la razón.
Mientras tanto: ¡Ni perdón ni olvido! ¡Nos faltan 43!

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