MEMORIA DE LA COSTA GRANDE

“La magia musical de Pepe Maciel“
“Hoy vuelvo a Zihuatanejo
porque es mi puerto divino,
donde encontrara un amor
y se forjara un idilio,
hoy vino de esa ilusión 
de aquél inmenso cariño”…
Existen días en que el sol es más hermoso y majestuoso… hay noches plenas de lunas y estrellas, que juntos acompañan las historias más humanas y conmovedoras para la sensibilidad de los seres humanos.

Por lo que hoy hacemos un alto en el camino de la vida para rendir un homenaje a un barón que tiene cargado su corazón de sencillez, humildad y entrega a la vida y a Dios, y que con su magia musical cambia la conciencia, la alegría y el color de la existencia… pronto estábamos Toño Urbina “El Marinero” y el escribiente frente a un nido costeño que contagia paz, armonía y quietud. Desde el interior recibimos una sonrisa franca y el saludo fraterno:
-¡Urbinaaa, pásale mi hermano!
 Acto seguido y después de las presentaciones que indican la buena educación y la amistad, dejamos esta historia en ¡Pepe Maciel y su magia musicaaaaal!
“Mis padres se llamaron Cornelio Vázquez Bustos y Alejandra Maciel Otero, él fue campesino y talabartero y ella una gran modista… del cual yo fui su único hijo, por lo que nací, crecí y me formé enmedio de grandes sentimientos de amor, cariño, comprensión, trabajo, honradez y honestidad, pues la humildad y la laboriosidad de mis papás eran los principios sembrados en nuestro hogar.

 Por la influencia y el ejemplo paterno yo aprendí a cultivar maíz y ajonjolí y por la vena artística de mi madre, que tocaba la guitarra y era muy sociable pues cantaba en las fiestas familiares en Petatlán, aprendí a rasguear la guitarra; a la vez, mi primo y mi tío, familiares de ella, formaron un trío denominado como “Los Gorrioncillos”, integrado por Fernando Cisneros, Jorge Gutiérrez y Gilberto Maciel, que en su máxima expresión alternaban en las caravanas artísticas con “Los Panchitos”, que después fueron reconocidos como “Los Hermanos Castro”, de gran tradición musical.
 Así empezó mi afición por la música, pues al ver tocar y cantar a todos, yo era un niño y les agarraba las guitarras, las rasgaba y empecé a tomarle gusto a las artes musicales.
Entonces se me presentó la oportunidad de conocer los primeros acordes con don Rodrigo, integrante del grupo “Los Coyotes”, que tocaba el saxofón, con la salvedad mágica de que era un hombre ciego.
 Fue más adelante cuando con un puñito de amigos tomábamos clases de solfeo y musicalización con Israel Abarca y Luis Robles, que eran autoridades musicales en toda la costa guerrerense.
 De pronto, ahí viene una bendición inolvidable y entrañable para mí, pues el amor de mis padres se manifestó a través del regalo de mi primera guitarra eléctrica, que fue un instrumento  japonés, allá por 1967… que se convirtió en el más bello de los detalles de mis papás, para su servidor. 
 Con esta motivación hicimos la “Sonora Juvenil”, que fue una incipiente organización entre los jóvenes petatlecos. Luego participé con “Los Tauros”, adonde llegamos a interpretar música de Roberto Jordán y las canciones del momento.
Y tiempo después vienen los momentos de alegría y contento, pues con los integrantes de este grupo, de “Los Vikingos” de Zihuatanejo y de “La Orquestra Tropicana” pasamos a formar la ya legendaria “Sonora Modelo”, en 1969, que fue integrada por: Eleazar Gordillo, Baltazar Roque, Silvio Vargas, Exaltación Echeverría y Toño Barrientos de San Jerónimo, en las trompetas, Jorge Valdeolivar y Nahum Miranda con las baterías, Álvaro Corral en el bajo eléctrico, Pepe Maciel con la guitarra, Víctor Nogueda “El Vampiro” en el saxofón, enfatizando que mi compa llegó a tocar con “Los Yonic´s”. 
Como cantantes tuvimos los mejores a lo largo de la historia del grupo, pues desfilaron con gran éxito: Félix Corrales, Alfredo Bravo, y aquí hago un alto en el camino para recordar a mi amigazo y hacerle un homenaje en mi corazón: Toño Vargas “El Perro”, que Dios lo tenga en su santa gloria… también estuvo una formidable voz femenina en la cantante Mitelva Bravo, Manolo Galeana, Felipe Pérez Torres “El Tanque”, Apolinar y Felipe Cortez, que nos dieron gracia y prestigio; Efrén y David Solorio le daban duro a las tumbadoras. ¡Fueron 10 años de hermandad, amistad, compadrazgos y grandes éxitos, adonde la gente de Oaxaca, el Estado de México, Michoacán y todo Guerrero nos trató con mucho amor y cariño, bajo rostros de asombro y emoción, que nos prodigaron un gran sentimiento para nuestros seguidores y una eterna gratitud hacia la música, lo cual nos hace sentirnos muy halagados y honrados, sobre todo en Petatlán!  
 De ahí, Eleazar, Alfredo y su servidor estuvimos toda la década sosteniendo al grupo, recibiendo a los nuevos integrantes que sustituían a nuestros amigos y ampliando los tiempos de éxito y armonía. ¡Ha sido inolvidablemente hermosa la estela de música que dejó La Sonora Modelo! 
 En toda la senda artística dimos y recibimos la alternancia con grupos legendarios y famosos como: Los Freedy´s, Los Ángeles Negros, con Alberto Cortez y Nelson Ned, El Grupo Caribe, Chelo y su Conjunto, Juan Torres, Pablo Beltrán Ruiz y Mariano Mercerón, Los Babys, Los 7 Modernistas, los famosísimos “Hermanos Chinos” de Espinalillo.
Por los motivos de presentación, cargábamos y nos íbamos en camioneta a todos los lugares en que tocábamos, y que redituaban una aventura cada vez que salíamos de nuestra tierra, pues eran ciudades y poblaciones distintas. ¡Nos veían con admiración y dispuestos a alegrar sus fiestas y sus corazones! 
 Juntos grabamos 3 discos, un LP y dos sencillos de 45´ revoluciones… de aquellos discos de vinil. Con canciones como “Hoy vuelvo a Zihuatanejo” y “La Tarde en el Mar” del maestro Félix Echeverría, entre otras.
 Así pasó nuestra época de oro, que fue de trabajo, éxitos y humildad; ya después yo me integro con el grupo “La Ley”, que ahora son “Los Chevys”, de los hermanos Echeverría, con “Los Originales”, “Fiesta 90” y “El Super Tequila”.
 Y fíjense que he sido una persona privilegiada, pues he tenido grandes amigos como si fueran mis hermanos, y para no faltarle a la amistad sólo citaré a Toño Vargas “El Perro” y a mi compadre Eduardo Solís “El Colorado”, a quien extraño mucho, pues juntos íbamos a pescar y a convivir sanamente. 
 Ahora todo cambió, llevo una vida apacible, tranquila y muy feliz al lado de mi esposa Irma González Calderón y de mis hijos: José Antonio, José Luis, César Alejandro y Natalia. 
Tengo decenas de amigos y hasta más jóvenes que yo, adonde pasan a tomar clases de música, a buscar un consejo o una compañía, y que me place compartir con todos ellos. Así llegué al año 2000, cuando produje dos discos con creaciones musicales propias, con las canciones: “Quince años maravillosos”, “Mi lindo Zihuatanejo”, “Madre Querida”, “El canijo Cheché”, Xochitl “El Nevero” y le hice una poesía musicalizada a mi esposa en nuestros 25 años de luna de miel que llevábamos, llamada “Esposa Mía” y a mi primo-hermano del alma: Oliverio Maciel con “El Neptuno de los Mares” y así, por ahí nos vamos… sólo espero más vida, llena de amor, salud y mucho pero mucho trabajo.
El último mensaje de esta plática es y será que los niños y jóvenes aprendan y sigan el sendero de la música o de cualquier arte, pues es el antídoto letal contra la tristeza, el ocio y la maldad. ¡Gracias, muchas gracias!
 Y aquí cerramos un capítulo de la vida, con un episodio apasionantemente humano y lleno de felicidad… haber platicado con Pepe Maciel nos dejó una alegría incandescente, adonde ganamos un nuevo amigo, nos regaló unas vihuelas y supimos de la obra humana y musical de un hijo predilecto de la hermosa tierra de Petatlán y el portentoso puerto de Zihuatanejo. (Desde el hermoso “lugar de mujeres. Raúl Román Román. El Indio de Iguala).

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