Francisco Valencia Torres
Las posadas son fiestas populares que se conmemoran en México y en varios países del mundo católico durante los nueve días anteriores a la noche buena, y recuerdan el peregrinar de María y José desde su salida de Nazaret, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesus.
Según la tradición las posadas transcurren durante nueve días, es decir, del 16 al 24 de diciembre; también se celebran en otros países como El Salvador, Costa Rica y Panamá.
Actualmente todas las familias conservan las costumbres del pasado y esto se ha agudizado durante los últimos lustros; en muchas ocasiones las posadas se han convertido en bailes de salón, donde ya no se celebra la razón del festejo.
Sin embargo, vale la pena revivir la tradición de las posadas clásicas como lo hacen algunas vecindades o conjuntos habitacionales donde todos los vecinos colaboran, y cada quien se encarga de algún aspecto de los preparativos para hacer la ocasión lúcida y agradable.
En un principio, esta fiesta se desarrolló en los atrios de los conjuntos religiosos y después se extendió hacia la vía pública y las calles se llenaban entonces de mucha gente que con gran bullicio se formaba en procesiones y había profusión de luces y todos cantaban, pero en el momento preciso se arrodillaban y rezaban, haciendo de las posadas mexicanas algo muy bello y único en el mundo.
Al terminar el acto religioso se reparten aguinaldos y se llega a la ruptura de la piñata, para finalmente dar por terminada la fiesta degustando un vaso de ponche o atole, complementando con tamales y buñuelos hechos en casa.
Las posadas se crearon desde los primeros evangelizadores y al parecer estas fiestas decembrinas ya no son tan fastuosas como antaño, pero aún ante la crítica situación que atraviesa gran parte de la población, se continúa con esta arraigada tradición que data del año de 1587.
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