Miscelánea

La mujer mexicana en la ciencia (IV/IV, Las mujeres científicas en México)

Jesús Cayetano Norberto
Con todas las limitantes y dificultades la mujer mexicana se ha abierto espacio en la ciencia. Nos engañaríamos, si afirmáramos que en México los grandes descubrimientos y aportes solo han sido de los hombres, sin embargo muchas mujeres científicas mexicanas han permanecido en el anonimato.

La primera mujer del país en recibir el premio de Ciencias, galardón otorgado por la Academia de la Investigación Científica fue Luz María del Castillo Fregoso en 1964. Egresada del Instituto Politécnico Nacional como Química Bióloga, junto con su esposo el Doctor Manuel Castañeda Aguillón, centraron su trabajo en el conocimiento fisicoquímico de las reacciones enzimáticas, especialmente acerca del efecto de la constante dieléctrica y la fuerza iónica.
Quien incursionó en la rama astronómica mexicana, y la primera con formación de doctorado es Linda Silvia Torres Castilleja, de la UNAM, donde en 1958 se integró a las filas de estudiantes de la Facultad de Ciencias. Sus aportes a la Astronomía le han valido importantes distinciones: la medalla “Guillaume Bude”, del Colegio de Francia; el Premio Universidad Nacional, en el área de Ciencias Exactas, y en 2007 fue nombrada Investigadora Emérita Nacional del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Otra de las mujeres que dedico más de 50 años al estudio de la taxonomía y la diversidad florística de las cactáceas mexicanas, fue Helia Bravo Hollis, egresada de la UNAM como bióloga y quien también fue profesora del IPN.
Una aportación importante en la fundación del laboratorio de hidrobiología del Instituto de Biología de la UNAM, hoy conocido como Centro de Ciencias del Mar y Limnología, fue la doctora María Elena Caso en 1939. Caso, obtuvo el grado de Doctora en ciencias biológicas por la UNAM en 1961.
La mujer que centro sus estudios en alimentos fue Mayra de la Torre,  Doctora en ciencias biológicas por el IPN. Su especialidad es la ingeniería de bio-procesos y las fermentaciones en su relación con los alimentos y bio-insecticidas. En 1987, recibió el Premio Nacional de Investigación en Alimentos en Bioingeniería.
María Esther Orozco, bióloga e investigadora del IPN, enfoco sus estudios en  las amibas y su genética, que le valió varios galardones, entre los que destacan el Premio Nacional “Miguel Otero”, de la Secretaría de Salud en 1985 y el Premio “Mujeres en la Ciencia” de L’Oréal-Unesco, en 2006.
Según el Anuario Estadístico de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, durante la década de 1990 el porcentaje de mujeres estudiando matemáticas pasó de 17.3 a 32.9, ingeniería de 15.7 a 23.6, biología de 20.8 a 49.7, y química de 42.6 a 52.3.
Con estudios sobre la retina y sus características, Ana María López Colomé, egreso de la UNAM como Bióloga, con doctorado en bioquímica, que le llevo a obtener galardones como el Premio Mujeres en la Ciencia de L’Oreal-Unesco, en 2002.
Mientras que Alejandra Bravo, bioquímica egresada de la UNAM es investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM de Cuernavaca, en 2009 recibió el Premio para Mujeres en la Ciencia de América Latina de la XII edición de los Premios L’Oreal-UNESC, por su trabajo sobre una toxina bacteria que actúa como un potente insecticida.
Con Vicente Fox Quezada, entre 2000 y 2005, en México se otorgaron sólo 42 patentes a mujeres y 671 a hombres, de acuerdo con los datos presentados por el Instituto Nacional de las Mujeres. Mientras que en 2006, la Red Global de Mujeres Inventoras e Innovadoras (GWIIN por sus siglas en inglés) comenzó a otorgar un reconocimiento local a las científicas e inventoras mexicanas.
Quienes se encuentran realizando investigación son: Isaura Meza, quien es bióloga y Doctora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN, en donde investiga la estructura y caracterización de los genes de proteínas del cito esqueleto en modelos eucariontes.
Así, como Victoria Chagoya, doctora en bioquímica por la UNAM, su línea de investigación se enfoca en cirrosis experimental y remodelación hepática, remodelación estructural y funcional del corazón, después de infarto experimental o insuficiencia cardiaca.
Las mujeres mencionadas, son quienes se han abierto espacio en el camino nada fácil a través del estudio, mostrando no solo su capacidad, sino también su empeño en la investigación que necesita de conocimiento, pero también de tiempo y creatividad. 
En resumen: México entro tarde a la CIENCIA, al estar ocupado en guerras, intervenciones y revoluciones, y fue hasta en 1912 cuando realiza su primer congreso científico, mientras que otros países ya gozaban de la ciencia y de inventos.
El acceso a licenciaturas consideradas solo para hombres, fue otra de las limitantes para el desarrollo de la humanidad, para ejemplo en México, el registro de la primera mujer que estudió ingeniería fue en la década de los treinta.
Ciertamente, el apoyo a talentos en México es limitado, porque la ciencia se centraliza solo en universidades como la UNAM o en el IPN, mientras que las universidades de provincias, casi nunca son tomadas en cuenta.
En México, no existe una cultura científica y de investigación, en particular la mujer dedica el mayor tiempo en labores domésticas y de cuidados, por lo que solo se limita al hogar.
Haber mantenido marginada a la mujer por siglos, la misma ciencia se limitó  al no permitirle tener acceso a la educación, no solo de México, si no del mundo. Con este perjuicio el único perdedor fue la humanidad.
El error más grave que tienen las naciones, es que la mayoría ven a la ciencia como un gasto y no como una inversión.

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